Capítulo 10.

3.2K 227 64
                                    

Al momento de dormirme sobre el cuerpo de Alex, no alcancé a pensar a qué hora volvería a mi casa.

Desperté cuando el sol se asomó por mi rostro. Alex dormía sin problemas y con la boca abierta. Es evidente que se despertó a mitad de la noche para cubrir nuestros cuerpos con la sábana y apagar la música.

Salí de la cama y me vestí.

-Buenos días -dijo él con una sonrisa en sus labios.

-Hola -sonreí-. ¿Por qué no me despertaste para que regresara a mi casa?

-Oh, lo siento. No me acordé de aquello -respondió, sentándose en el borde del colchón.

Suspiré. Sabía que me iban a dar un buen regaño por esto.

-¿Tus padres se enfadaran? -me preguntó mientras se colocaba el bóxer.

-Tal vez...

Se acercó a mí y plantó un beso en mis labios.

-Si quieres hablo con ellos -tomo delicadamente mi rostro con sus manos.

-¿Y qué les dirás? ¿Su hija estaba teniendo sexo conmigo por eso no llegó anoche a su casa? -levanté las cejas.

Alex rió.

-Le diré que Jamie llevó las llaves de la casa, que tenías mucho sueño y te ofrecí mi casa hasta que él regresara, pero se nos pasó el tiempo y despertamos a esta hora.

Solté una carcajada.

-Despreocúpate -le dije y me acerqué a su boca. Lo besé con lentitud.

Alex se abrazó a mi cuerpo. El deseo estaba volviendo, pero debía volver a mi casa, antes de que me maten.

-Debo irme -le susurré.

-Quédate un poco más -me dijo, aún con los ojos cerrados, sobre mis labios.

Me separé de él y terminé de vestirme. Me peiné con los dedos y lo miré.

-Duerme, Alex. Luego hablamos -le dije.

Caminó hacia mí.

-¿Segura que no quieres que le hable con tus padres? -preguntó.

Asentí.

-Hablaré con Jamie para que me cubra.

Giré la perrilla de la puerta y la abrí. Alex me acompañó hasta la puerta y nos despedimos con un beso. Me dirigí hacia mi casa, por suerte la puerta estaba abierta. No había nadie, ni en la sala ni en la cocina. Subí las escaleras sigilosamente y me metí a mi habitación. Minutos después llegó Jamie.

-¿Son estas horas de llegar? -dijo susurrando-. Tienes mucha suerte, mamá y papá aún no despiertan.

-¿Qué hora es? -pregunté sentándome en la cama.

-Las siete -se sentó a mi lado-. ¿Dónde estabas?

-En la casa del vecino -dije con tono de niña buena.

-Oh, no, Mandy -gruño despacio-. No me digas que lo hiciste.

-¿Te importa?

-Es... Alex Turner.

-¿Y qué con eso? -pregunté.

Sacudió la cabeza.

-Solo te estoy previniendo. No quiero que andes llorando por los rincones como la última vez.

-No estoy involucrada en algo con él -le dije.

-¿A qué te refieres? -unió sus delgadas cejas.

Mardy BumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora