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"Tendrás a tu hombre, piel morena"

Cuando Jimin abre los ojos de nuevo, lo primero que percibe es que huele delicioso; pronto su estómago gruñe y él sonríe porque le parece cómico el sonido y las vibraciones que vienen de él. Se levanta como puede-todo el cuerpo le pesa y le duele- y se encuentra a Yoongi sentado en frente de una fogata.

Su hermano, el sol, todavía no termina por despertar del todo, pero sus rayos ya están en su dirección calentándolo de alguna manera, quizá para ayudarlo a no congelarse con el viento fresco de las mañanas.

—Buenos días, Jimin—escucha de pronto al alfa que ahora lo mira con una enorme sonrisa ilusionada. Él asiente como respuesta y vuelve a oler, maravillado por los nuevos aromas que percibe su sentido del olfato.

— ¿Qué huele así? —pregunta, aunque ya sospecha de que se trata aquello. Ha visto que los humanos usan el fuego para prepararse extrañas combinaciones que después consumen por la boca.

—Umh... el conejo—dice Yoongi encogiéndose de hombros y señalando un bulto que se calienta en el fuego. Su rostro luce sereno, pero su pecho está ligeramente inflado—. Encontré una madriguera aquí cerca y aproveché...

Jimin ladea la cabeza y se acerca casi gateando.

— ¿Qué aprovechaste?

—Me refiero a... Los cacé, para que pueda comer algo...—el hombre se rasca la nuca notándose curiosamente nervioso— ¿O no le gusta el conejo?

— ¿Los? ¿Cuántos cazaste?

—Tres... Una coneja y sus dos únicas crías, supongo que las demás murieron por...

Jimin abre los ojos tanto como puede y se levanta de golpe, comenzando a buscar por todas partes.

—¿Y en dónde están los demás? —pregunta, aunque no es necesaria la respuesta. Cerca de la hoguera, pero no lo suficiente para quemarse, encuentra a dos pequeños conejos amarrados de las patitas, uno encima del otro. Ellos no emiten ningún sonido, pero no hace falta, no cuando sus pequeños ojos gritan todo el miedo que están sintiendo.

Con suavidad, se sienta al lado de ellos y los toma para ponerlos en su regazo y acariciarlos, decidiendo si es mejor soltarlos o quedarse con ellos. No sabe si en el sitio hay otros como Yoongi capaz de cazarlos. De sólo pensarlo, sus ojos se vuelven acuosos justo como el día anterior.

— Pero... pero ¿por qué llora, Jimin? —Yoongi deja de lado el conejo que había estado asando y camina hacia el joven de cabello plateado. Éste llora desconsolado y no sabe si ha hecho algo mal o si sólo se trata del dolor de sus pies adoloridos—. Por favor dígame que ocurre.

— ¿Me estás diciendo que nos vamos a comer a su mamá? —Jimin no quiere llorar, pero no puede evitarlo. Es como si algo adentro de su pecho estuviera apretando su corazón una y otra vez. La mirada torturada de los animalitos causa estragos en él que nunca había sentido y no puede detenerlo.

Yoongi asiente dudoso y mira a los lados sin saber como consolar al muchacho. Ha lidiado antes con su hermano menor cuando hace rabietas, también con jovencitas llorando cuando rechaza sus propuestas de unión, pero esto...

—No creí... No creí que fuera malo—dice consciente de que no debe de  quedarse callado y se acerca a Jimin para sobarle el hombro—. Lo hago todo el tiempo, no pasa nada...

Sin embargo, en lugar de reconfortarlo, Jimin emite un agudo grito asustado.

— ¡¿Qué te han hecho las madres de los conejos?! —el peliplateado pregunta horrorizado imaginándose a él mismo siendo preparado como comida de lobos. Para su alivio, Yoongi niega repetidamente viéndose perturbado.

Luna de plata [Yoonmin].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora