Era una noche como cualquier otra en las calles de Liverpool, Paul se encontraba solo, vagando por las mismas, intentando relajarse de toda aquella "Beatlemania" que parecía haber alcanzado su límite. A tal punto de escuchar en su misma cabeza a los periódicos decir: "..Paul McCartney, un símbolo sexual como muchos de los integrantes, el fiel acompañante de John Lennon y compositor del tema Yesterday..." – Frase que incluso llegaba a ser molesta por su estereotípico.
Sin embargo, este solo suspiro cansado, y se sentó en una banca, en lo que miraba a la luna con ojos de frustración absoluta. Epstein, su representante había muerto, ya no podía tocar en vivo por el incesante grito de sus fans, lo Beatles en su mayoría eran tomados como un chiste y como si fuera poco, su propio matrimonio con Jane Asher fue frustrado gracias a un descuido joven.
Todo estaba yendo en picada como un auto a punto de chocar y él no podría hacer nada para detenerlo, lo cual le causaba una gran angustia que le hacía sentir terriblemente mal.
Miro al pavimento sintiéndose un tonto en la colina, mientras escondía sus manos dentro de los bolsillos del gran saco negro que tenía puesto durante esos momentos. Estaba estresado por todo lo que estaba pasando dentro del estudio. John fumaba para sentirse mejor. George se alejaba para poder sacar sus propias canciones. Y Ringo cada vez se sentía menos conforme con su puesto. Mientras que Paul era el único desconforme del grupo, ya que a pesar de haber llegado al número uno, se sentía insatisfecho. Hace años parecía que el negocio había muerto completamente para él. Entre entrevista y entrevista, era tan difícil ser el, delante de las cámaras. A veces extrañaba cuando tomaba el autobús para ir a las próximas sesiones y encontrarse con los Silver Beatles. -- Eso sí que era divertido -- Pensó haciendo una pequeña sonrisa hasta que escucho un ruido en la banca, que lo hizo darse vuelta, y encontrarse con nada más, ni nada menos que su amigo, John.
¿Qué haces aquí Johny? – Pregunto con una cierta simpatía, en lo que Lennon esquivo su pregunta, devolviéndosela mientras sonreía. – Creo que la verdadera pregunta sería ¿Qué haces TU aquí, Macca? – Y este volviendo su vista abajo contesto calmado. – Yo vengo aquí casi siempre.
Pues, yo estaba de paso, la verdad no soporto estar ni un minuto más allí. – Confeso acomodándose en el asiendo, donde parecía estar por tomar una siesta. Lo cual hizo que el contrario se dirigiera a verlo de reojo con una media sonrisa preguntándole en un tono gracioso. -- ¿Qué acaso el viejo Johnny está en sus últimos días? – En lo que John rio por su comentario, devolviendo su broma en al minuto. -- ¿Que acaso te crees muy jovencito con esa cara de bebe?
Ambos rieron compartiendo un momento como los amigos que son, platicando una vez más como en los viejos tiempos. -- ¿Aún me crees un bebe? – Continuo Paul. – Eso depende, ¿aun te sientes un bebe, pequeño Macca? – Pregunto de la misma manera mientas sacaba un cigarrillo de su bolsillo para luego encenderlo al segundo. En lo que continuo su amigo. -- Tal vez si, tal vez no. – Respondió terminando el tema serio y levantándose del asiento. Sin embargo, su movimiento fue interrumpido por un arrebatado agarre de brazo, por parte del contrario que dejo totalmente descolocado a McCartney de su asiento, en especial por lo que le pregunto a continuación.
¿Tan rápido huyes? – Le susurro en su oído derecho en un tono serio. Lo cual hizo voltearlo repentinamente, dejándolos cara a cara por aquellos minutos. -- ¿A qué te refieres? – Pregunto Paul en un tono serio, cuestionándose qué tipo de aroma era el que salía de la boca del contrario.
¿Sabes? Yo no vine por nada aquí, en realidad, solo vine, para verte a ti – Respondió con toda franqueza John, en lo que daba otra calada su droga, quien parecía dejar aturdido a McCartney, cada segundo, sin mencionar lo que estaba escuchando de Lennon. Así que entre cerro los ojos con incredibilidad a su compañero preguntándole. – Johnny, te sientes bien? – Mientras se alejaba un poco de su amigo, ya que tenía en mente que eso, que estaba fumando John, no era un cigarrillo común y corriente como los demás. Y efectivamente era marihuana.
No lo sé, dímelo tú. – Contesto el contrario acercándose a Paul a un nivel muy personal, por así decirlo. Pese a esto, el mismo comprendía bien lo que quería su amigo, así que se excusó con algo rápido. – Eh... John, debo irme. – Dijo incomodo por la situación, en la que se encontraba, levantándose nuevamente del asiento con intención de irse. Pero otra vez fue detenido por el contrario quien lo tomo del brazo nuevamente atrayéndolo más y más mientras le susurraba.
¿Por qué tanta prisa? ¿No que necesitabas aire fresco? – Mientras que Macca ya comenzaba a tener un poco de miedo y escalofríos por las intenciones del contrario, que supuso era un beso. Así que no perdió más tiempo y se levantó de golpe despegándose de su amigo, que antes de su escapada le había tirado todo el humo en la cara haciéndolo toser mientras se alejaba hacia atrás.
Movimiento que fue totalmente erróneo, ya que como si fuera un sueño, al dispersarse el humo John lo tomo por detrás y lo agarro con fuerza sin intenciones de dejarlo escapar otra vez. Cosa que puso muy nervioso a McCartney, ya que nunca había visto a su amigo de esa forma con él.
Pero todo se puso más raro cuando comenzó a dejarle pequeños besos húmedos en su oreja, acción que lo dejo inmóvil y a vez extraño, pero sobre todo avergonzado en su rostro todo rojo. Que no lo dejaba comprender, que era esa sensación tan extraña que sentía en esos momentos.
Pese a ello justo cuando quiso decir algo, John lo tomo su mentó y lo beso repentinamente. Acción la cual coincidió como cuando se encontraron por primera vez, por así decirlo, sin embargo, aunque Paul se negase totalmente a esto desde un principio, cuando sintió el efecto de la droga en sus labios. No pudo decir si sin siquiera un no, a una experiencia tan placentera como esta.
Argumento que utilizaría en las primeras tres horas del beso, con quien no se quería separar hasta que su aliento pidiera oxígeno. Momento en quien a ambos dejo frente a frente intentado recuperar la respiración. John soltó a Paul, pero eso no significaba que Macca no quisiera otro antes de irse, lo cual dejo para una hora antes de volver a sus respectivos lugares sin ser vistos.
Al día siguiente todo y cada sesión paso con normalidad, ninguno de los dos volviendo a hablar sobre el asunto. Pero cada que McCartney volvía a estar estresado se reunía con Lennon para una "Sesión de besos". Sesión que duraba para que las de guitarras, sin embargo, con forme pasaron los años, lejos de contárselo a alguien o hablar sobre aquello. Ambos lo dejaron como una experiencia perdida de jóvenes deseosos llenos de estrés y tiempo libre.
FIN.
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Historias Beatle
Fanfic- Créame que lo intenté Sr. McCartney, pero, es que nací con la mente abierta :,v!