CAPÍTULO 1

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En un chalet, a las afueras de la ciudad.

Coge la plancha y la desliza por su suave pelo rubio. Antes le gustaba llevarlo rizado y alborotado. Ahora, prefiere llevarlo liso.

Maya ha cambiado mucho en las últimas semanas. Para empezar, dejó de hablar con Óscar e incluso llegó a pensar que había estado perdiendo el tiempo con ese rubio caradura. Si no recuerda mal, hace unos meses estaba loca por él. Siempre buscaba una excusa para estar a su lado. Ahora, está muy feliz con Louis. Y no lo cambiaría por nada del mundo. Porque, ¿qué hay mejor que tener un novio con acento francés?

Se viste con un jersey negro de lana y unos vaqueros desgastados. No pueden faltar sus Converse y, -cómo no- su bolso de Adidas rosa. Le encanta esa ropa. Es la que llevó en la primera cita con Louis. Había leído muchas revistas antes de quedar con el francés. Y todas decían lo mismo: lo principal era ir cómoda.

Por ello, abandonó la idea de llevar su vestido rojo pasión y optó por ropa más básica.

A partir de ese día, no salió de casa tan presumida como otras tantas veces. Decidió cambiar de estilo, y, por tanto, se propuso cambiar su imagen -empezando por su pelo- para ser una Maya diferente. Una Maya sencilla, cariñosa, prudente, responsable... ¡Todo lo que no había sido hasta ahora!

Abre su bolso, y, por primera vez saca de éste su barra de labios y su espejito. Y los sustituye por una cámara de fotos. Le encanta la Fotografía. De hecho, tal vez se dedique a ello un día de estos. Además tendría la ayuda incondicional de Carlos, que hace un año empezó a cursar la asignatura en la Universidad de Toledo.

Abre la puerta de casa, coloca perfectamente la alfombrilla de la entrada que ha movido con el pie izquierdo sin querer, y, sale con paso decidido, como si de repente se hubiera transformado en una persona diferente.

En la esquina de un parque.

En ese instante, Eva y Rick se besan apasionadamente. Eva se deja llevar, mientras el chico investiga debajo de su camisa con las manos. Están solos, pero aún así no creen que sea el momento ni el lugar adecuado para seguir.

Eva para de besarle para decir algo, entre jadeos.

-He hablado antes con Clara, ¿sabes?

- ¿Y? ¿Cómo está?

-Vuelve el martes.

Después de decir eso, continúan lo que han dejado abandonado antes. Están sedientos y hambrientos el uno del otro. Y quieren seguir. Pero un grito que proviene desde la otra punta del parque, les hace detenerse de nuevo.

- ¡Yuuujuu! ¡Dejad algo para después!

Eva gira la cabeza y ve que una chica de pelo rojo se asoma detrás de un abeto.

Y... ¡Pum! Una piña golpea su hombro. Y otra más. Hasta que llegan unas cuantas más que les hacen tener que alejarse unos metros de allí.

Rick no se rinde, y, coge varias piñas de otro abeto, tirándoselas a sus contrincantes. Se trata de Gonzalo y Vanesa. Esos chicos siempre tienen malas ideas. Sobre todo cuando Eva y Rick se están liando en un parque, y, les pillan por sorpresa. ¡Qué granujas!

Rick acierta con una nueva piña en el rostro de Vanesa, que, al intentar esquivarla, cae irremediablemente al suelo.

Gonzalo le agarra del brazo levantándola entre risas.

- ¡Nos rendimooos! - grita Vanesa levantando la mano como si fuera una niña de cinco años.

- ¡Sííí!- grita Rick mucho más fuerte, todavía aparentando una edad más temprana- ¡Hemos ganado!

Los chicos se juntan en el centro del parque. Todos están muy felices. Dentro de dos días volverán a ver a Clara. ¿Cómo estará? ¿Se habrá cortado el pelo? ¿Les traerá regalos desde París? Lo último seguro que se cumple. Clara siempre ha sido una chica súper cumplida, y no iba a serlo menos esta vez.

Gonzalo saluda a Rick con un choque de manos, mientras que Clara y Vanesa se dan dos besos en la mejilla. Sus caras expresan muchísima felicidad. Y es que están más alegres que nunca.

© Parte de tu vida (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora