Pasó una semana desde su plantón y apenas confiaba en que me iba a llamar. Aquel día estaba como cualquier otro en mi pupitre, en aquella aula del sótano de la facultad de psicología haciendo lo que tocase.
Ese día a ultima hora tuvimos una actividad especial en la que tuvimos que medir tiempos con el cronómetro del teléfono. Haciendo aquello todo fue bien hasta que 20 minutos antes de que acabara aquella sesión recibí una llamada suya. La vi y temblé, temblé por no poder atenderle en el momento y por miedo a que lo apagase cuando yo pudiese atenderlo.
Llegó la hora de salir, cogí el teléfono y marqué su número. A los dos toques respondió y tras pedirme disculpas por el plantón del día anterior me propuso vernos en un parque cercano a su casa, yo acepté y con una sonrisa en la boca y sintiéndome la persona más feliz del mundo cogí el tren y fui al lugar acordado.
Rato después llegué, compré comida en un bar y acoplé allí mi ordenador para estudiar hasta que llegase la hora y diez minutos antes de ella y habiéndome sentido muy productiva fui hacia el parque que quedaba al lado. Allí recibí una llamada suya diciendo que en 10 minutos estaría en el parque. Colgó, me senté en un banco, encendí un cigarrillo y mientras esperaba lo fumé.
Tal y como había dicho llegó en el tiempo acordado, me reconoció de lejos y fuimos a un trozo de césped alejado de todo. Al llegar nos abrazamos y le acaricié el pelo. Me preguntó sobre como me iba y le conté que había dejado a Dani y al preguntarme porque le dije que se mentía mucho en mi vida pero me faltó valor para decirle que me había empezado a gustar.
Nos seguimos acariciando la cara, nos tumbamos en la hierba y nos besamos la cara. Ambos rehusábamos el contacto de nuestras bocas aunque yo estaba deseosa de saborear cierto manjar de los dioses y tras un profundo debate interno le di un tímido pico que correspondió intensificando y profundizando el beso.
Desde ese momento nos deleitamos comiéndonos la boca hasta que una de sus alarmas nos devolvió a la realidad. En ese momento ambos recogimos nuestras cosas y fuimos camino de la estación de metro, nos despedimos y nos fuimos cada uno por su lado.
Más feliz que una perdiz llegué a mi casa y al llegar recibí una llamada suya preguntándome si no me había mojado, lo negué y colgué. ¿me volvería a llamar?¿le habría gustado el encuentro de ese día?
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c7 de madrugada
Teen FictionUna vez planeada su marcha de la cuidad y sin ningún motivo aparente que la agarre a ella, Alex, va a despedirse de su amigo. Esta despedida por suerte o por desgracia le hace conocer a Guille. Este personaje además de darla un motivo por el que su...