009: Cristal.

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Últimamente, nada penumbra más mi pecho como presenciar lo más cercano a la fragilidad de tu alma.

El sólo pensar en el escenario me cohíbe con una desesperante intensión de alejar y destruir aquello que te entregue sin consideración a ese dolor apresado en ti, la tristeza que se solidifica hasta ser una capa fina de cristal, la punzante emoción es condenadamente sincera que mi ser entra en un caos silencioso, lo más cercano a desesperación, porque eres tú, cariño, mi soporte, mi firmeza, tambaleando en sus propios tormentos, saliendo gota a gota a flote en el exterior, y lo sé , sé de la existencia de facetas privadas, esas versiones de nosotros que recelamos de exponer con facilidad, pero esa mirada cristalizada amenazante de romper a pedazos toda esa admirable armadura de firmeza, es la barra más delgada que define tu vulnerabilidad de las malicias del exterior. Ese delicado ultimátum del que no sé si te dejaras abrazar por el llanto para desaguar tu angustia, o con las ultimas fuerzas mantendrás el desastre en tu interior, lejos de mi pobre corazón que se abruma de tan fuertes emociones, y comprendo tu preocupación en mantenerme alejada de aquello, pero es imposible salir ilesa por mucho que intentes impedirlo, los trozos de cristal se clavan sin consideración al oír la rotura de tu voz, más baja, insegura y perdida, tus ojos húmedos de eso que con las palabras no se logran formar, el lenguaje de tu cuerpo apartado y tenso en un intento de fuerza, esa fuerza que las señales tan inusuales en ti no demuestran.

Un niño, un niño aislado, desamparado. Ese descubrimiento me despierta, me hace abrazar mucho más aquella empatía de la que creía carecer, porque más que verlo, lo siento, realmente te siento, y el impacto de eso me abruma, es tan fuerte esa necesidad de tomar tu rostro, de abrazarte, de decirte con el más dulce tono que soy capaz de articular que todo irá bien, que estará bien, que eres lo mejor, y lo jodidamente feliz que soy de tenerte en mi existencia que me desconozco. Ese ardiente deseo de consolarte, de ser yo la que se convierta en tu soporte en el caos, no reconozco a esta chica, pero esa desconocida lloraría por tus tormentos, te quiere, le importas tan dolorosamente a tal punto que la simple idea de hacer algo que destruya tus defensas hasta llegar a la delicada capa de cristal para acabar contigo pieza a pieza me enferma por completo.

Ser una potencial villana que sin darse cuenta pisotee hasta el último trozo de tu buena voluntad. 

Metáforas FugacesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora