Décimo intento.

III.

  
 

Otro sueño más. Me despierto de madrugada. Confundido, sediento, asustado.
No sé qué hora es. Miro a mi alrededor. Todo está muy oscuro.
Tengo unos sueños horribles. No puedo dormir más de 3 horas seguidas sin despertarme. Siento que me asfixio y que me muero del cansancio.

Salgo de entre mis sábanas y busco mi celular. Me fijo la hora. Son las 4:12.
Comienza a darme jaqueca.

Algún que otro sonido se escucha. Afuera quizás. Aún no sé ni que estoy haciendo. Estoy parado en medio de la oscuridad mirando un punto fijo con el celular en una mano. La luz de la pantalla se apaga y todo queda oscuro.

Comienzo a recordar. Yo estaba... Llorando.

Enciendo mi celular otra vez y lo uso de linterna. Me dirijo hacia la cocina y enciendo la luz. Nada. Estaba todo tal cual lo dejé. Nadie mueve las cosas, nadie cambia nada. Todo está igual. Incluso mi soledad se adaptaría más a mí que nadie.

Me sirvo un vaso con agua mientras me apoyo en la mesada. Escucho el incómodo silencio. No siento sueño y eso me frustra, porque en realidad, estoy alevosamente cansado.

¿Cuando fue la última vez que pude dormir bien?

Claro... Hace cinco años. Cinco años y dos meses para ser exactos.

Y me siento melancólico. Ya no se bien por qué. Mi vida no es tan mala. Es decir... Tengo buen trabajo, buen sueldo. Vivo solo, en una hermosa cuidad como lo es Los Ángeles.

¿Debería tomar una pastilla para dormir?

Las había dejado hace unos meses. Intenté dormir por mi cuenta. Debería ir a un psicólogo. Debería dejar de reprimir lo que me pasa.

Mis ojeras cada vez son más prominentes y mis párpados están del todo caídos. Mi cara está pálida, incluso un muerto tendría mejor aspecto que yo.

Ahora la pregunta es... ¿Voy a poder dormir o de nuevo me tengo que quedar mirando una serie más?

En una semana, creo que me ví como dos completas. No puedo dormir, no duermo más de 4 horas. No puedo, y eso, me frustra.

Bebo el agua pausadamente. Todo me duele. Mi cabeza me palpita.
Bueno. Que más da.

Busco en una alacena una pastillita mágica. Encuentro el empaque azul con estrellitas. Sé que tú me vas a ayudar...

No te puede ayudar Pete

Necesitas dormir.
O ir a un psicólogo.

Necesitas volver a sentir que estás vivo.

Tomo la pastilla. Me dirijo hacia mi habitación. Todo está tan frío.

Y tan solitario.
Me vuelvo a acostar. Y lloro.

Lloro con descargo.

Lloro, y es la tercera vez que lo hago en el día. Lloro porque me duele el cuerpo. Me duele comer únicamente cuando me baja la presión. Me duele sentirme vacío, roto. Me duele bañarme, aunque sea cada dos días.

Me duele estar viviendo.

Cierro los ojos. Me dejo llevar. Y entonces...

Suena el maldito despertador. Abro los ojos. Dormí dos horas.
Dos horas que no sabía cómo habían pasado.

Dos horas profundas de sueño.

Me levanto de la cama. Afuera ya salió el sol y ahora si hay mucho ruido. De autos, de gente...

De sociedad

Me tengo que levantar. Hoy tengo mucho trabajo en el hotel.

Mis huesos me duelen. Todos. La cabeza me duele de sobremanera.
Quizás, si tomo un poco de agua se me pase. No debí haber tomado esa pastilla, me hizo cansar demasiado.

Vamos Pete, yo sé que tú te puedes levantar de esa cama.

Y me levanté.

Caminé hacia el baño. Me observé al espejo.
¿Que ví?

Ojeras. Cara pálida. Cabello despeinado. Mi rostro estaba horrible. Y no era por no dormir. Bueno en parte si. Pero en si, todo mi ser estaba destruido. Mi cara, mis rasgos, todo completo. Me veía horrible, me sentía horrible.

Y tuve ganas de llorar de nuevo. ¡Mira lo que hiciste! Te destruiste por completo.

Él te destruyó

Me senté en el baño a llorar. Me acurruqué en mis rodillas. Sabia una cosa aparte de mis dolores.

Yo me estaba muriendo.

No de una enfermedad, ni por un accidente. Yo me estaba matando. Y lo sabía. Y lo peor...

Es que no hacía absolutamente nada para salvarme.

Me estaba matando en vida.

Porque desde ese día, algo murió dentro de mi. Algo que me destrozó a mi, a mi cuerpo.

Algo peor que una adicción. Algo mucho peor que caer en las drogas.

Ese maldito y asqueroso sentimiento llamado amor me estaba matando.

Lloré unos 10 minutos y luego miré un punto fijo en mi baño. Hacía esto todos los días. Quizás mi cuerpo ya estaba acostumbrado. Sin embargo yo, no encontraba salida alguna.

Mi propia tristeza me estaba ahogando. Mis pensamientos, mi cuerpo, todo. Todo me superaba.

Suena mi celular. Lo había dejado arriba de la cama. Me levanto del suelo. Mis ojos me ardían. Seguro estaban inyectados en sangre como siempre. Cualquier me viera pensaría cosas extrañas sobre mi. Pero no me importaba. Como mencioné antes, yo me estaba muriendo, y la persona que me estaba matando, era yo mismo.

Ví en el identificador de llamadas. Era mamá.

Mamá.

Mamá te necesito. Por favor. Sálvame. Mamá por favor, ven a abrazarme.

Me duele todo.

--¿Hola, mamá?
--¡Pete, hijo! ¡Hace dos semanas intento hablar contigo! No respondes mis llamadas ni mis mensajes. Sé que estás vivo porque me entero por terceros. ¿Qué sucede, Pete?

Suspiro. Me limpio la cara y me quedo de pie al lado de mi cama.

--Estuve ocupado mamá, perdona...
--¡Ni siquiera un mensaje, Pete! Antes me llamabas y hasta respondías mis mensajes en el día. No sé qué te ha pasado Pete. De verdad me tienes muy preocupada.

Perdóname mamá, a veces no me levanto de la cama y no me baño en tres días. No como cuando debería y si te enteras de eso es probable que dejes tu vida para cuidarme. No quiero ser una molestia. Ya bastante problemas causo.

--Discúlpame... Estaba...

llorando

--...En el baño... Recién... Pude atender el teléfono.

Una lágrima resbaló por mi mejilla. Ya no soporto esta sensación en mi pecho.

Necesito... Estar bien.

--Te llamo luego ¿Si? Tengo que entrar a trabajar...

Ella sabe cómo es mi trabajo. Sabe que soy uno de los gerentes. Sabe que mi posición está muy alta. Sabe que donde vivo hay muchas oportunidades para crecer en la vida.

Sabe que aquí en Los Ángeles voy a estar bien.

Lo que no sabe y creo que nunca nadie va a saber hasta que lo viva, es que por más que cambies de país, nombre o cualquier nacionalidad, los problemas van a seguir.

Y sobre todo, aquella depresión de la que me creían curado.

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¡Feliz día del pride!

Perdón por el atraso. Estuve muy ocupada con la facu :( y perdón si no respondo a sus preguntas es que amo que queden con la intriga jsjsja

Como sea. Espero les guste lo que leen.

Los amo!