Isle of the Blessed (Part 1)

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El oscuro lago se extendía frente a nosotros, como si estuviera a punto de tragarnos. El cielo gris parecía moverse lentamente en círculos, en grandes nubes de polvo, atravesadas por el rayo violeta.

Sólo se oían los cuervos grajeando, a lo lejos, posados sobre las ruinas de la fortaleza que alguna vez había dominado la pequeña isla, que se había convertido en el centro del poder entre la vida y la muerte.

Las respiraciones entrecortadas de los caballeros señalaban que un tanto de miedo, igual que a mí, sentíamos sobre lo que podríamos llegar a ver o enfrentar del otro lado. Pero, Arthur no. Él miraba fijamente hacia la otra orilla, como si estuviera dispuesto a destruir lo poco que quedaba de ella.

-Mi Lord- llamó Percival- ¿Cuál es el plan?-

-Debemos infiltrarnos sigilosamente, si es que Morgana no sabe ya que estamos aquí- anunció él- Y, luego, yo entretendré a mi hermana, para que ustedes rescaten con Merlín a su madre-

¿Acaso había enloquecido? Si acaso quería enfrentar él solo a Morgana, lo más probable sería que pereciera. Si bien nadie podía blandir una espada como él, no podría con tan grande poder.

-Lamento contradecirte, Arthur- le respondí, negando- Pero no podrás enfrentar tú sólo enfrentar a Morgana. Yo me encargaré de ella, y ustedes, salven a mi madre. Por favor-

El corazón se me cayó a los pies, al pensar que hoy, alguno de esos amigos, podía morir. No podía soportar la idea de perder otra vez a Lancelot, quien recién regresaba con nosotros. O de perder a León, o a Percival, quienes habían estado a mi lado desde aquella tarde en Avalon. O... volver a Arthur cerrar sus ojos y dejar escapar su último aliento...

-Absolutamente no, Merlín- negó él- Tú debes regresar a Camelot, tú eres quien debe salvar a su madre. Por favor, yo la enfrentaré-

-Tú eres el rey, Arthur- repliqué- Tú eres quien debes volver a Camelot. Soy el único que puedo pelear contra ella-

Miré al suelo, cabizbajo. "Pelear contra ella". Cada vez que tenía que pensar en eso, me dolía. Me dolía todavía el haberla perdido, y el no saber si todavía podría volver a ser la mujer bella y de tan buen corazón que había sido.

Todo me daba vueltas: los caballeros, el rey, el lago, la isla, la sacerdotisa, la magia, mi madre. Y ahora, probablemente tendríamos que entrar a un duelo, en una pelea, de la cual alguno de nosotros podría no salir con vida.

-Entonces, yo iré contigo-declaró el rey, finalmente, decidido- Hoy yo soy quien debo acompañarte, Merlín-

Pasó la mirada los caballeros, que miraban la disputa con el entrecejo fruncido, concentrados en el porvenir.

-Sir León, sir Percival- mencionó el monarca- Deben infiltrarse en la isla, sigilosamente, y buscar a la madre de Merlín. Sir Lancelot, tú irás con ellos. Demuestra que tu lealtad está verdaderamente con el reino-

El noble Lancelot dió un paso al frente, y le estrechó la mano al rey.

-Así será, mi Lord-

-¿Merlín?- pasó su vista a mí- Llévanos a la isla-

Allí, en la orilla de las aguas, reposaba el tan conocido bote. Se sentía el repiquetear de las botas contra el suelo húmedo, a medida que todos nos dirigíamos hacia él.

Suavemente, el bote comenzó a abrirse paso entre las aguas. El silencio seguía presente en el lugar, nadie abrió la boca en todo el trayecto. Aquella oscura fortaleza, inspiraba cierto temor.

-¿Qué haremos si hallamos a tu madre, Merlín?- susurró León- No podemos arriesgarnos a esperarlos, pero tampoco podemos salir de la isla sin tu magia-

The Return of Arthur PendragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora