Rara vez no tenía ningún sueño y podía descansar de una forma óptima, por eso tales noches de paz debían ser apreciadas como algo maravilloso. Tony hubiera mantenido los ojos cerrados, la respiración suave y el cuerpo laxo de no ser porque JARVIS anunció a un invitado que esperaba en la entrada de la torre.
Dejo la cama no sin antes lanzar un bostezo sonoro, tomando un par de pulseras diseñadas para su protección de la mesita de noche dejo su habitación con ayuda de las luces a un 40%, se encaminó al ascensor arrastrando los pies, no sin antes recargarse luchando por no dormirse.
¿Quién en su sano juicio estaría dispuesto a irrumpir a mitad de la noche? Claramente un lunático, y a pesar de que su mente estuviera lanzando una serie de advertencias sabía que con la mínima señal de peligro JARVIS ya estaría desplegando la seguridad de la torre.
Apareció en el lobby descalzo, en pijamas y con el cabello hecho un desastre, ni el mismo estaba procesando porque no había enviado al carajo al visitante imprudente, ya era muy tarde para hacerlo. Frunció el ceño al notar que el reloj digital marcaban las tres de la mañana.
JARVIS había dejado pasar al invitado que ya lo esperaba justo en la entrada, tardando un poco en analizar su entorno y concentrarse en la figura que estaba ahí emitió un bostezo que hizo girar al hombre, quien cortó la distancia avanzado un par de pasos hacía él.
—¿Qué se supone que hace aquí?
Luchando por que otro bostezo no dejara sus labios se cruzó de brazos cubriendo la pijama deslavada y vieja que había decidido usar para dormir.
—¿Por qué no me lo dijiste?
Stephen Strange le dirigía una mirada fría y totalmente furiosa, rara vez había visto al médico comportarse de esa manera, francamente no le interesaba él porque estaba ahí lo despediría de inmediato si no explicaba el porqué de su presencia.
—¿Decirle que? Dr. Strange son las tres de la mañana tenga respeto de mis horas de sueño, diga lo que le trae ante mi presencia y váyase que mañana tengo un día muy largo.
Esperaba que Vinny no se despertara a mitad de la noche producto de una pesadilla y se asustara de no encontrarlo ahí. No había razón para que Strange estuviera ahí, bueno no al menos una que a él le importara.
—¡Que ese niño es mío!
El sueño se esfumo de inmediato, la sensación de cansancio pasó a segundo plano cuando tales palabras fueron pronunciadas por su ex pareja. El miedo muto en una risa escandalosa que no pudo evitar soltar, Stephen no se miraba de lo más feliz cuando comenzó a carcajearse producto de los nervios.
—¿De... de que estas hablando? —apenas pudo hablar antes el ataque de risa que le dio —¿qué niño?
—Tu hijo, Vincent es mi hijo también.
Tratando de que la risa no continuara buscó regular su respiración mientras se limpiaba las lágrimas que habían escapado de sus ojos. Stephen lo sabía todo y estaba muerto de la preocupación. Una parte de si mismo sugirió decirle que no pero su consciencia le recriminó su actuar desde hace más de ocho años.
—Si ¿y?
Su voz estaba estable nuevamente, le miró con la ceja levantada notando como el cuerpo de Strange parecía haber recibido una descarga electrica ante la verdad que le había confesado. Si ya lo sabía todo ¿Por qué debía decir que no? Además, si era sincero sabía que algún día Stephen lo sabría y le reclamaría o quizás no.
—Si ¿y? —Strange repitió con acidez —¿solo vas a decir eso? ¿Por qué no me dijiste?
Oh, el papel de víctima. Particularmente detestaba a las personas que se comportaban como si todo el mundo fuera el culpable de lo que ocurría menos ellos. Tony no estaba tan feliz de decirle a Strange la verdad sin embargo lo estaba haciendo principalmente por Vincent, lo único que quería era que su hijo fuera feliz y estuviera bien.
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Daddy Tony Stark?
RomansVincent Stark es el pequeño hijo malcriado de 7 años de Tony Stark. Toda su vida se resume en ir a la escuela, jugar, pasar el día con papá en su laboratorio y comer hamburguesas todos los viernes de películas. Por qué tener un sólo padre no es un...