Capítulo 17.

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Martes.

No iba a ser una semana demasiado fácil para mí. En realidad, para ninguna de las personas que me rodeaban. Por un lado era muy bueno que los Arctic Monkeys tengan éxito. Sin embargo, a todos ellos les costaba dejar muchas cosas de la ciudad, a pesar de que iban a volver de vez en cuando, pero obviamente, la situación no era la misma.

Los que más mal la estaban llevando eran Alex y Jamie. Mi hermano no quería dejarnos y mucho menos a Lyla. A Alex le importaba más el hecho de dejarme a mí que a su familia. Mis padres estaban extremadamente orgullosos y tristes a la vez, al igual que Lyla. Yo, por mi parte, intenté procesar todo en mi mente y así estar preparada para lo que se venía; la despedida.

Estaba mirando la televisión tranquilamente en mi cuarto, cuando Jamie entró, se sentó a mi lado y me abrazó.

—Te voy a extrañar, hermanita —pronunció.

—Y yo a ti, pequeño —besé su mejilla.

—Nos acaban de llegar los boletos para viajar. El sábado a las nueve de las mañana, ¿puedes creerlo? Tendré que madrugar —gruñó.

Solté una carcajada.

—Creo que deberías acostumbrarte a esa vida —dije sonriendo.

—¡Me niego! —bromeó, ambos reímos— ¿Qué sucederá con Alex? —inquirió luego de unos segundos.

Apreté los labios.

—Como si nada hubiera sucedido… —contesté.

—Vaya, eso será… duro —soltó.

—Sí —asentí—. ¿Y qué planeas hacer con Lyla?

—No lo sé aún. Tal vez mantenernos como amigos y cuando regrese a pasar unos días aquí, salir o algo —se encogió de hombros— ¿Quieres acompañarme a comprar algunas cosas que me faltan?

—Claro, vamos —acepté encantada.

Nos dirigimos al centro comercial en el Ford Focus azul, sí,  ese en el que fuimos a la playa aquella tarde de verano y luego descubrimos que teníamos nuevos vecinos. Maldición, como pasa el tiempo.

Entramos en una tienda de camisas, donde Jamie se compró dos; una azul a rayas y otra completamente negra. Luego fuimos por los jeans. Yo parecía esos chicos que salían de paseo con sus novias y se quedaban sentados esperando a que su chica se decida por algo.

En una de las tiendas estaba sonando la radio principal de Sheffield, y mientras Jamie elegía el jean que más le gustaba, empezó a sonar Fake Tales Of San Francisco. Mi hermano me miro, sorprendido y con una sonrisa de orgullo en sus labios. Le devolví aquella sonrisa, como una seña de admiración. 

Solo les quería comentar que falta muy poco para el final, es más, este es uno de los últimos capítulos :( 

Mardy BumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora