Capítulo 4

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Ya era la hora de entrar y, como no, siempre llegamos puntuales; los profesores ya habían abierto las puertas del instituto.

<<Madre mía que vergüenza>> Empiezo a acercarme a la puerta del colegio llena de pañuelos y con los ojos rojos de tanto llorar.

-Venga chicos deprisa que hay buenos días en el salón de actos- dijo la coordinadora.

Cuando pasamos, me pareció escuchar a Jesús y me giré. Nada más girarme se separó de Raquel, aún que yo creo que es para que no se rumoree nada. Rafa y yo nos pasamos dentro de la puerta, pero Diego se quedó esperando a Jesús. Cuando Raquel entró, cogió a Jesús para hablar:

-Jesús, ¿has bebido o algo? Pareces borracho –le ve algo raro en la mirada.

- ¡Cómo voy a beber si ni siquiera tengo dinero! –grita a los cuatro vientos.

-Ya, pero Raquel siempre se trae dinero en su mochila.

-Lo que trae ella son condones tío –responde Jesús en tono chulesco.

-No ya enserio, qué te pasa.

-No me pasa nada tío, siempre igual –intenta apartar a Diego de un empujón, pero no lo consigue.

-No, pero te noto to' raro y nunca has sido así nada más entrar al instituto.

-Pero si es ella, que es una tocapelotas, siempre quiere criticarme en todo y, si que hable yo con Raquel le molesta pues ya está, lo dejamos y punto –le responde por los cerros de Úbeda.

-Pero si hace unos minutos no has dicho eso. De qué vas tío –se nota que Diego ya está empezando a cabrearse.

- ¿De qué voy? No tienes tú chistes –dijo soltando una carcajada.

- Jesús –responde con tono imponente.

-Vaaaaale; no es que me de igual, pero es que ella se lo ha buscado.

-Vale vale, cuando estés jodido de verdad, a mí no me vengas pidiendo ayuda; te buscas a otro que aguante tus gilipolleces. Me ha dejado de hablar, qué hago, guárdate eso para ti –le da unos golpecitos en el pecho y se da la vuelta.

-Y cuando yo te he pedido ayuda para algo nuestro, ¿eh? –dice cuando Diego se da la vuelta.

-Pues muchas veces, más de las que tú crees.

-Pos' vale. Adiós –y se va con otros por ahí.

Sinceramente, esta discusión que he presenciado me ha demostrado cómo es Jesús en realidad, y lo que no sé ahora mismo es por qué era distinto conmigo. Pasamos a los buenos días y, por destino o casualidad, iban sobre el amor a otras personas. 

Reyes de mi mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora