Família

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Los hermanos no sabían dónde meterse o que hacer, debajo de esa capa apareció Irina, su madrina. Rin fue el primero en estallar.
— Nos dijeron que te habían matado! Que mataron a papá y mamá y la siguiente fuiste tú y que nunca....
Irina esbozó media sonrisa.
— Nunca encontraron mi cuerpo porque nunca me mataron, solo me quede en la sombra para que no fueran hacia vosotros, pero ahora ya era inevitable, debía volver, os han contratado para que asesines a Koro-sensei, yo estoy para ayudar y...además... el ataque del otro día sólo fue un aviso, Karasuma sufrió el mismo ataque ayer por la noche.
Karasuma no decía palabra, la clase estaba asombrada con la historia y Koro-sensei se había acercado a Shiemi para observar que no tuviera ninguna herida y sus contantes vitales estuvieran estabilizadas.
— Que más dará Karasuma? Acaso el ministerio quiere deshacerse de sus asesinos? — preguntó Yukio con cierta boca pequeña, temiendo la contestación.
—Yukio, debemos estar los cinco juntos, será una mejor manera de que no puedan con ninguno.
Rin bajó a su hermana y se encaró a Karasuma, el cual se mostró indescifrable ante esa reacción.
— Habla, por qué Irina te mete en nuestro saco?
Karasuma miró a Irina y está le afirmó con la cabeza, Shiemi observaba desconcertada ese intercambio de miradas cuando cayó en lo que alguna vez le había contado su padre. Se giró hacia Karasuma y le dijo.
— Tú...no puede ser... si realmente eres quien creo que eres... que has hecho durante estos años que hemos permanecido solos?
Sus hermanos no los estaban entendiendo, Shiemi se acercó a Karasuma, apartando a Rin de su camino.
— Papá no tenía como apellido Karasuma.
— Lo se, es lo que tiene ser asesino, Shiemi, vuestro padre realmente se llamaba Nashumo Karasuma y era mi hermano.
La clase alucino y los hermanos se quedaron bocabiertos ante esa declaración. Los dos chicos no se creían al 100% eso he estaban contando y entonces ase acercaron a su hermana.
— Bien, si realmente eres hermano de papá, sal fuera a pelear con nosotros, primero sabrás como peleaba papá y cómo peleaba contra nosotros, si realmente eres el hermano del que él hablaba, sabrás como nos enseñó y en que puntos tenemos carencias.
La clase no dudó en salir seguidos de Koro-sensei, Irina y Karasuma.
— Tengo un cacao a la cabeza ahora mismo...— Decía Shiemi.
— Sabemos luchar y si es cierto, sabrá derrotarnos... aunque sea delante de la clase, da igual, no somos fáciles.— Yukio lo dijo seguro
Shiemi no mencionó nada, ella sabia cuando lograban derrotarla. Salieron al patio y Karasuma se quitó la americana para poder luchar mejor. Shiemi avanzó unos pasos, estando rodeada de sus hermanos.
— Bien, así irá la cosa, lucharemos los tres contra ti, esa la única pista que te daremos.
— Entendido pero...a qué punto entrarás tú realmente en la pelea?
Yukio vio que sabía más de la cuenta y que había dejado a su hermana anonadada... Rin y él dejaron a su hermana atrás y empezaron a pelear contra Karasuma. Shiemi estaba desconcentrada, empezaba a ver que Karasuma sabía más de lo que se pensaban. mientras Shiemi observaba cómo peleaban y Karasuma evitaba casi todos los golpes que le llegaban por parte de sus hermanos Koro-sensei se puso a su lado.
— Realmente creéis que alguien os mentiría respecto a su hermano?
— Koro-sensei, el mundo donde estamos metidos hay muchísima mentira, como sabemos que no quiere matarnos? Como sabemos que realmente Irina está de nuestra parte y no la tiene amenazada?
— Sabes Shiemi, es normal esa desconfianza, pero fíjate en cómo luchan tus hermanos con él, se nota que son gestos y técnicas practicadas, por ambos lados.
Shiemi empezaba a tener cierto dolor de cabeza, por un lado quería confiar en Karasuma pero por otra... donde había estado todo este tiempo?
Koro-sensei focalizo su atención hacia la pelea cuando notó una ráfaga de viento a su lado, Shiemi se había lanzado a luchar, Yukio y Rin se habían sorprendido de la reacción, seguramente porque no solía entrar de esa manera. Karasuma también se sorprendió, se notaba en los gestos de Shiemi que no solía luchar así. En un despiste, Karasuma le agarró las manos y se la acercó a él.
— Me importáis mucho y sois lo que más quiero proteger, mi familia.
Shiemi se soltó de mala manera dado que por su cabeza pasaba que estaba haciendo un juego psicológico. Mientras los hermanos se tomaba un respiro, La clase estaba expectante a todos los movimientos.
— Koro-sensei, usted confía en Karasuma? — Irina le observó sin mostrar sus pensamientos.
— Así es Nakamura, por dos cosas, primera porque él fue quien me permitió daros clase y solo por eso le admiro y segundo, fijaros, los golpes que da hacia Shiemi son mucho menos agresivos y fuertes, no como ella que va con todo, Karasuma sólo se defiende.
— Aún dando fuerte Shiemi sería capaz de defenderse. — Dijo Nagisa aportando el optimismo y seguro de las cualidades de Shiemi.
— Seguramente Nagisa, pero yo tiro por otra situación, Shiemi es un punto débil de Karasuma.—Dicho esto, observo cómo el rostro de Irina se enternecía.
— Mirad! — Chillo Isogai, apuntando a Shiemi y Karasuma.
La clase se quedó alucinada, Karasuma había logrado dejar sin salida a Shiemi, la tenía con las dos manos agarrada, de espaldas a él y con una de sus piernas entre las suyas, no podía liberarse y se la veía realmente agotada.

— Shiemi — Karasuma suspiró, tenía un as bajo la manga — Pequeña ninfa — Shiemi abrió mucho los ojos, como si fueran a salirse de las órbitas.

Parecía que se estuviera descomponiendo, era tal el poder de esas dos palabras, tal la importancia de quien se lo solía decir que incluso sus propios hermanos se negaron a atacarle, eso, les había resuelto la duda que tenían. Aún así, ella seguía resistiéndose.
— Por favor, confía en mi, mi hermano te adoraba y yo también, deseo protegeros, no voy a remplazar a mi hermano, no puedo ni quiero, pero os voy a cuidar como él lo hacía, no toleraré que nadie os ponga una mano encima, por encima de mi.
Entonces, algo dentro de Shiemi se rompió, esa coraza que la protegía fue atravesada por las palabras de Karasuma , provocando un fuerte llanto por su parte. Karasuma soltó las manos de la pequeña para abrazarla con fuerza, se arrodilló dado que Shiemi dejó caer todo su peso en sus rodillas, ocultando su rostro entre sus manos mientras Karasuma les hacía señas a los dos hermanos para que se acercasen. La clase estaba emocionada, incluso Koro-sensei lloraba e Irina se había emocionado. Koro-sensei se quiso llevar a la clase para que tuvieran un tiempo de descanso pero no les dejaron. Dado que Karasuma les propuso que anulasen el alquiler de la casa que había conseguido Yukio y se fueran con ellos dos a vivir. Shiemi pudo recobrar la postura e iniciaron la clase que iban a hacer, pero con una condición, dado que los hermanos tenían otros contratos, la clase de lucha que iba a hacer Shiemi con uno de ellos, la haría con Karasuma.
— Bien, la cosa quedará así, vais a tener día si día no clase de educación física pero, los días que no tengáis educación física, tendréis la clase de lucha de Shiemi e mia. Así que preparaos bien.
Aún con la desconfianza que aún le corrompía a Shiemi, dio el visto bueno a la opción de Karasuma.
La jornada se terminó con bastante rapidez e Shiemi se dirigió junto con Karasuma hacia su nueva casa. No se dirigían la palabra y él intentó sacarle conversación.
— Dime pequeña, tus hermanos tienen mucho trabajo?
— Bastante, ha habido noches que las he pasado sola en la casa. — Aun contestaba seca pero Karasuma mantenía la compostura.
— He pensado que como yo voy una hora antes al instituto, te vengas conmigo y vamos puliendo ciertos fallos que tienes en el cuerpo a cuerpo y además, preparamos la clase.
— Me parece correcto.
Estaba resentida y era lógico, habían sido muchas emociones de golpe en tan sólo un día, debía darle también su espacio. En cuanto llegaron a la casa, Irina le mostró la habitación que había preparado para ella, con un baño privado y un pequeño vestidor. Shiemi se dio un baño mientras Karasuma se encontraba en el balcón tomando un refresco.
— Dale tiempo. — Apareció Yukio de repente — es muy rencorosa y tampoco lo hemos tenido fácil desde la muerte de papá y mamá.

— Lo sé, y nosotros tampoco hemos ayudado al respecto, pero por ahora, hemos logrado deshacernos de quien quería liquidar a toda la familia, no querían dejar a nadie, ni a vosotros.

Yukio alzó las cejas en modo de sorpresa cuando por la puerta aparecieron Irina junto con Rin

—  Irina me ha mencionado lo mismo, Shiemi debería de estar informada...

— Mañana cuando nos vayamos hacia el instituto se lo contaré, a ver si poco a poco voy haciendome un hueco en ella.

Mientras Karasuma intentaba meditar en como descorazar a Shiemi, esta se había metido en la bañera, meditando la pelea con Karasuma. En como la había apresado tan fácilmente.

— Porque no me defendido... porque no he seguido luchando... le sentido tan cerca... me ha apresado con todo su cuerpo... — Entonces notó como se sonrojaba y empezaba a lanzarse agua en el rostro — Callate, callate, callate!!! 

Estaba cansada y eso le pasaba factura, esas emociones encontradas y sentirse por un momento en una casa, donde podía tener un poco de intimidad y escucharse, tendría que aprender a no dejar que su mente la controlase.


Asesinos del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora