「↝Lօs aʀɛtɛs ɖɛ Cɦasɛʏ↜」

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        El sol se colaba como intruso por aquella ventana, sus rayos impidieron el sueño de todo aquel que descansaba en ese cuarto pero solamente uno pudo percatarse y darse la mayor de las cuentas que su día había comenzado.

       Abrió lentamente los párpados cerrándolos herméticamente debido al resplandor, incómoda y con algo de ganas de seguir durmiendo se arrastró por debajo de las sábanas semejante a una mariposa saliendo de su capullo hasta acabar afuera y con algo de frío. Chasey la rubia de cabello ondeado y piel clara, se percató que sus dos hermanos menores seguirían durmiendo hasta muy tarde pero para ella levantarse temprano es una obligación.

       Sus dos hermanos se llamaban Coren teniendo la misma edad solo una pequeña diferencia de unos meses y Liam con doce años. Los tres dormían en camas diferentes pero en el mismo cuarto, a ellos no le molestaban pero cuando Chasey se tomaba el trabajo de despertarlo, se ponían un poco gruñones.

       —¡COREN! ¡LIAM! ¡DESPIERTENSE! —sus gritos no son lo insoportable al contrario escuchar la voz de su hermana le trae un relajación y gritando no hace la diferencia pero que haya cogido una cuchara y un enorme sartén tamborileandolo cerca de sus oídos. El ruido repercutió por toda las paredes logrando comenzar su eco, Liam se quejó y rápidamente arrojó con los ojos cerrados su almohada dando en el clavo, en el mismo rostro de Chasey.

      —Joder, sino fueras mi hermana te haría bullying en la escuela —espetó Coren saliendo rápidamente de la cama y velozmente salió del cuarto dando un enorme portazo. Coren no estaba bravo porque lo había despertado, sino que su enorme sentido del olfato sintió a su mamá haciendo unos deliciosos pasteles.

       —Liam, mamá hizo panqueques con merengue y fresas si no te levantas rápido puede ser que te quedes con la mitad —Chasey bajó de su cama de la cual permanecía parada para poder despertarlo, luego salió del cuarto donde pudo escuchar la voz de su hermano.

      —Eso no se vale hermana, sabes que los panqueques son lo mejor —apuró sus pasos por las escaleras de madera rezonando como molesto pero a la vez rutinario. Las suecas que llevaba son de unos dragones con la lengua afuera, los ojos del animalito estaban guiñados y en su ropa muchos mas de estos animales por toda la blusa y short.

            Mamá colocaba el desayuno tranquilamente al mismo tiempo se escuchaba música clásica para empezar el día. De pronto un dulce aroma llenó sus fosas nasales como a inciensio y a fresas, era delicioso y a Chasey le encantaba despertar de esta manera. Coren se sentaba a su lado muy contento llevando a su plato una enorme rebanada seguido de unas fresas, por último apretó el pote de miel hacia abajo saliendo un hilo ancho color acaramelado que se perdía cuando tocaba el dulce.

         Todos los lunes a viernes se sentaban a desayunar como una gran familia llena de responsabilidades sin descartar él ámbito de la felicidad. Es obvio que Coren esté en el mismo instituto que Chasey pero la realidad ninguno de ellos se veían, siempre se separaban al entrar a la escuela. Coren por su lado tenía amigos de muy mala influencia, y Chasey no hacía mas que quejarse cuando este venía todos los viernes tarde de una fiesta.

        Volviendo al tema principal; lo rutinario de todos los días era simplemente aburrido aunque madre tenia un trabajo estable y Chasey le ayudaba con los gastos de la casa, el pequeño Liam se percataba del esfuerzo que hacían las mujeres de la familia y aunque varias veces les ha dicho que quiere ayudar lo único que se lleva de regaño es un zape en la cabeza. La escuela del pequeño era muy cerca por lo que podía irse caminando en cambio para los hermanos mayores irse en un vehículo de la calle era la pelea de cada día.

「 Intercambio de Princesas 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora