Conspiraciones

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Tres semanas, estaban a doce días de la llegada del día de brujas y él no aparecía. La casa tenía muchos inquilinos, pero hacía mucho que no se sentía tan sola. Tres semanas, hablando con Beau sobre sus inquietudes, veintiún días en los cuales vagaba por la casa. Quinientas cuatro horas de aislamiento. Lo extrañaba, lo extrañaba tanto que dolía. ¿Qué había cambiado? Antes tampoco lo veía, sin embargo sabía que estaba ahí; cuando jugaba con su hermano, cuando ambos reían, su presencia se sentía a su alrededor. Pero ahora no sentía nada, únicamente el vacío que había dejado tras su despedida. Estaba conversando con Moira en la cocina cuando su madre entró.

-Hola Violet, que bueno verte, últimamente no hemos cruzado muchas palabras ¿no lo crees? – Su madre le dirigió una sonrisa. -Así es, la verdad no tengo mucho de que conversar mamá – Violet no estaba de ánimos como para conversar – no hay novedades en la casa, nadie la ha comprado, a ningún niño se le ha caído una pelota como para decirte algo interesante. -No todas las cosas pasan a nuestro entorno, algunas pasan dentro de nosotros – Moira salió, se notaba que necesitaban intimidad. -Pues por dentro sigue todo igual – Violet no quería hablar, no estaba bien, y temía que su madre lo supiera. -Alto ahí pequeña, algo está mal, lo sé, lo siento como madre – le tomó una mano con ternura –si no quieres habar está bien, lo entiendo, pero quiero que sepas que siempre estaré acá para ti.

Y ahí ella le contó todo, a pesar de no quererlo, pero ¿en quién más confiar sino en su propia familia? Su madre era con quien más se sentía cercana, después de ver la valetía con la que había afrontado todo, desde la invasión a la casa, incluso pasando por la infidelidad de su padre. La fuerza de esa mujer le dio el impulso para contarle lo de Tate, de cómo el recuerdo de lo que había pasado entre ellos la detenía, de los sentimientos que profesaba por el muchacho, de Hayden, de lo que quería hacer para que se fuera y de cómo había llevado al chico a que desapareciera. Ella escuchó con silencio, paciente y receptiva a las palabras de su hija, cuando tomó un respiro más que nada porque las lágrimas ya no la dejaban hablar ella le dijo.

-Tu sabes lo que viví con tu padre, no te diré que perdonar es fácil porque aún hay días en que recuerdo lo que hizo con Hayden, pero en tu corazón sabrás que sentimiento prevalece ¿es el rencor o el amor? – La miró como si esperara una respuesta, pero nada pasó – no pienses que te juzgaré, de tu padre yo me encargo, si es eso lo que quieres.

Se levantó del asiento, y cuando estaba por salir Violet finamente habló -Madre, vuelve – regresó y se sentó a su lado – la verdad hay algo que quiero contarte, algo con lo que necesito ayuda.

Y así fue como le contó a su madre el plan de desterrar a Hayden, al menos por unos días, le dijo que entre más se juntaran a decir eso, más sería el tiempo que estaría fuera.

-Cuenta conmigo, esta noche hablaré con tu padre, Moira también nos puede ayudar – Su madre se veía decidida en conseguir seguidores. -Pienso que Travis también lo hará, recuerda que ella es quien lo encerró acá, tal vez podrías hablar con Chad y Patrick, entre más seamos, más tiempo tendremos lejos a esa perra.

Los comentarios comenzaron, avanzaban los días y poco a poco nuevos miembros de la casa se unían en contra de Hayden, cuando Tate llegó nuevamente al ático Violet estaba ahí.

-Te dije que volvería – el chico se veía cansado, ojeroso y muy demacrado. -Tate – Ella corrió a abrazarlo, en cuanto estuvo rodeado por los brazos de la muchacha se desvaneció. En la madrugada despertó, estaba todo oscuro, pero aun así supo que ella estaba allí. -Violet, ¿cuánto tiempo estuve fuera? – tenía voz de somnolencia. -Cuatro semanas, una por cada persona que te dijo que te fueras – Violet se acercó y colocó su mano en la frente del muchacho en gesto maternal. -No creo tener fiebre, sólo fue difícil volver – el agarró la mano de la muchacha y la besó, luego la puso en su cabeza para que lo acariciara. – Me falta un poco de cariño ¿sabes?, con un poco de tus caricias me sentiré mejor pronto.

Cerró los ojos, ambos lo hicieron en realidad, y se unieron a través de esos delicados dedos en la desordenada cabellera rubia del muchacho. Cuando sintió que se detuvo volvió a abrir los ojos y la buscó con la mirada. -Mañana, cuando podamos salir de la casa y estemos todos juntos en la entrada, se le dirá la frase a Hayden – su mirada fue fría, incluso algo despiadada, pero ¿cómo culparla? -Me parece bien, aunque tengo una pregunta todavía – esta vez su mano alcanzó su cabello y lo llevó detrás de su oreja para despejar su rostro - ¿a dónde vamos a ir luego de eso? -La última vez tú elegiste la cita, esta vez va por mi cuenta – Violet se levantó. -No te vayas, no todavía, estuve demasiado tiempo lejos de ti – Tate tomó su mano y la atrajo donde sí. -No me irá sola, ambos nos vamos a mi cuarto, hay cosas de las que quiero hablar, y no quiero molestar a Beau con nuestros susurros.

No se soltaron las manos, siguieron así, en silencio, hasta que la puerta se abrió. Ella se tumbó sobre su estómago en la cama y lo invitó a que se sentara en frente. Ambos estaban ahí, tan cercanos que podían sentir el calor del otro en una electrizante tensión que no duró mucho ya que Tate se acercó lentamente para besarla, una vez se juntaron los labios, sus lenguas buscaron el camino ya conocido por los amantes. Al principio ella fue muy tímida, pero la danza que ocurría dentro de sus labios comenzó a cambiar, era ella quien lo buscaba ahora, con ansia y una pizca de desesperación, como si se fuera a terminar aquello que estaba viviendo. Él quería más, y su mano se acercó a la parte superior de su cuerpo, indeciso, no quería romper lo que tenían ahora, quería vivir en ese momento por siempre, pero a la vez anhelaba más, estaban uno junto al otro, unidos en un beso pero él la quería más cerca, la ansiaba desnuda junto a él. Ella lo notó y por lo mismo tomó la iniciativa, le sacó la polera y comenzó a acariciar su pecho desnudo, al ver esto Tate decidió hacer lo mismo. Pronto ambos estaban despojados de toda ropa, jadeantes y ávidos por unirse una vez más, como cuando ella estaba viva, como cuando él seguía siendo simplemente un chico. Esta vez el amor venció al rencor, y a pesar de seguir pensando en lo ocurrido, continuó, y pronto ese recuerdo no fue más que una borrosa memoria en su cabeza, lo que seguía nítido era él, solamente él. El amanecer los sorprendió, ya se acercaba, y con él venía el plan, "crónicas de una muerte anunciada" pensó Tate, todos sabían lo que le iban a hacer a la joven mujer menos ella misma o al menos eso esperaban.

¿Funcionará el plan que tienen en contra de Hayden? ¿Se unirán los fantasmas de la casa de los asesinatos por una causa común?

Venganzas en HalloweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora