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Llevó una mano a mi cabello y trato de esconder un mechón detrás de mi oreja, que por más que quiero no se quiere quedar quito ¿O yo soy la inquieta? Pegó mi frente del volante de mi coche y me quedó ahí por algunos minutos más. Hasta que vuelvo a levantar la mirada y miro el edificio frente a mí. 

La cena de ensayo. 

Suspiró por décima vez y tomando mi cartera decida finalmente a salir del coche.  Avanzo lentamente con los nervios entorpeciendo un poco mi andar, hasta que llego finalmente a la recepción. 

No fue difícil dar con Chocho, estaba en el marco de la puerta saludando a los invitados. A su lado, su prometido hacia lo mismo.  Al reparar en mi presencia sonríe y alza su mano emocionada. 

Al llegar a su lado, saludo a Shinki con un apretón de mano, y un beso en la mejilla a Chocho.

—Tan divina —me guiña el ojo mi amiga.

 Yo sonrío en agradecimiento. 

Chocho me dice que pase al salón, que en un rato estaría conmigo. Al hacerlo, trato de pasar desapercibida. 

—Él no ha llegado — la escucho decir detrás de mi antes de perderme por unos pilares. Mentiría si dijera que eso no alivio un poco mis nervios. 

Me dirigí hacia un camarero y le quito una copa de la bandeja. Eso podría terminar de funcionar para calmarme por completo ¿Verdad?

La banda contratada toca algo suave,  y yo me acerco para enforcar mi mente en solo la música.

—El cantante es mi novio ¿a que no es divino?

Giro al escuchar esa alegre y conocida voz a mis espaldas. Parpadeo sorprendida al mirar a la joven frente a mi. Su corto cabello azabache, sus grandes ojos azules, mirando además sin recelo como en dado caso esperaría, y mas bien, como siempre, dedicándome una sonrisa brillante. 

— Himawari — suelto su nombre, y ella me mira suavemente.

 De repente, me encuentro buscando de nuevo algo de recelo en sus iris, pero no encuentra nada. No creía que no supiera y quizás me odio un tiempo por lastimar a su hermano, pero en esos segundos que llevábamos frente a la otra, seguía sin siquiera fulminarme con la mirada.  

Himawari había sido un sol conmigo desde que la conocí, y en esos momentos seguía haciendo los mismos gestos.

—Tiempo sin vernos Sumire, estás mas linda que nunca.

Yo miro a todos lados, siento una inesperada vergüenza.

— Y tu te vez divina Himawari.

—¿Eso crees? — toca un mechón de su cabello —.  Cuando me corte mi cabello, al instante me arrepentí. Creo que acentúa mas mi rostro redondo.

—Nada que ver, el cabello corto es sin duda tu característica — ella ríe, muy agradecida con mis palabras.  En eso un mesero pasa por nosotras, y no dudo en quitarle otra copa. 

Y creo necesitare otra más en un rato.

Veo a Chocho acercarse a nosotros y eso me alivia un poco.

— ¿Como la están pasando chicas? Hima, tenías razón cuando nos sugeriste la banda de Kawaki, tocan divino — Chocho me toma del brazo.

Himawari cruza sus brazos por detrás de su espalda, y observó como mira al chico rubio con cresta azabache con mucho cariño y dulzura. Tocaba la guitarra con mucha dedicación y maestría. Ahora que lo detallo bien, me recuerda al tipo de chico que Boruto no quería para su hermanita. 

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