»Au Moderno«
"Celular"
Todos estaban reunidos en un parque mientras hablaban, las luces de los postes comenzaban a prenderse dejando una paleta de colores amarillas y blancas: eran las seis y diez pm pero se sentía más tarde por el frío que hacia. Aún eran adolescentes que tenían tiempo limite, el de Alexander pasó hace media hora.
—Oye, John, ¿podrías prestarme tu celular? Quiero ver la hora y capaz mi primo me mata. —sopló sus manos juntas y después las sobó entre sí para conseguir algo de calor: ver a Hercules en short no ayudaba en nada.
—Claro, la contraseña sigue siendo la misma. —tendió su celular mientras intentaba hacer maniobras con la pelota, pero era manco así que falló apenas tocó el balón.
—Tacheté, ¿en serio, una zeta? Deberías cambiarla.
—Nah, confío en ustedes.
—La verdadera pregunta es, ¿porqué Alexander necesitaría la contraseña para ver la hora? —todos explotaron en risas.
El caribeño negó con la cabeza por las ocurrencias de sus amigos y prendió el celular: sorprendiendose alzando una ceja con confusión.
—Eh John, ¿porqué tienes a Laf de fondo de bloqueo? —señalando el aparato y con una foto del francés haciendo un dab en medio de la pista.
—Me gusta tenerlos de recuerdo, así sonrió cuando tengo un mal día.
—Espera, dijiste 'tenerlos'... ¿¡tienes de Alex y mía!?
—¡Obvio, hasta tengo de Burr! —mencionó a su compañero caído, ya que este fue a una cita con la mayor de las Schuyler.
—¡Pon la contraseña, quiero ver eso! —tan pronto el francés exclamó el caribeño puso la contraseña desbloqueando el celular y viendo el fondo de inicio.
Herc con un baguette fingiendo que era una espada.
—¡Me acuerdo de esto, ahora no podemos ir a esa panadería! —rió Alexander— ¡quiero ver el de Burr!
El pecoso asintió y dejó de jugar con el balón para acercarse al costurero.
—Hey Herc, ¿podrías timbrarme? —apoyo su brazo en el hombro del contrario— Es por un bien mayor.
No dijo nada ya que tenía curiosidad de saber que iba a pasar, así que hizo caso, a los segundos se empezó a escuchar:
"Habla menos sonríe más"
Era como un remix hecho con la frase que casi le da un Oscar a Aaron Burr.
—¡Jajaja, esto es buenísimo! —estalló nuevamente el caribeño— ¿dónde está mi vergüenza?
John le arrebató su celular a Alexander y entró en WhatsApp, abriendo el chat de su grupo y enseñándole el fondo.
—Eres tú con tu traje del teatro, Lexi. —rió mientras se la mostraba a los otros dos, Alexander se coloreo de la ira y vergüenza, yéndose rápido de ahí.
Haber sido Barba Azul no le gustaba nada y que su amigo lo tuviera para reírse de él; claro que había exagerado, pero es Hamilton, la reina del drama.
Aun así, John Laurens es todo un caso.
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headcanons╎hamilton .
FanficCosas que creo que los personajes de este musical revolucionario harían en distintas situaciones y en distintos universos paralelos.