Capítulo 8

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La cabeza me da vueltas y no paro de pensar en Marta. Es como si algo me avisara que puede ir a mejor o a peor sólo en segundos.

Me gustaría hablarla mínimo por wpp, pero sé que seguramente ya se haya enterado de que me enrollé con Raquel a la ida del instituto. Es el último curso y no me gustaría que nos distrajésemos del año, pero si he pensado en hablarla es lo que debo hacer.

Busqué su chat y le puse un "Hola" a secas, ahora a ver si me responde.

<<Llevo cruzando los dedos un buen rato y no sé a qué coño espero aquí sentado>>.

Me dispongo a levantarme para irme a la cocina y picar algo, pero me llega un wpp de ella.

-Hola –me responde sobre media hora después.

<<Y ahora qué>>.

-Me gustaría hablar contigo de lo de esta mañana en persona.

-No hay nada que hablar.

<<Joder, por eso odio hablar por wpp>>

-Necesitaría verte hoy para decirte una cosa que esta mañana no he podido comentarte.

Sé que me estoy repitiendo, pero cuando la insistes mucho accede, la mayoría de las veces.

-También me has visto en el descanso de clases y has estado a lo tuyo. Yo creo que está todo dicho –se nota que le pesa escribir esas palabras, la conozco bien y nunca sería tan borde como ahora.

-Por favor Marta, quiero hablar contigo, de verdad.

-Nos vemos a las seis en la fuente del parque, adiós.

La verdad, no me esperaba que accediera a quedar conmigo así de "rápido", así que se puede decir que me acaba de venir la suerte.

¿Y ahora qué hago hasta que llegue la hora? Comencé a arreglarme temprano y me puse unos vaqueros, camiseta negra y mis deportivas. Cogí mi móvil recién cargado y las llaves y me dispuse a salir por la puerta.

<<Espera>>

Por poco se me olvida, me repasé el pelo para que estuviera bien presentado y me puse bien de colonia.

<<Ahora sí estoy listo>>. Me dije a mi mismo.

Empiezo a andar hasta donde hemos quedado y me llegan pensamientos que no quiero tener en este momento. Me siento culpable de lo de esta mañana, ella también tiene la culpa, pero quien ha metido la pata hasta el fondo he sido yo. Hasta que llegue a la puerta me puedo preparar un "discurso" para tener las cosas claras...

Ya estoy llegando a la puerta principal y, aunque sea casi invierno, no hace tanto frío como esperaba que hiciera en este tiempo. Me voy acercando a la fuente principal hasta que la veo sentada en uno de los bancos de alrededor como una chica despreocupada que hace frente a todo lo que la vida le lanza sin previo aviso.

-Hola Marta, no esperaba verte tan temprano por aquí –me rasco la nuca cuando veo la gilipollez que acaba de salir de mi boca.

-Hola, ¿de qué querías hablarme con tanto ímpetu?

La Marta que habla, así como si nada le importase, me molesta. Es como si en unas horas hubiera pasado página.

-En principal disculparme por lo que, seguramente ya te has enterado.

- ¿Que te liaste con Raquel a la ida del instituto? Chaval, todo el mundo lo sabe, no creas que iba a ser la tonta que no se iba a enterar de nada de eso.

-En mi defensa, debo decir que me dio algo cuando me dejó beber de su botella.

-Como si no lo supieras ya de sobra Jesús, sabes que Raquel siempre lleva de todo en la mochila, ¿y todavía dudas?

-Bueno, vale. Fue culpa mía, pero la duda que tengo en principal es ¿por qué esta mañana te has cabreado de esa manera?

- ¿Enserio eres tan ingenuo de preguntarme eso? Porque no te das ni cuenta que odio a Raquel y odio toda su existencia. Se metió en el grupo porque tú lo pediste y ahí se acentuaron más los problemas entre nosotros. Nunca has tenido dos dedos de frente Jesús, te perrea, te tira caña delante de mí..., ya solo faltaría que os enrollarais delante de mi cara y que me sudara lo que hicierais. Pero parece que no te das cuenta de nada de lo que sucede en esta vida –debo decir que en ese aspecto no pensé que se lo fuera a tomar tan mal.

-Pero tú nunca me has comentado nada de eso, me lo podrías haber dicho.

- ¡¿Qué te diga que me molesta que Raquel te tire los tejos delante de mis narices?! Jesús, ¿enserio hace falta decir esa gilipollez cuando se supone que eso ya se tiene que saber? No te pillo tío, no quiero ser la imbécil de la relación, la histérica de todo, la que te tiene metida en un puño. No quiero eso –sé que le duele porque empiezo a ver sus ojos cristalinos.

-Bueno, lo único que quería decirte es que me gustaría tenernos como un tiempo para que esto se solucione. Dejaremos que el tiempo vaya arreglando las cosas y nosotros, si tú quieres, poco a poco seguiremos mejor que antes.

-Pero con una condición, aunque bastante difícil –ya me empieza a asustar con las condiciones- y es que no tendremos ningún contacto personal, solo amigos. Nos daremos un tiempo de verdad, ¿entendido?

-Vale.

Y es una de las primeras que nos ponemos los dos de acuerdo en algo así. La verdad, nunca hemos tenido un enfado tan gordo como ahora mismo, lo cual significa que tampoco hemos estado tan mal en nuestra relación.

Ya de paso le comento lo de Raúl, Andrés y Ángel.

-Por cierto, Raúl, Andrés y Ángel me ofrecieron ir mañana sábado sobres las doce al inem, el botellón que suele haber por allí –me siento en el banco con ella.

-Pero tú nunca has ido por allí, ¿no?

-No, pero mejor tarde que nunca. Qué dices, ¿te apuntas? Va a ir más gente y siempre hay un buen ambientillo por allí.

-Mejor otro fin de semana, ya sabes, hay que prepararse exámenes y trabajos que hay a la vuelta de la esquina.

-Me encanta hablar contigo Marta –digo mirándola directamente a los ojos.

No tengo ni la más mínima idea de por qué salió esa cursilería de mi boca, solo sé que si ella se está poniendo roja como un tomate..., es porque he dicho lo correcto.

Reyes de mi mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora