"Un día casi bueno"

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A vuelto a despertar; está vez a notado que ya está oscureciendo. Le gusta; siempre prefiere la oscuridad antes que la luz; ahora lo tiene más claro que. nunca.
Va por los pasillos para de paso tomar algo, por lo menos debe tener agua en el estómago y no sólo nicotina.
Ella: ¿Milenka?... ¿Dónde estás? ¡¿Milenka?!
Milenka: Dime hermana.
Ella: Papá ¿Ya ha llegado?
Milenka: Si; dijo que quería hablar contigo.
Ella: ¿Quieres oír música?-pronuncia mientras se sirve un vaso con agua-.
Milenka: Vale, pero ¿Lo dejamos para mañana si hermana? Estoy cansada ahora mismo, y quiero dormir. Ya serán las 11:00 de la noche; me pesan los ojos.
Ella: Está bien; vamos, yo te arropo.
Luego de dejar dormida a su hermana como el día anterior a sentido la sensación de que Milenka se a despedido, o mejor dicho; ella se despedía de Milenka. A sentido una de esas sensaciones en las cuales parece que no volverás a ver a la otra persona.
En cuando se ah alistado para abrir la puerta y por lo menos quedarse sentada afuera; a tenido que ver a su papá.
Eduard: Contigo necesitaba hablar.
Ella: ¿De qué?
Eduard: Trato de soportarte, pero no se puede.
Ella: ¿Soportarme?-lo que a pronunciado su "papá" es falso; totalmente falso. La que lo soporta es ella-¿Y por qué lo dices?
Eduard: Desde que se a ido tu mamá sólo quieres salir. ¿Acaso también te quieres ir?
Ella: ¿Quererme ir? Lo he pensado, pero no tengo a donde.
Eduard: ¡Vez que eres insolente!
Ella: Soy sincera, y si no quieres que responda más. Me voy. Buenas noches.
Esuard: No he terminado de hablar contigo.
Ella: Yo si.
Mientras ella a cerrado la puerta de su casa a salido como pudo de su casa itratando de ignorar los gritos de su "padre".
Eduard: ¡Hey! ¡Regresa! ¡Te dije que regreses!
Su hija lo a ignorado por completo, y siente que a corrido por su vida. Odia correr, pero aveces le saca provecha a su buena carrera.
(...): ¿Qué sigue?
Mente: ¿Seguir corriendo?
(...): Que graciosa, estoy agotada.
Mente: Descansemos.
A encontrado una banca cerca suyo y a quedado totalmente cansada, está al tope con todo y no sabe cuanto más podrá soportarlo.
(...): Ya no quiero descansar; vallamos por ahí.
Mente: ¿Y el peligro?
(...): El peligro está en mi casa.
Mientras a comenzado a andar; ella se a dirigido hacia las grandes autopistas; le gusta pasar por ahí caminando lentamente como si el camino nunca se fuese a acabar.
Mente: ¿Y si viene un carro? Nos pueden atropellar; ve más deprisa.
(...): Nah; deja esas ideas. Es de noche y no hay taxis a está hora.
Han ido saltando en un pie, y luego repitió el mismo gesto con el siguiente pie; a logrado sacarse una sonrisa. Que hermosa es sonriendo; ella ya estaba olvidando lo bien que se sentia, pero hee... Recordó: "Mientras más sonría, peores serán las desgracias siguientes". Aquella sonrisa a desaparecido inmediatamente, y a pasado por un puente; el cual nunca le gusta porque recuerda que hay peores casos de personas que la pasan peor que ella debajo de aquel puente, aunque si ella pudiese; sin dudar intercambiaría de vida con cualquiera de aquellas personas; total ella ya está acostumbrada al infierno.
Alguien se acerca; parece un niño, no lo diferencia en la oscuridad.
-Disculpe jovencita ¿No tendrá una moneda?
Ella: Más que eso ¿Quieres acompañarme un momento?
-No la conozco, y... y mi madre está sola debajo sin abrigo.
Ella: ¡¿Qué?! Esto no puede ser. Por favor acompañame ¿Cómo te llamas?
-Arnold; me llamo Arnold.
Ella: Mucho gusto Arnold. Ya nos conocemos; anda ven. Prometo no hacerte daño, es más. Te confieso que necesito igual ayuda que tú; por favor ven conmigo.
Arnold: Pero; bueno está bien.
Han ido recorriendo las autopistas que ella antes ya había caminado, mientras ella lo está tomando de la mano al cruzar, no le gusta eso. No le gusta tomar la mano de nadie por mucho tiempo, pero si de ayuda se trata, hace un esfuerzo.
Ella: Eh aquí mi casa; entra.
Arnold: No, yo no, no puedo.
Ella: Es cierto ¿Sabes? Tu mamá tiene un hijo muy inteligente. ¿Me esperas? Traeré algo; quizá no sea mucho pero espero lo aceptes.
Mientras ella a corrido a sacar sus sabánas, también a ido tras unas cuatro poleras, tiene suerte de que le guste lo oscuro. A conseguido comida de la despensa ya que no está el pesado de Eduard; y también se a atrevido a sacar dos abrigos que su madre había olvidado llevar.
Ella: ¿Y entonces?¿Nos vamos?
Arnold: ¿Qué es todo esto señorita?
Ella: Cierto; antes que todo ten. Pontelo, apuesto a que te caerá bien; llevas pinta de 12 años ¿Me equivoco?
Arnold: Cumpliré 12.
Ella: Estás muy alto para tu edad; y te ves bien; ahora pontelo.
Arnold: ¿Mm...me..me lo está regalando?
Ella: No te he regalado nada, eso es tuyo; sólo lo había pedido prestado.
Arnold: Jajajaja-a logrado sonreír mientras sus ojos brillaban de felicidad-No puedo creerlo; muchas gracias.
Ella: No agradezcas; no puedes andar por las calles con sólo un polo, no lo mereces. Ahora si vamos; ten llevas estás tres que también han sido tuyas. Yo llevaré estás dos sabánas; y está almohada. Ah y también lleva está bolsa.
Arnold: Yo obedezco; y gracias nuevamente.
Mientras ambos fueron corriendo hacia la madre que de seguro debe haber estado preocupada; han llegado en cuestión de minutos.
Ella: ¿Y por dónde es exactamente?
Arnold: ¿No le da miedo bajar señorita?
Ella: No si se trata de ti; anda, vamos.
De ese modo encontraron a la madre de Arnold efectivamente preguntando por él.
Arnold: Mamá; Mamááá!
Miriam: ¿Dónde te habías metido, y qué es todo esto?
Ella: No lo regañe señora; mil disculpas, a sido mi culpa. Yo le he dicho que me acompañará para traer esto.
Miriam: ¿Qu...qué es todo esto?
Ella: Lo escencial. Y en la bolsa que lleva su hijo hay frutas y unos cuantos paquetes de galletas, y también otro tipo de sumplementos; las capucha que lleva su hijo son de él, disculpe que me las alla llevado de ese modo; y por cierto estás sabánas y la almohada ahora son suyas.
Miriam no a entendido el chiste de las capuchas mientras su hijo se a quedado riendo y al mismo tiempo botando unas cuantas lágrimas.
Miriam: Yo... yo no puedo recibir todo esto...
Ella: No. Si puede; claro que puede, tiene que poder. Por favor me he venido corriendo y esto pesa demasiado, no lo puedo regresar. Sólo aceptelo, y disfrutelo.
Miriam: Pero cómo?
Ella: Su hijo me hizo un favor; y casi lo olvidaba. Arnold ven; toma. Las monedas que te debía.
Arnold: Señorita yo...
Ella: Arnold todo se compensa; tú me has salvado; ten, tomalo.
Mientras que Arnold la abrazó demasiado fuerte como para no soltarla, la muchacha se a despedido y le a deseado buenas noches a él y a su madre. Prometió que lo visitaría nuevamente; pero ya es momento de que valla a dormir. En el camino a su casa a notado que no a sido un día tan malo despúes de todo.
Ha llegado y su papá sigue desparecido; menor para ella. Ya dormirá y no quiere interrupciones, no está vez.

"SECRET LIFE"Where stories live. Discover now