The Return of Arthur Pendragon

Isle of the Blessed (Part 2)

Todo ocurrió en un instante. La magia salió de disparada de mí, incontrolable. Sólo algo pasaba por mi cabeza en ese momento: no iba a perderlo nunca más.

El hechizo golpeó fuertemente a Morgana, haciendo que volara hacia atrás y cayera de espaldas contra el suelo. Sentí culpa luego que me di cuenta lo que había hecho, pero rápidamente se esfumó cuando la bruja se levantó, preparada para atacar.

-No te atrevas a tocarlo, Morgana- aquellas palabras del rey podrían haber hecho congelar hasta el fuego mismo-

Sentí el ruido del acero desenvainándose. Arthur se colocó frente a mí, alejándome con su brazo, para protegerme. Pero otros sonidos comenzaban a surgir de alrededor.

Miré hacia atrás y hacia los costados. No podía estar ocurriendo. Un escalofrío recorrió mi espalda, haciendo que me estremeciera. Capuchas moradas, negras y ocres comenzaron a dejarse ver entre las llamaradas que nos rodeaban.

Todos cabizbajos. Ninguno miró hacia el frente. Se colocaron uno a uno, formando una barrera. Era como... como si no fueran humanos. No se movían, ni hablaban, ni miraban. Lo único visible eran sus largas túnicas, con las que cubrían cada parte de su cuerpo.

No sabía si sentirme sorprendido o estúpido. ¿Cómo había creído que ella había venido sin compañía? Todo el tiempo, había intentado pensar que todavía podría rescatar, al menos, una pequeña parte de la vieja Morgana. Y, ahora, pienso que eso es casi imposible.

-¿Nunca soñaste con volver a sentir amor?- las palabras fluyeron poco a poco de mi boca.

Parecía que mi corazón debía, de una vez por todas, sacarlas de adentro. No había remordimiento, ni lástima, sino... esperanza. Seguiría con la esperanza de que ella, en algún momento, volviera a ser la radiante luz que había sido.

-¿Alguna vez pensaste en dejar de lastimar, de herir, de destruir, sólo por sentarte en el trono?- sentía que una gran carga se desprendía en mi interior- ¿Volviste a creer en el camino del bien, de la justicia, de la amistad? ¿Dejaste, en algún momento, de creer que los celos, la muerte y el sufrimiento de otros te daría satisfacción? La venganza te consume, Morgana. Pero, nosotros, tus amigos, quienes te amamos, te daremos otra oportunidad. La oportunidad de ser alguien mejor, de volver a aquellos lejanos días, donde peleabas por lo correcto, a cualquier costo-

Una lágrima traviesa se escapó, rodando por mi mejilla. El miedo, la rabia, la sensación de maldad; todo se había desvanecido. Ví como, lentamente, también pequeñas gotas salían de los ojos de la bruja.

Arthur parecía conmovido. Había bajado la espada y, lentamente, se acercaba a ella, con la mano extendida. Creí, por un simple y tonto momento, creí que ella la aceptaría.

Creí que, juntos, volveríamos cabalgando a Camelot, como tantas veces lo habíamos hecho. Creí que, de una vez por todas, la paz volvería a cada uno de los rincones de Albión. Creí que... creí que recuperaría a mi amiga.

¿Por qué le costaba aceptarse a ella misma como era? ¿Por qué trataba de querer ser un monstruo, cuando era todo lo contrario? ¿Por qué quería que el odio la dominara, cuando había sido tan valiente y tan fuerte peleando por la justicia?

-Toma mi mano, Morgana- la animó el rey- Por favor-

Pero, como dije, había sido un total ingenuo. Él y yo. Ambos habíamos pensado que, después de tanto, dejaría de lado el orgullo, para volver a ser Lady Morgana, "la joya del Camelot", como tantos caballeros la habían apodado.

En un abrir y cerrar de ojos, Arthur cayó al suelo, junto con Excalibur a su lado. Esta vez, Morgana lloraba más y más fuerte. Estaba paralizado.