Capítulo 31

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Jimin no podía creer que su hijo comenzaba nuevamente a ser el niño feliz que había sido siempre. Estaba aterrado de que Ren no volviera a sonreír.

Además, traía muy buenas noticias, Tae tenía todos los síntomas de que podría estar embarazado, al día siguiente iría a hacerse una prueba de sangre para corroborar que así fuera y no hacerse falsas ilusiones. Esperaba que así fuera, porque veía a sus amigos muy entusiasmados.

— Veo que se divirtieron en mi ausencia — comentó con un poco de celos. Él también hubiese querido jugar con Ren.

— Ya conversamos y mi hijo me perdonó y comenzamos a ju- — miró a Ren que le dedicó una sonrisa traviesa y Yoongi frunció el ceño al verlo.

— ¡Papá Yoon ama- — gritó con todas sus fuerzas, pero el peliverde fue más rápido y con su mano le cubrió la boca y soltó una risa nerviosa. Jimin los miraba sin entender nada.

— Okay... iré a darme un baño y luego comemos todos juntos.

— Claro... ¡Ouch! — se quejó Yoongi luego de que Ren le mordiera la mano.

— Papá Yoon, ama papá Mini.

— Shhh — lo hizo callar. — Es un secreto.

— Papá Yoon, ama papá Mini, sequeto.

— No tienes que decirle, porque yo le voy a decir — se rascó la cabeza, aún no tenía claro cómo lo haría y que Jimin le creyera. Esa parte era la más difícil.

...

— Compré helado de vainilla, para agregarle al brownie y salsa de chocolate... — buscó entre las bolsas — También traje fresas y unas galletas — Yoongi acomodó a Ren en su sillita para comer y luego comenzó a servir la comida.

— Trajiste postre para toda la semana — comentó dándole la espalda.

— Uhmm... en realidad, no. Solo era para hoy — Yoongi se volteó a mirarlo. — Tenía algunos antojos.

— Está bien — le sonrió tiernamente y le entregó su plato de comida.

— No quiero comer verduras.

— Debes alimentarte bien.

— Pero...

— Si te comes eso, luego podrás comer postre — Yoongi tomó asiento frente a Jimin y Ren estaba al lado izquierdo. El menor intentaba comer sus verduras, pero no tenía buen control de su motricidad fina, por lo que cuando intentaba llevar la cuchara a la boca, más de la mitad terminaba en el suelo y no en su boca. — Bebé, ¿Te ayudo?

— ¡No! Ren, no bebé.

— Es igual de terco que tú — se burló Jimin.

— Tú no te quedas muy atrás. Tiene de los dos — mencionó con una sonrisa. — Me encanta que se parezca a ti — Jimin casi escupe su comida.

— ¿De qué hablas? Ren es la viva imagen tuya. No sé cómo no te diste cuenta antes.

— Porque no creía que fuera posible.

— Créeme, yo tampoco lo creía hasta que me pasó.

— Y me alegro de que haya sucedido — Jimin miró a Ren y soltó un suspiro, mientras con su mano derecha acariciaba su barriga.

— Yo también. — Yoongi se quedó mirando a Jimin, pero el peli-rosa no se dio cuenta de la mirada enamorada que le dedicaba peliverde.

Pasaron los días y Yoongi estaba raro. Le sonreía a cada rato, le hacía cumplidos, lo miraba con cara de bobo y Jimin comenzaba a asustarse. Algo le pasaba. Suspiraba por los pasillos y era atento con Jimin, no se despegaba de él, ni de Ren. En especial los últimos días, debido a que los estragos del embarazo eran más y Jimin se cansaba con mayor facilidad. Se moría de ganas por conocer a su hija, pero aunque aún faltaba un poco, él debía hacer algo antes de que eso sucediera.

Como cada fin de semana, ellos iban al supermercado, ya se había vuelto una costumbre y les resultaba agradable compartir aquel momento juntos. Solo que aquel día fue distinto. Ren se estaba aburriendo, así que Yoongi lo cargó, apoyado de su cadera, y Jimin a un lado de él, esperando su turno para pedir la carne.

Yoongi no pudo evitar sentirse incómodo, al notar la mirada del vendedor hacia Jimin, parecía querer devorárselo. Solo él tenía permitido mirarlo así.

El peli-rosa no se había dado cuenta de nada. Estaba tan concentrado mirando cuál era la mejor opción para comprar, que tampoco se dio cuenta de que Yoongi lo rodeaba con su brazo, acercándolo a él.

Yoongi lo miró desafiante al vendedor, para que entendiera que Jimin no estaba en vitrina, ya tenía dueño. Le dio un fuerte apretón a la cadera de Jimin, haciendo que éste levantara la cabeza y lo mirara sorprendido, con las mejillas sonrojadas.

Yoongi acortó la distancia entre ambos, robándole un beso que lo dejó sin aliento. Aunque lo tomó por sorpresa, él le devolvió el beso de igual forma.

El vendedor se aclaró la garganta, haciendo que los dos se separaran, avergonzados.

Luego de pedir la carne, Yoongi lo tomó de la mano y sin decir nada siguieron comprando.

A Ren lo sentaron en el carrito del super, para que no se fuera a perder ni se fuera al pasillo de los juguetes. La única forma de sacarlo de ahí, era comprándole lo que él quisiera.

Lo que en aquella oportunidad, había sido un Furby.

A las pocas horas de comprarlo, tuvieron que regalarlo, porque a Ren le había dado susto verlo funcionar. Jimin discutió con Yoongi, porque el muñeco no era nada barato, él no podía comprarle todo lo que quisiera Ren, había que colocarle límites.

A Yoongi le parecía divertida la situación. Se levantó y besó castamente en los labios a Jimin y se fue en busca de su hijo, dejando al peli-rosa más confundido.

Todo el día se había comportado extraño. Lo besó en el supermercado, lo tomó de la mano hasta que subieron al auto.

En el camino a casa, se detuvieron porque Ren quería un helado. Jimin le dijo que en casa había, pero él quería un helado de los que vendían en el parque. Por supuesto, Yoongi detuvo el auto y bajó a comprar un helado para los 3. Cuando llegaron a casa, bajaron a Ren y mientras Jimin buscaba las llaves para abrir la puerta, Yoongi lo detuvo, sujetándolo del brazo.

— Jimin.

— ¿Sucede algo? — El peli-rosa lo observó un momento, se veía nervioso.

— Sí, no... bueno... es...

— Me estás asustando — Lo primero que se le vino a la mente, era que Yoongi se iría y no sabía cómo decírselo.

— Te amo. — Jimin lo miró con los ojos entrecerrados y sin creerle.

— No me parece divertido, tú sabes cuáles son mis sentimientos y yo entiendo que estás conmigo por nuestros hijos, pero eso no te da derecho a jugar conmigo. No tienes que fingir nada, yo prometí no volver a separarlos de ti.

— Pero Jimin... — Intentó detenerlo nuevamente, pero el peli-rosa abrió la puerta entrando junto a Ren.

— Basta Yoongi, y-yo no sé qué siento por ti. — Había sentido como si fuera un golpe en el estómago. ¿Así se debía sentir Jimin todas las veces que él lo rechazaba? Quiso golpearse, por hacerlo sentir mal.

— Ya me amaste una vez y voy a hacer que me ames de nuevo — se acercó a un estupefacto Jimin y lo besó en los labios. — Vamos bebé, tienes que dormir tu siesta.

— Ño quelooo — corrió alejándose de ellos y Yoongi persiguiéndolo, mientras Jimin se quedó congelado en la puerta, acariciando con la yema de sus dedos, los labios que Yoongi había besado. ¿Sería posible? ¿O seguía soñando despierto? 

Volver a Ti. | YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora