Manchester, Inglaterra
Abril de 1918.
La lluvia golpeaba incesante en toda superficie expuesta de la modesta casa de Angela quien aún yacia en la cama, era lo único que podia hacer después de que la epidemia de gripe la dejara postrada de por vida, su familia era lo único que le quedaba y que podía aliviar su dolor al menos por un rato principalmente por la medicina que su esposo Michael solía traerle sin falta, pero eso fue antes de la guerra.
Michael bajó las escaleras sosteniendo una lámpara de aceite en sus manos, él no la hubiera necesitado, habia sido uno de los mejores soldados gracias a su privilegiada visión nocturna. Sin embargo ella si lo iba a necesitar, era especialmente peligroso atravesar el bosque en esta temporada pues los pueblerinos aseguraban que en los meses más frios como este aparecian criaturas peligrosas que aprovechaban las festividades para hacer sus conversiones y sacrificios sin llamar la atención.
Su familia no iba a creer en supersticiones de gente ignorante y sin educación, además se negaba a que la experiencia de la guerra lo volviera suceptible a creer en invenciones populares. -pensó Michael mientras se apresuró a sí mismo para bajar la escalera más rápido a pesar de la cojera en su pierna derecha que le ralentizaba. Su hija estaba recostada en el sofá al lado de la cama de Angela, su cabeza apenas apoyada en el cojín.
-Hey, despierta princesa.
-Estoy... despierta.- Dijo ella restregando sus diminutas manos en sus ojos.
-Necesito un favor.
-¿Qué pasa papá? ¿Se acabó tan pronto?
-Si. -Michael suspiró.- Tu madre ha estado teniendo más recaídas asi que tuve que darle la medicina antes.
-¿Enserio crees que se recuperará?
-Claro que si, debemos tener fé.
-Está bien.
Ella se levantó y se dirigió al perchero para tomar su abrigo, Michael se detuvo a observarla, lo sorprendia la manera en que no mostraba ni una pizca de miedo al tener que ir al bosque en la noche por sí sola pero decidió no asustarse más a si mismo.
-Toma. -Dijo entregandole la lámpara.- Ve con cuidado y no hables con extraños.
-Si papá.
-Vuelve aqui lo más pronto que puedas, te vere en un rato.
La pequeña niña le dio un abrazo a su padre y salió de su casa rumbo al bosque, se repitió a si misma que no debia distraerse en el camino sin embargo mientras estaba en medio del bosque los charcos de agua parecian irresistibles ante sus ojos, empezó a saltarlos de uno en uno salpicando agua por doquier, pero ya que la suela de sus zapatos era de caucho esta se resbaló por el agua e hizo que ella se cayera.
Con ella la lámpara, la cual impactó contra el suelo y se quebró en cientos de trozos dejando el bosque completamente oscuro.
-¿Necesitas ayuda?
Se pusó de pie súbitamente al escuchar una voz, era la voz de un hombre y no parecia muy viejo. Luego recordó lo que su padre le habia dicho y se obligó a desconfiar.
-No. ¿Quién está ahi?
-Tranquila, no te haré daño. -Respondio la misma voz a su vez que un joven salia de los arbustos.
Tenia una apariencia algo extraña, o eso le parecia a ella. Su cabello era profundamente negro igual que las toneladas de ropa que llevaba encima, sin embargo su piel estaba pálida de una manera que no era común y desprendia un olor que le era imposible de reconocer.
-Ven conmigo, te ayudare a secarte. -Le ofreció amablemente.
-Gracias pero tengo que volver.
-Oh vamos... A tu padre no le importara, ademas creo que te gustara conocer a mis amigos, quizas hasta puedas unirtenos.
-No, enserio gracias pero no puedo. Además ¿Cómo conoces a mi padre?
-¿Michael Johnson? Es un gran amigo mío.
-Bien... Supongo que no le importara entonces.
-Claro que no, Amy... -Respondió él con una enorme sonrisa, sus ojos rojos y sus colmillos sobresaliendo lentamente.
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Beautiful War
VampiriEsta es la historia de una chica que aunque pueda parecer común ante los ojos del mundo esconde un gran secreto que le ganaria el temor y desprecio de todo aquel que conoce, su más grande logro ha sido ese, crees que estarás a salvo con ella hasta q...