Capitulo 3: La luna llena.

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-Joder, si que eres bajita. –dijo Dani mirándome.

-Hola a ti también, te recuerdo que nos acabamos de conocer majo.

-Ah, hola. –dijo acercándose para darme dos besos.

-¿Todos los sevillanos sois así? –pregunte.

-¿Tan guapos como yo? Oh no, tranquila, yo y mi hermano somos los más guapos. –dijo sonriendo.

-Creído. –dije empujándole un poco.

No sabía por qué pero Dani me inspiraba muchísima confianza, sentía que lo conocía de siempre, y nunca me había pasado eso con nadie, había algo especial en él, algo que me hacia estar segura, sentirme segura.

-¡Auch! –se quejo. –Anda, vámonos que al final despertaremos a tus padres.

-En todo caso a mi madre y hermanos. –dije comenzando a caminar y sentí como las lagrimas amenazaban con caer.

-Lo siento, yo… yo no sabía, no sabía que…

-Da igual Dani, no te disculpes. –dije sonriendo.

-¿De verdad no sabes quién soy? –pregunto sorprendiéndome.

-Pues sinceramente no. ¿Quién eres? –le pregunte un poco extrañada.

-Soy Daniel, Daniel Oviedo, tengo 15 años y un hermano gemelo.

-¿Un gemelo?

-Sí, un gemelo. –dijo sonriendo. –Por cierto, tú aun no me has dicho tu nombre, ni te has presentado.

- Pues a ver, me llamo Martina, Martina Sánchez, tengo 15 años y un mellizo, soy nueva en el pueblo y vengo de Madrid.

-Pues encantado Martina. –dijo Dani cogiéndome la mano y depositando un beso en el dorso de esta.

-Llámame Mar, todos lo hacen.

-Pero yo no soy todos, así que te llamare Martina o Tina, ya veré.

-Bueno, como quieras Daniel. –dije sonriéndole. –Por cierto, ¿Dónde me llevas?

-A un parque que hay a un par de calles de aquí. – le sonreí como agradecimiento.

Caminamos unos minutos en silencio, hasta que yo lo rompí.

-Hace mucho calor, joder. –dije quejándome.

-Ya lo sé, pero mira, ya casi estamos en el parque. –dijo señalándome una zona que desde luego más que un parque parecía el paraíso.

-¿Parque? –dije atónita. –Esto es el puto paraíso. –dijo riendo.

-Me alegra que te guste, yo suelo venir aquí a pensar cuando no puedo dormir, por las noches ésta cerrado y siempre salto la verja.  –dijo  sonriendo.

A pesar de las verjas, por la parte por la que habíamos ido se veía parte del interior del “paraíso”, era un gran jardín, césped, arboles, bancos… También se podía ver el principio de lo que parecía ser un lago, y un mirador precioso.

-Bueno, pues se salta la verja. –dije dispuesta a saltarla, y así lo hice.

- ¡Joder, que atrevida que eres Tina! –dijo empezando a subir para pasar al lado en el que yo estaba, y lo hizo en segundos. – A las pocas chicas que he traído aquí, nunca querían saltar y tu sin pedírtelo vas y saltas.

-Es que yo soy diferente, especial y diferente. –dije riendo.

-¿Qué quieres hacer aquí dentro? –pregunto acercándose a mí.

Ámame en secreto. (Gemeliers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora