Sakura había sido transferida de cuidados intensivos y él solo podía maldecirse a sí mismo por no haber podido encontrarla aún.
Era su segunda noche deambulando sin rumbo fijo deseando poder volver a verla, esperando poder hallarla de nuevo sana y salva. Había comenzado a perder la paciencia, además de la cuenta de cuántas veces había recorrido cada sala a la que podía acceder sin ser descubierto en apenas dos noches, y le aterraba siquiera pensar en la posibilidad de que ella haya logrado su cometido de quitarse la vida durante su ausencia. Solo podía repetir en su mente una y otra vez a modo de tortura, a la par de cada paso que daba, que no había sido capaz de salvarla. Y su estómago comenzaba a arder de frustración.
Adquirió una nueva habilidad casi sin darse cuenta. Ahora podía escuchar hasta el mínimo murmullo al otro lado de las puertas. Pegaba la oreja, impaciente y ansioso, esperando oír el suave timbre de su voz entre el silencio, pero todo era en vano. Prestaba atención a todas las conversaciones que había podido escuchar entre médicos, pacientes y enfermeros, escondido entre las sombras, intentando dar con un indicio de su paradero, pero nadie había vuelto a hablar de ella. Parecía que simplemente había desaparecido sin dejar rastro, como si se hubiese desvanecido su presencia en el mundo. Pero él no pararía de buscar hasta encontrarla. No podría parar aunque lo intentara.
Necesitaba verla de nuevo.
Se dejó caer sin cuidado en las escaleras de servicio luego de su segunda vuelta por el tercer piso. Llevó las manos temblantes al rostro, se sentía molesto e impotente, y su mente se rehusaba a abandonar la idea de encontrarla. Deslizó ambas manos por entre sus cabellos y acabó perdiendo la mirada en algún punto entre el piso bajo sus pies y el infinito. Ella misma le había dicho que pronto no podrían verse más en el mismo lugar, pero en ese momento no comprendió, o quizás no quiso hacerlo, que tal vez significaba que simplemente ya no podrían volver a verse en esa vida.
Negó sacudiendo fuertemente la cabeza, ganándose un súbito mareo, y se volvió a poner de pie, tambaleándose ligeramente antes de continuar su búsqueda. Su pecho se oprimía tras cada respiración, hasta doler.
Su ausencia le dolía.
Se había acostumbrado a visitarla sin falta cada noche. Hablaban de todo y de nada particularmente, pero había descubierto apenas hacía poco, aunque aún no había querido afrontarlo, que en realidad disfrutaba estar con ella. Su presencia le provocaba una sensación extraña que se colaba por su espina dorsal y acababa por llegar hasta su nuca, erizándole la piel. Pero no era algo molesto, más bien todo lo contrario, sentía que estaba recuperando algo de sí mismo que creyó que ya se había perdido por completo. Era una sensación de calidez que se expandía por su cuerpo, naciendo desde su pecho, envolviéndolo de forma similar al sol en verano. Era reconfortante, como recostarse bajo la sombra de un gran árbol después de andar una larga distancia, o como probar la comida que su madre solía preparar solamente para él cuando era pequeño.
Continuó su camino subiendo las escaleras sin siquiera percatarse. No fue hasta que se encontró más allá del último piso, frente a la puerta que daba a la azotea, inútilmente protegida por una sencilla cadena oxidada que la cruzaba de un lado a otro, y un inservible letrero colgante de prohibido el paso; que comprendió que de nuevo cuenta algo más que su razón lo estaba guiando.
Contuvo el aliento, dudó un segundo y abrió la puerta.
-Comenzaba a creer que no volverías aquí.
Exhaló largamente hasta vaciar sus pulmones. Pudo sentir su corazón comenzar a latir con arrebato dentro de su pecho al ver su silueta y poder escuchar de nuevo su voz. De pronto le parecía que se hubiese librado de una pesada carga que había estado llevado a cuestas, sofocándolo.
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Entre tus venas
Fanfiction-¿Cómo lo hiciste? -cuestionó ella. Aquella pregunta era ambigua, y a pesar de ello él sabía exactamente de lo que estaba hablando. -¿Corté mis venas. -musitó con la voz ronca, tras soltar un largo suspiro que apagó su breve momento de debilidad. -Y...