Prólogo

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Me paré enfrente de la puerta, respire hondo y di mi primer paso para entrar en lo que sería mi hogar durante los siguientes 2 años. Te preguntarás que como he llegado aquí, y porque no me he despertado con los rayos del sol en mi cómoda cama como en cualquier otra historia, la verdad que ojala fuera como esas historias. Mi vida termino el día que vi como mi padre le robaba el último aliento a mi madre y luego se pegó un tiro como el cobarde que siempre fue. Mi vida continuó terminando cuando mi tía, Violet, no pudo mirarme a los ojos porque le recordaba al asesino de su hermana matriculándome en un internado. Al parecer perder a mi madre no era suficiente castigo.

Reuniendo toda mis fuerzas y recojo mis maletas del suelo y entro en aquel edificio siguiendo a mi tía, el interior era igual de lúgubre que el exterior, al parecer él que decoro no conocía otros colores aparte del negro, blanco y gris, aunque debo decir que la estancia era elegante. La familia de mi madre siempre tuvo mucho dinero, aunque cuando mi madre se quedo embarazada de mi y se negó a abortar, sus padres le dieron la espalda y ella se fue a vivir con mi padre en la miseria.

-Atenea has visto que lugar tan bonito, seguro que haces muchos amigos y aprendes mucho y será magnifico, y todo saldrá bien, esto está bien, todo está bien- Violet en todo el discurso de auto-convencimiento no me mira, se que se siente culpable de dejarme, pero también sé que en cuanto salga de este edificio podrá llorar la muerte de su hermana sin tener a una persona en su casa que le recuerda todos los días al cabrón que la mato, por lo que se que ese sentimiento de culpabilidad se entremezcla con el de alivio.

-Sí tía, todo va a salir bien- Si repito esta mentira muchas veces tal vez me la crea.

Violet después de firmar todos los papeles y pagar las cuotas se despide dándome un beso en la frente, luego se va sin mirar atrás dejándome sola como todos los demás.

Una mano toca mi hombre y me giró encontrándome a un señor alto con ojos azules y pelo negro, es apuesto pero su cara refleja años de frustración y enfados, al mirarme a los ojos notó su sorpresa, aunque ya estoy acostumbrada,tengo heterocromía, en términos menos médicos, mis ojos son de distinto color, uno es azul cielo y el otro es un miel casi verde,como dije antes, herencia de mi padre.

-Bienvenida al internado Miller, soy John Miller, el director de esta institución, espero que su estancia sea gratificante para las dos partes, la llevaré a su habitación-Me coge las maletas y se va caminando rápido en dirección a unas enormes escaleras, con aspecto de ser carisímas , sin darme tiempo a responderle.

Le sigo a través de varias salas y pasillos intentando memorizar el camino, durante el trayecto no nos dirigimos la palabra, tampoco veo a ningún alumno, seguramente estarán todos en clase. Me parece extraño que el director me haya recibido personalmente pero decido no darle vueltas al asunto. De repente se para enfrente de un puerta, la número 1313, vaya que suerte.

-Compartirá habitación con otra compañera, ella te explicará las normas de este colegio, mañana te incorporarás a las clases, dentro de la habitación tienes tu uniforme, estás son la llaves de la habitación- Cuando se está yendo se da la vuelta y me dice con un extraño brillo en los ojos-Lo siento por lo de tu madre Atenea

-Gracias- Sin más se da la vuelta y se va dejándome sola enfrente de lo que sería mi hogar.

Presunta inocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora