Culpables de un mismo Oasis

CULPABLES DE UN MISMO OASIS (PARTE 4)

- Todo es más sencillo si se piensa entre los dos, tu presencia hace que mi mente no esté abierta. Sin tí, nunca más mis noches labrarán el futuro que deseamos entre roces. Nunca te quitarás mi olor, una frustración para mi pequeño traidor.

- Yo seré tu traidor pero ero eras tú la que llamabas cada noche de sábado para que te ganara y cayera sobre tu cuerpo como si fuera un relámpago, mientras que gritabas que tuviera piedad, susurrándote palabras prohibidas, sin reglas ni temores, siendo culpables de comer del fruto prohibido.

- Te buscaba por la noche nunca te quedabas los domingos por la mañana, quizá mi pecado fuiste tú, comer de la manzana simplemente ya no me agrada.

- Parece un abismo, en el cual los dos estamos desnudos, un vacío frío que se opone entre los dos y nos deja inconscientes.
Yo solo recuerdo taciturno tu voz quebrada de tanto grito de noches de puro roce de madrugada cuando de tus sábanas me alejé y poco a poco mi corazón encogió y anheló que tu ausencia me devore de pies a cabeza.

- Un sueño plasmado en dos necios, que por más que se intente avivar, siempre se consigue apagar.
Llamadas que conseguían que los deseos no pudieran desaparecer, solo queda esperar a que se vuelva a encender.

- Tú eras la más mala y yo el digno que te hacía sentir reina, éramos los mejores locos.
Recuerdo estar junto a ti en lo alto de un edificio contando dinero, perdiendo las cuentas por el sentimiento que compartíamos.
Mírate, estás perdida ante un ganador, todas las miradas de la multitud están en mí y todas esas mentiras que escribías en mi cabeza recaen sobre el olvido.
"Fuimos un sobrevuelo en lo alto de aquel edificio a la luna llena".