Pasan los días - Capítulo 4

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Pasaron los días, no muchos tal vez unas dos semanas.

Todavía no había hablado con Melanie de ello, bueno, ni con ella ni con nadie. Seguía escondiendome de cualquier persona que llamara a la puerta y no constaba a ninguno de los cientos de mensajes y llamadas de Richard, Melanie ni mi hermana.

Antes, Melanie venía todos los días a mi casa para ver si la abría y la dejaba entrar. Ahora lleva ya tres días sin venir, creo que se están empezando a rendir. Ya no recibo tantas llamadas perdidas ni mensajes.

El único que sigue igual es Richard. No se daba por vencido. Pero por mucho que el lo intentara, no pensaba hablar con el jamás.

Estaba tan mal que me pedí la baja en el trabajo, se que no debería haberlo hecho, pero es que ni siquiera eso me distraía.

Siguieron pasando los días, hasta que me dí cuenta de la realidad, estar sola no funcionaba, es más me hacía pensar demasiado y me estancaba.

Así que pensé en a quien le podía contar todo. La primera persona en la que pensé fue en Melanie pero seguramente, se lo acabaría contando a todos. Mi hermana, no se lo pensaba contar, se preocuparía demasiado y acabaría contandoselo a mi madre, lo que es peor. Y Richard, no iba a decirle nada sobre lo que sentía, pero a la vez quería decirle unas cuantas cosas sobre todo lo que me había hecho pasar pero yo sabía que al final nunca se lo diría, soy demasiado cobarde.

Asi que estaba decidido. Se lo contaría a Melanie, traería problemas pero no tantos como los demás.

Ya eran las 7 de la tarde y no me apetecía decirselo. Necesitaba una de esas tardes en las que te quedas en el salón a oscuras viendo películas y rodeada de comida, sin darte cuenta de lo rápido que pasa el tiempo.

Al día siguiente me desperté tarde y llorando, pero sinceramente no me apetecía recordar el sueño culpable de ello.

Me arreglé todo lo que pude, me puse kilos de maquillaje, me puse la ropa más nueva que tenía y le mandé un mensaje a Melanie.

- Tenemos que hablar

- ¿ Estás bien ? No hagas nada raro.

- Estoy bien tu tranquila pero necesito hablar. Quedamos en el restaurante del centro comercial en 30 minutos.

- Vale

Me retoqué aun más para que no viera lo mal que estaba. Aunque imagino que ella ya se lo temía.

Cogí el coche y conducí hasta el centro comercial con mi canción favorita puesta en la radio para distraerme y no pensar en lo que le iba a contar a Melanie. Había pensado en qué decirle pero sinceramente, además de ser horrible, se me había olvidado por completo.

Llegué al centro comercial y Melanie ya estaba esperándome. A veces es extremadamente puntual. Estaba distraída buscandome entre la gente así que aproveche para mirarme en un escaparate y comprobar que no parecía estar tan mal de lo que en realidad estaba. Me coloqué el pelo, tomé aire y me dirigí al banco en el que ella estaba sentada o a mi juicio final.

No tardó mucho en darse cuenta de que me estaba acercando a ella y en cuanto me vió se levanto como un rayo a darme un abrazo. Aunque ella no lo supiera ese abrazo me ayudó muchísimo más de lo que se podría imaginar.

- Estás fatal - Me saludó Melanie

Me reí con una risa un tanto falsa mientras pensaba en que lo que estaba mostrando en ese momento no se acercaba ni por asomo a como estaba en realidad.

- Ya lo sé

- No me llamaste. Fuí a tu casa, y no respondiste ni a mi mensajes ni a mis llamadas ¿Por qué? Somos amigas ya sabes que puedes confiar en mi.

- Ya lo sé y lo siento. Pero entiendeme, necisitaba estar sola, pensar, analizar mi vida y descubrir que es una mierda.

- Te entiendo, pero podría haber estado a tu lado, habría sido todo más fácil - hice un gesto de negación y de dolor con la cabeza y ella lo entendió - perdona, se que no quieres hablar de esto.

- Gracias

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