Metáforas Fugaces

005: Avecilla.

Las jaulas me aterran, una pobre ave encerrada es simplemente un capricho descarado que enciende la inconformidad en mi persona, y de esa forma a veces me veo, como un ave, asustada de terminar encerrada, usada y aprovechada por un mero capricho de la humanidad, desconfiada del mundo, de toda persona que se acerque a intentar algo, el más brusco contacto, el más mínimo ingenio sospechoso, el sonido más sombrío, la intención más disfrazada. Es evidente cuando la cobardía se apodera de mí, y en protección sólo comienzo a volar despavorida de todo aquel que intente tomar cercanía con las acciones más directas. Lo fuerte, lo escandaloso, lo atrevido, es demasiado para esta pequeña ave que busca seguridad en un bosque lleno de las más peligrosas intenciones.

Y entonces, llegas tú.

No invades espacio, sólo estas ahí, sonriendo, saludando, invitando sin jugarretas a que yo sea quien me acerque, si es que deseo hacerlo, la curiosidad me recorre y me poso a tu lado, estudiarte más de cerca para fiarme de tus intenciones. Me lo permites sin mosquearte un poco, toda pregunta es respondida, la honestidad y transparencia de tus palabras me sorprende, y decido confiar un poco más en ti, por lo que me quedo más de lo esperado en esa rama, a tu lado.

Siempre ibas y venias, hasta el punto que te vuelves cotidiano, aceptado y bienvenido a mi pequeño espacio, más la latente opción de que volara lejos de ti estaba siempre presente, la inseguridad y miedo de preservar mi bienestar estaba por sobre todo ¿Qué pasaba si buscabas hacerme algo?

Pero malicia no encontraba, cautivada y atenta me termine acercando mucho más, a la vez que permito que tu mano se alce hacia mí, sin palabras, con la misma expresión serena y amable del principio, sonará tonto, pero el hecho de colocarme en tus manos ha sido uno de mis actos más osados, pero a su vez más satisfactorios, las sutilezas de tus acciones, el juicio de tus tratos, me resguardaban en un paraíso que contenta me alegra visitar, porque tú, a diferencias de muchos, no necesitas de una jaula para tenerme a tu lado.