Entre cadenas (Sylas x Lux)

Capítulo 1: Buscando respuestas

Pov's Lux

 Mi nombre es Luxanna, mas conocida como Lux,vengo de la familia "Crownguard", o guardia de la corona, nuestro trabajo es proteger la nación y como dicta nuestro apellido...proteger al rey. No me considero una gran chica, soy muy extrovertida e impaciente, pero amo con todo mi ser a mi pueblo, aún con sus leyes complicadas y protocolos muy cerrados, es por eso que me gusta servir protegiéndola, pero mi don solo me maldice y no me permite hacerlo.... 

Era un día común y corriente en Demacia, junto a mi hermano Garen íbamos rumbo al castillo a hacer nuestro trabajo. Mi hermano me contaba con gracia sobre cómo provocaba a las ancianas en sus cabañas, yo solo atiné a seguirle el juego, hasta que una voz interrumpió nuestra divertida conversación.

—¡Una maga, deténganla!, ¡Se escapa! —gritó un cazador de magos.

En mi Nación la magia esta prohibida, le tienen mucho miedo ya que la magia casi destruye todo el mundo en las épocas de guerras rúnicas, por ende está todo hecho en base a petricita, y es tanto el trauma que hasta hay tratamientos para anular la magia desde una edad temprana, como beber petricita molida, por ejemplo.

Mi familia también fue victima de ella, mi tío murió por culpa de un mago incrementando el odio en la familia y en la nación. Desgraciadamente, un día fui atacada y libere magia, asustada creí que yo era una abominación, que era una deshonra para mi familia y país, he intentado controlar mis poderes entrenando por mi cuenta y uniéndome a una orden religiosa llamada "los iluminadores" para que nadie se entere y no perdiéramos el prestigio que tenemos como familia.

Pero últimamente mis poderes se han pronunciado mucho más y el miedo solo empeora la situación, el ver la situación de captura que ejercían los cazadores de magos y todo el protocolo que aplicaban me erizaba la piel, te encierran de por vida y te torturan o incluso experimentan contigo.

—¡No volveré a ese lugar! —gritó la desdichada maga, a su vez lanzó un hechizo para derribar a los guardias cercanos y huir.

Mi hermano y otros guardias continuaron con la persecución y al ver que no se rendía mi hermano uso la fuerza para detenerla.

—Las manos, maga.
—Por favor...no me lleven de vuelta. Yo...no quería lastimar a nadie. ¡Ustedes me obligaron a hacerlo!

Después de todo ese caos mi hermano y un cazador intercambiaron algunas palabras, el guardia le decía que encontró de su casa un libro de hechizos y que había que tener cuidado, que la magia podía heredarse y que había que asegurarse que nadie más la padezca, y obviamente mi hermano apoyaba la causa. Con mi hermano seguimos nuestro rumbo y montamos los caballos, hubo un silencio incomodo y me atreví a preguntarle sobre las leyes que nos rigen...

—¿Alguna vez has pensado que quizás nuestras leyes empeoran las cosas? los magos no están dañando a nadie, obviamente se ponen así si unos hombres raros los persiguen.

—¡Cuidado con lo que dices! sin estas leyes, esta gran civilización se derrumbaría, ¿Quieres correr el riesgo de vivir otra guerra rúnica?

—Eso fue hace mil años —exclamé.

—De acuerdo ¿ Y que me de dices de Sylas de Dregbourne? ¿Esa masacre es lo suficientemente reciente?... por eso debemos mantener fuera del reino a los magos y toda clase de magia. Es la única forma de estar a salvo.

No supe que responder, en parte tiene razón, no soy nadie para andar cuestionando las leyes de mi hermosa civilización. Simultáneamente mis manos se iluminaron, entré en pánico, Garen casi me vio, aunque creo que si lo hizo, en realidad no sé, quiero creer que no...