Corrí hacia el desván: si quería salvar mis libros debía hacerlo con rapidez. El humo nublaba mi vista, y podía oír los gritos de mi madre desde afuera. Decidí ignorarlos, concentrarme en mi misión principal. Mientras estaba subiendo por una escalera de madera, observé como el fuego ardiente se aproximaba. Avanzaba feroz desde el piso de arriba. Me apresuré a subir antes de que la escalera se carbonizara, pero era demasiado tarde. El fuego ya cubría todo el piso de arriba, y subir sería un completo suicidio. Angustiada, di media vuelta dispuesta a regresar con mamá, pero eso no fue posible. Las llamas también se habían apoderado de la parte inferior de las escaleras, y ya no había forma de regresar. Consideré ambas opciones: para ir a cualquier lado debía enfrentarme al fuego, no había otra forma. Era una locura.
Cerré mis ojos con terror: mirar cómo se expandía el incendio solo lograría que me desesperara. Las llamas se acercaban, podía sentir el sudor en mi frente. El calor era prácticamente insoportable, y me estaba causando jaquecas. Respiraba humo. Sentía la necesidad de toser, y lloraba a pesar de haber cerrado los ojos. Apreté mis párpados con más fuerza al sentir cómo el fuego, a tan solo milímetros de distancia, me rodeaba por completo. Estaba lista para sufrir las consecuencias de mis actos. Por un momento me detuve a pensar en el Sol. Él había esperado que me salvara, que cumpliera una misión, y jamás podría hacerlo ahora. Le había fallado. Alguna vez había oído hablar a mi madre sobre cuánto la gente solía adorar al Sol. Incluso creían que Él era un gran juez. Si así era, ¿cómo podría explicarle lo ocurrido cuando fuera a su encuentro luego de la muerte? Probablemente Él ya sabría que no había sido capaz de cumplir con mi misión.
Seguramente, ya había pasado bastante tiempo desde que las llamas comenzaron a rodearme, pero todavía no sentía nada. Aún con los ojos firmemente cerrados, extendí uno de mis brazos para asegurarme de que no corría peligro. Nada. Tan solo sentí un calor agradable que cubría las yemas de mis dedos. Asombrada e incrédula abrí mis ojos lentamente.
Dejé escapar un grito ahogado al ver que nada había cambiado. El fuego aún seguía a mi alrededor, pero no avanzaba. Se había detenido a unos pocos milímetros de mi cuerpo, formando un pequeño círculo a mi alrededor. Sin embargo, eso no fue lo que más me sorprendió: mi mano, que aún permanecía extendida, atravesaba las llamas. La habían rodeado por completo, pero no la quemaban. No sentía dolor; sentía calor. Pero no era ese calor sofocante que antes había sentido, sino que era embriagador y tenue. Sonreí maravillada: el fuego no me estaba haciendo daño.
Intenté caminar. Di un gran paso hacia adelante, y tan pronto como mi pie tocó el suelo, el fuego se corrió. ¿Qué estaba ocurriendo? ¿Qué clase de magia extraña era esa?
Así, con completa tranquilidad, me abrí paso entre las llamas hasta llegar al lugar donde solía atesorar mis preciados libros. Los contemplé extrañada. El fuego los había cubierto por completo, pero no estaban desintegrándose. Caminé hacia ellos con lentitud, y al extender mis manos para tomarlos, algo me lo impidió. Una barrera de luz apareció frente a mí y una figura emergió de ella, similar al rostro de una persona. Parecía un anciano con una mirada gentil y pacífica. Era exactamente igual a una estatua, solo que estaba hecha de luz.
— No te he salvado del incendio para que regresaras— dijo el hombre de luz con solemnidad.
— ¿Qué?— pregunté confundida.
— ¿Acaso no eres capaz de reconocerme porque tengo un aspecto distinto?— preguntó la voz cambiando de un tono suave a uno fuerte y estruendoso.
— ¿Sol?— pregunté inspeccionándolo con la mirada. El hombre no respondió y prosiguió:
— Toma esos libros y vete. Tú y tu madre no están seguras aquí, ya no.
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Sunlight (ya disponible en físico)
FantasyEntre susurros, se decía que el Sol protegía a su pueblo predilecto: Catwell. Se comentaba que éste les concedió un obsequio único, codiciado por unos y envidiado por otros, a sus habitantes. El Sol les había otorgado sus rayos, los cuales dot...