Stephen Strange siempre se había considerado un hombre estoico con un carácter de mierda y poca sensibilidad a todo lo que le rodeaba. Por eso siempre estaba sorprendido de las cosas buenas a su alrededor, Tony Stark fue algo efímero, pero, demasiado hermoso que le dolió perder; luego vino su matrimonio con un hombre que no parecía demasiado afectado por su carácter y podía aguantarlo más de veinte minutos sin querer asfixiarlo; pero esta sensación que subía por su pecho, provocaba un burbujeo en su interior era diferente, no se comparaba en lo absoluto.
El pequeño niño de cabellos castaños, mejillas rosadas y ojos extremadamente grandes, de una tonalidad verdosa idéntica a la suya era una de las mejores cosas que le pudieron pasar. La idea de un hijo era demasiado lejana para considerarla, pero ahora que tenía a una criatura con sus gentes materializada a su lado, solo le permitía suspirar y ampliar una sonrisa de felicidad plena.
-Papá ¿Cuál es tu comida favorita?
Ambos se encontraban sentados en el comedor después de que Tony hubiese roto el momento de padre a hijo que tenía en el sillón avisándoles que la comida estaba lista; Vincent había dejado el álbum de fotografías sobre el sillón; de camino a la cocina le había tomado la mano en un agarre firme; trató de evitar que su corazón no se paralizara de tanto amor que ese niño estaba demostrando hacía su persona.
-Supongo que mi debilidad es la comida china.
-Siempre ha sido la comida china, Stephen -comentó Tony casualmente colocando un plato de pasta y carne frente a ellos. El plato de Vincent tenía una pequeña porción de verduras que provocaron que el niño frunciera el ceño cruzándose de brazos.
-¡Papi no quiero verduras!
Stephen alzó la ceja notando la actitud berrinchuda del menor y notando como Tony tenía esa mirada que delataba problemas. Si Vincent era parecido a Stark de alguna forma, sabía bien cómo lograr un consenso entre ambas partes, sin desatar una pelea campal.
-Vincent ¿tu padre te dijo que yo era medico verdad?
El niño se giró a verlo con la mirada iluminada y una sonrisa llena de felicidad asintiendo muchas veces. Tony lo miró con la ceja levantada para sin entender a que quería llegar con eso, pero se mantuvo con los labios apretados, esperando a ver que sucedía a continuación.
-Bueno y como médico sé que cosas pueden hacerle bien a tu salud. Por ejemplo, las verduras te darán la energía y los nutrientes necesarios para que juguemos junto durante toda la tarde. Si no comes todo lo que tu papi te sirvió no podremos divertirnos juntos -hizo un puchero mirando fijamente a su hijo quién cambió su mirada feliz por una horrorizada -pero bueno, si así lo quieres Tony, Vincent no comerá las verduras...
-¡No! -lanzando un grito demasiado agudo Vincent jaló el plato antes de que le fuera retirado por completo, hundió el tenedor en zanahorias y brócolis comiendo con rapidez, llenándose las mejillas como un pequeño hámster.
-Tranquilo campeón, tomate tu tiempo, no iré a ningún lado. Te ahogarás.
Palmeando la espalda de su pequeño, Stephen dejó ver una sonrisa complacida notando como Tony rodaba los ojos y se giraba para ir por su propio plato. No esperaba que su plan funcionara, pero al parecer tanto Tony como Vincent era fácilmente manipulables. La comida transcurrió en una conversación entre su hijo y Tony, él de vez en cuando intervenía en ella, pero disfrutaba de escuchar el intercambio entre ese par.
Stephen no podía mentir con respecto a los sentimientos que tuvo acerca de conocer la existencia de un pequeño niño que llevaba su sangre, en un principio cuando dejó el hospital ante la mirada extrañada de Henry Pym, sentía que todo su mundo estaba desestabilizándose. Estaba casado desde hace un par de años y el saber que Tony Stark, su ex pareja tenía un hijo suyo fue demasiado difícil de digerir. Muchos pensamientos negativos plagaron su interior y amenazaron con volverlo loco.
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Daddy Tony Stark?
RomanceVincent Stark es el pequeño hijo malcriado de 7 años de Tony Stark. Toda su vida se resume en ir a la escuela, jugar, pasar el día con papá en su laboratorio y comer hamburguesas todos los viernes de películas. Por qué tener un sólo padre no es un...