Capítulo 29

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Mayo 18 - Día 48

No había hablado con Lisa, excepto por unos cuantos mensajes hasta el martes, las citas que tuve el lunes me dejaron demasiado cansada como para hacer otras cosas, solo olí la cena y sin probar bocado alguno me fui a la cama sintiéndome un fracaso. Podía sentir que el tratamiento y la enfermedad comenzaban a afectarme más, pero maldita sea si dejaba de trabajar. Tenía una obligación con mis pacientes y conmigo misma, pensaba en dejar de trabajar hasta que físicamente no pudiera ponerme de pie.

Cuando finalmente fui con Lisa su habitación de hospital estaba misteriosamente vacía. No podía haberse ido muy lejos, sus sabanas estaban revueltas y su laptop abierta encima de estas, pero no había ninguna señal de ella.

–¿Lisa? –dije con voz alta llamándola mientras me acercaba a su cama tratando de no preocuparme. Probablemente había salido por algo de comer. Deje mi bolso en la silla deseando que el pánico que crecía en mi pecho se fuera por completo. Ella nunca salía de su habitación, jamás lo hacía.

–¿Lisa, amor estas aquí?

¿Qué tal si algo realmente serio y malo había pasado? ¿Qué tal que tuvo un ataque y se cayó en algún lado sangrando esperando a que alguien lo encuentre? Mis manos comenzaron a temblar mientras tomaba mi celular para enviarle un mensaje rápido con "¿Donde estas?", estaba esperando que ella se encontrara bien para responderme.

–Lis, por favor –dije lentamente, deje mi celular entre mis manos y me quede mirando el techo esperando que tal vez si deseaba con todas mis fuerzas el aparecería perfecto y sin ningún daño– ¿Lili? –dije de nuevo sonando solo incluso para mis propios oídos.

Me senté en el suelo, sentí el dolor de mis huesos mientras mi cuerpo tocaba los azulejos. Mi cerebro estaba sobrecargado de tanto pensar. Estaba tan cansada e increíblemente abrumada– Espero que estés bien.

Hubo un largo momento de silencio, durante en el cual cada horrible posibilidad paso por mi mente al menos por cuatro veces, luego escuche una voz suave que se asomó para encontrarse con la mía– Estoy bien.

Levante mi cabeza y mis ojos miraron a través de la ranura de la puerta del baño, una sombra estaba acurrucada en la oscuridad– ¿Lisa? –dije de nuevo.

–No entres –dijo con una voz baja y entrecortada como si algo se hubiera roto dentro de ella.

Me recosté en el suelo y mire por debajo de la puerta del baño tratando de ver algo entre las sombras– ¿Por qué la luz no está encendida?

Ella dejo escapar un suspiro tembloroso– No quiero ver.

Me senté de nuevo y me apoye contra la puerta de madera, no quería hacer nada más que entrar y abrazarla para tratar de reparar lo que sea que haya salido mal– ¿Me puedes dejar entrar?

–No –me respondió rápidamente– por favor, no –dijo luego con suavemente.

–Está bien –me acurruque poniendo mis rodillas contra mi barbilla y mis brazos alrededor de mis piernas. Era en situaciones como estas que recordaba que tan frágil era Lisa. Ella era tan encantadora, era tan fácil de ser lastimada y yo no podía protegerla de todo, especialmente cuando ella estaba completamente destrozada– ¿Quieres decirme que pasa?

–No –me contesto.

–¿Lisa? –le pregunte deseando poder envolverla entre mis brazos hasta que dejara de estar triste. 

–¿Si?

–Te amo mucho –susurre.

No me respondió, solo tomo un aliento tembloroso y deslizo sus dedos por debajo de la puerta tocando los míos. 

No se por cuánto tiempo estuvimos sentadas ahí, le envié todo lo bueno que me quedaba en mi cuerpo a través de la puerta, ella tomaba largos respiros con cierto escalofrió. Se estaba haciendo tarde, la oscuridad se había extendido, la única iluminación que había era de la luz de afuera y de la pequeña lámpara que tenía junto a su cama. Eso era lo único que mantenía con brillo el lugar, se sentía tan solitario, parecía algún tipo de presagio enfermo, algo de lo que ocurriría cuando ya no estuviéramos aquí para llenar la habitación.

–Jennie deberías de ir a dormir –dijo finalmente, su voz sonaba suave y cansada como si fuera a romper en llanto– te vas a odiar en la mañana si no vas a dormir.

–No te voy a dejar, lo sabes –le prometí apretando sus dedos contra los míos lo más que podía.

–No importa lo mucho que quieras que me vaya –la forma en la que hablo se había clavado en mi pecho causándome un dolor profundo, me preocupe y decidí que me quedaría aunque me rogara que me fuera, porque después de todo tenía la certeza de que ella aun pensaba que si me alejaba me salvaría. Me quede ahí aunque mis parpados comenzaban a sentirse pesados y mi cuerpo entumecido. 

Catch Me, I'm Falling (Jenlisa G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora