Mentir... ¿Por amor?

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-Yo la ayudé cuando tuvo un desmayo y la llevé a mi consultorio- contesté pausadamente.

- ¿Dónde se encontraba el día del incidente?-  cuestionó uno de ellos con voz calmada- Yo voy todos los días al restaurante que se encuentra al frente de la floristería, mientras tomaba un café la vi desvanecerse y acudí a ver como se encontraba, no reaccionaba y decidí llevarla al consultorio para un chequeo completo -

-¿Hay alguna persona que pueda corroborar lo que está diciendo?- Preguntó dando por hecho que no podría contestar.
-En el momento del desmayo me encontraba sólo, el restaurante había cerrado y ella estaba por irse de la floristería. Pero unas personas me vieron llevarla en brazos por la calle- No podía mentir sobre ello así que simplemente dije la verdad.

-Muy bien, entonces... ¿Cuál fue el resultado del informe médico?- Preguntó luego de quedarse conforme con mi previa respuesta.
-Al inicio pensé que tan solo era cansancio pero después vi su cara de espanto y supe que algo más sucedía, así que la animé a contestar- esperé unos segundos hasta recibir la señal de continuar -Ella me reveló que estaba en cinta, me dijo que había tenido un encuentro hace dos meses y que sentía mareos y vómitos recurrentes, no había duda. También le hice un chequeo completo y presentó cambios en su físico, todo se encuentra detallado en el siguiente informe- le pasé la hoja del informe para que la revisara.

- Muy bien, sabemos que estaba en cinta pero el tema aquí es ¿Por qué está desaparecida? ¿Qué sabe sobre eso? - preguntaron a la vez, cada uno una pregunta.

- Usted sabe lo delicado que es para una mujer y su familia que ella quede en cinta antes de contraer matrimonio, ella sabía lo que sucedería si sus padres y la gente del pueblo lo descubría, por tanto me dijo que el padre de su hijo se la llevaría cuando hablara con sus padres. Yo no podía hacer más y simplemente le di unas recomendaciones para el cuidado del embarazo - Hablé pausadamente para guardar en mi memoria todo lo que había dicho.

Los oficiales durante un tiempo se quedaron pensando en qué más preguntar pero al ver que no les servía más información sobre mi simplemente agradecieron y se llevaron el informe médico como prueba de la investigación. Me despedí de ellos y se marcharon satisfechos.

Cerré la puerta y me permití suspirar de alivio dejando en libertad el pequeño temblor que desde hace unas horas amenazaba con presentarse, lentamente llegué a la habitación donde la había dejado y me senté en la mecedora que se encontraba a un lado de la cama esperando a que ella dijera algo o simplemente a observarla como hacía en la floristería.

Con voz pausada preguntó -¿Alguien vino?- dijo con miedo -Así que escuchaste la puerta. Si, vinieron a dejarme el correo con un pedido para mi consultorio. Nada importante, gasas y antisépticos- Añadí las cosas que pedí para que no se asustara pensando que pedí algo para usarlo en ella -Oh... ¿y no tienes pacientes?-
No querida, desde que te conocí dejé de ejercer. En ocasiones acuden a mi ancianas a pedir algo para el dolor de sus huesos o para curar el resfriado de sus nietos pero nada más. No tenía tiempo para verte en la floristería y atender mi consultorio así que me decidí por lo primordial para mí- contesté de una manera tan sincera y sin pensar que me asusté de mi poco tacto al tratar mis más profundos deseos.

-Siento lástima por ti, te odio pero no puedo evitar tener pena de tu terrible situación. No entiendo que fue lo que hice para que te obsesionaras y tampoco sé porque estoy teniendo una conversación contigo cuando debería estar gritando y rogando clemencia o talvez recordándote lo miserable y asqueroso que eres, pero aquí estoy, intentando desesperadamente comprenderte- Suspiró mientras se acomodaba mejor entre las blancas sábanas de seda árabe que mi madre amaba.

-No sabes lo agradecido que me encuentro por tu innecesaria actitud, sé cuán difícil es el tratar de entender mi completa locura porque ni yo mismo la entiendo en lo absoluto, me flechaste tal como los mitos del famoso Cupido sólo que tú no tuviste la necesidad de hacer cosa alguna para lograrlo.
Tan sólo una sonrisa me condenó al eterno abismo del amor no correspondido, tan cruel y doloroso pero aún así no me arrepiento de nada lo cual es aún más enfermizo pero no puedo negar lo que siento, deseo y anhelo.
No me bastarán los días para pedirte perdón por todo lo que he hecho, lo lamento con todo mi corazón- Respondí suavemente.

-Lástima que así como quieres pedirme perdón quieres mantenerme cual trofeo en tus manos- Contestó fríamente.

Tú... amor, el peor de los viciosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora