Me levanto de la cama sabiendo de la noche que he pasado, que casi no he dormido nada y sabiendo que maquillarme mucho hoy va a ser un error.
Es bastante temprano y, como siempre, me bajo de mi casa para ir a la esquina donde quedamos todos; y sí, también se nos acopla Raquel por desgracia.
-Hombre Jesús, ¿qué tal tío? –escucho ya a Diego saludar a Jesús.
-Hola Diego, bueno... –deja caer un suspiro -: No paro de pensar en Marta tío, es que le estoy dando vueltas a la cabeza toda la noche y hoy casi no he podido dormir.
-Pues habla con ella.
-No me va a hablar, ya la conoces, cuando se enfada con alguien no le habla –en eso tiene toda la razón, pero tengo derechos para lo hablarle.
-A ver, tiene derecho a enfadarse por lo que le hiciste.
-Pero por culpa de Raquel.
-Ya, pero lo gracioso es que tú le seguiste el juego sabiendo que te estaba zorreando –salta Diego un poco cabreado.
-Ya, bueno...-se queda en blanco.
-Hola Jesús, Diego.
-Hola Rafa.
<<Joder, escucho todo lo que pasa, pero nunca llego a la esquina>>
-Jesús, ¿estás bien? Te noto raro.
-Lo que te conté ayer, ¿no te acuerdas? - se susurra Diego al oído.
-Ah, bueno; -empieza a buscar tema de conversación-. Habréis estudiado, ¿no?
-Sí, bueno -dijo Diego dudoso-: Mira, por ahí viene Marta –ya aparezco al fondo de la calle ya casi para la esquina.
Nada más acercarme, y ni siquiera decir "hola", Jesús me habla.
-Hola Marta, ¿podemos hablar un momento, a solas, por favor?
Un suspiro bastante largo sale de mi cuerpo sin yo quererlo.
- Está bien –al fin respondo.
Nos alejamos un poco del grupo y llegamos a unos bancos de piedra y, aunque están un poco congelados, nos sentamos.
-Marta, tenemos que hablar: siento por lo que te he hecho todo este tiempo que llevamos saliendo, ya sabes que para las fechas yo.
-Alto, basta ya de sermones que me vas a dormir. –levanto las manos para que pare- Si te das cuenta, estábamos mejor antes como amigos –sale de mi boca sin pensarlo.
-Ya lo sé, pero quiero que me perdones por todo el daño que te hice ayer.
-Jesús, el daño no fue solo ayer, el daño me lo llevas haciendo desde que empezamos a salir porque, te recuerdo, que te vi un día liándote con Raquel –mis lágrimas se me agolpan en los ojos al recordar esa escena más asquerosa.
-Vale, es cierto, pero cambiaré, te lo prometo, por favor perdóname.
-No puedo soportarlo más –dije casi sin poder hablar- un día hizo Raquel que casi cortáramos y a ti te da igual, no pones barreras. Llevamos 4 meses saliendo y tú estás tan normal, sin hacer nada y yo sufriendo, para qué. Me estás matando poco a poco y tú no haces nada.
-Mart... -dijo intentando interrumpirme.
-Déjame terminar –dije sonándose los mocos-: sé que llevamos poco tiempo, pero si pusieras de tu parte, podríamos llevar esto mejor. Pero ya para qué, si por ahí viene Raquel –me levanté al instante y me fui con Diego y Rafa dejando a Jesús sentado el aquel banco testigo de lo nuestro.
Vi a Raquel cómo de contenta venía, con su abrigo corto por la cintura y con una coleta que se movía a cada paso que daba. Y, cómo no, se fue con Jesús.
-Hola Jesús, ¿qué te pasa? –se escuchaba la conversación de sobra.
-Nada.
-No soy tonta.
-No te he llamado tonta en ningún momento.
-Madre mía que humos... - <<Toma, toma, jódete>> Pensaba en mi cabeza.
Ya empezaba a ser un poco tarde y nos empezamos a dirigir al instituto Diego, Rafa y yo; Jesús estaba un poco más atrás con Raquel hablando de lo que fuera.
-Jesús, yo siempre te dije que no merecía la pena y que te hacía sentir mal por bobadas, todo lo que hacías por ella no valía la pena –escuché a Raquel poniéndole la mano en el hombro.
-Y como lo sabes, llevábamos justos cuatro meses saliendo, siento que me falta algo.
-Jesús, que son cuatro meses no cinco años, por favor.
-Llevábamos un año y medio de lio-relación y hasta hace justamente cuatro meses no le pedí salir. En total llevábamos juntos 1 año y 10 meses, en total 22 meses.
-Son las primeras noticias que tengo... -responde un poco cortada.
Y justo por ahí pierdo el hilo de la conversación que llevaban, ya que creo que se han metido por otra calle.
Mientras tanto, nosotros continuamos andando por camino directo al instituto.
-Marta, no te preocupes, ya llegará alguien mejor -dijo Diego intentando animarme.
-Si es que no puedo, después de 22 meses luchando y todo pare que... -empecé a llorar de nuevo-: ...no le importa nada mis sentimientos y lo hecha todo a perder sin importarle una mierda.
- ¿Un año y diez meses? –dice Diego rascándose la nuca.
-Si.
-Aaah – << ¿Por qué a todo el mundo le sorprende el tiempo que llevamos juntos?>>
-Oye, ¿sabes dónde se han metido los otros dos? –pregunta Rafa a Diego susurrando no muy bien.
- ¿No están detrás?
-No, si te lo digo es por algo idiota.
-Uy Rafa, no sabía que decías tacos –dice Diego empezando a reírse a carcajadas.
-Ups..., mi mama se va a enfadar- dijo Rafa siguiéndole la risa.
No sé por qué he accedido a seguir a Raquel por este camino que das más vueltas que un tonto y no para de repetirme lo mismo una y otra vez.
-Jesús, por décima vez, si te quisiera bien, ya estaría aquí a tu lado apoyándote antes de dejarte que estés así.
-Y qué hago Raquel: olvidarla, dejarla.
-Pero si ya te ha dejado –dijo con tono burlón.
-Pero no la he olvidado, ni ella a mí.
-Deja ya de una vez de hacerte el poético, por favor –dijo resoplando- ¿Quieres agua?
-Si por favor –tomo la botella de agua y bebo de ella.
Pasados unos minutos empiezo a notar cómo me dejo de preocupar de todo, dejo de sentir tristeza, o lo que sintiera anteriormente.
-Jesús, ¿estás bien? –me pregunta Raquel sabiendo perfectamente lo que me pasa y lo que llevaba la botella.
-No sé, estoy como raro, ¿no?
-Para nada... –se humedece los labios y se me lanza.
Por una parte, me podría quitar, porque sus labios no me agradan en absoluto; pero por otro lado es como si algo me calmara. Intenta abrirse paso con la lengua y, después de desactivar esa área emocional del cerebro, dejo acceso libre a mi boca y me involucro más en el momento.
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Reyes de mi mundo
RomanceUna chica. Un chico. Grupo de Amigos. ¿Quieres conocer su historia? ReYEs dE mi mUndO, aLgo QuE nO pOdrÁs deJaR dE lEer