Enfermedad misteriosa

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La recámara estaba sumergida en un silencio total, interrumpido de vez en cuando por respiraciones profundas. Apenas estaba iluminada, para así no molestar a la persona que yacía en la cama, postrada debido a una enfermedad desconocida para ellos —o al menos para Vivi, quien en ese momento era la única a bordo disponible que tenía el más mínimo conocimiento médico. Sobre su frente había un paño mojado que fallaba en su simple misión: disminuir la fiebre de la muchacha.

A su lado su capitán, Monkey D. Luffy, la observaba. Habían pasado un par de días desde que zarparon de Little Garden y apenas el anterior unos piratas raros los habían atacado —¡Ese tipo gordo incluso había intentado comerse a Going Merry! ¿Quién demonios se creía que era? Qué bueno que lo mandó a volar cuando pudo. También, habían pasado dos días desde que Nami enfermó...

Era difícil expresar lo que sentía en aquel momento, pero tal vez irritación sería un buen concepto para empezar.

Todo esto era extraño en sí. Nunca en toda su vida el muchacho había caído enfermo, así que no sabía cómo se sentía, pero no debía de ser agradable juzgando el estado actual de su nakama; su frente realmente estaba ardiendo, sus mejillas estaban todas rojas y daba la impresión de que estaba sufriendo. Eso último le dejaba un mal sabor de boca. Su navegante estaba frente a él, probablemente luchando por su vida, y Luffy no podía hacer nada. No era un doctor. Lo único en lo que era bueno era en patear traseros, pero no había nada ni nadie a quien golpear. Solamente debían encontrar un médico lo antes posible para así poder ir al país de Vivi y Carue a máxima potencia y patearle el trasero al cocodrilo ese.

Sí, eso era. Definitivamente estaba molesto por no poder hacer absolutamente nada.

—¿Por qué está durmiendo con una toalla en la frente? —preguntó de repente una voz aguda a su lado.

—Está enferma —respondió simplemente él.

—¿Enferma? Yo nunca he estado enfermo. ¿Por qué está enferma?

El joven capitán se quedó pensativo. ¿Por qué de repente Nami había enfermado? Vivi habló de algo que podría haberlo causado, pero no recordaba qué...

—No lo sé —sinceró finalmente—. Nami estaba bien hace unos días, pero luego se desmayó en la cubierta y ahora está muy caliente.

—Ya veo. Entonces es una enfermedad misteriosa.

—Sep.

—Pero ¿no debería comer carne? ¿Mucha carne? —propuso la voz luego de un pequeño momento de silencio—. ¡Amo la carne! ¡Siempre me siento mejor luego de comer carne de jabalí! ¡O de cocodrilo!

—No lo comprendí del todo bien, pero Sanji dijo que solo carne no funcionaría, por más que suene raro. También le dije que le diera de todo, pero dijo que tampoco servía —explicó con un leve puchero. En verdad pensó que eso podría funcionar, pero ellos ni siquiera lo intentaron.

—¡Entonces...! —la voz chillona comenzó a hacer un raro ruido de concentración, como si pensara mucho en algo. Entonces, continuó—: Si está caliente, ¡deberíamos tirarle agua encima! Eso funcionará, ¿no?

—Eso fue lo que yo dije —repitió Luffy en forma de queja, recordando los eventos del día anterior—, pero Sanji y Vivi me golpearon.

Fue en ese momento en que se le cruzó por la cabeza que tal vez, solo tal vez, cabía la posibilidad de que no estuviera hablando solo.

—¿Are? ¿Quién dijo eso?

Ante este nuevo descubrimiento, volteó rápidamente hacia donde creía haber oído la voz, finalmente despegando su vista de la cama. Al no encontrar nada, miró hacia el otro lado, donde tampoco halló nada fuera de lo común. A continuación, repitió esto varias veces.

Separados por el vasto marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora