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Para Jimin es más difícil adaptarse a las costumbres de los humanos de lo que aparenta. Él siempre sonríe y asiente a muchas de las pláticas en las que lo incluyen, fingiendo que comprende cada oración, como si no tuviera crisis existenciales con cada nuevo dato que aprende sobre la Tierra y, más que nada, sobre la aldea.

Desde el inicio de su viaje, ha estado consciente de que las costumbres de los humanos significarían todo un reto para él, que tardaría en adaptarse, pero con cada nueva tradición, hábito o ritual que conoce se enreda más y más. Cuando cree que por fin va comprendiendo un tema, alguien llega y le comenta que en realidad existen muchas variantes del mismo. Que hay excepciones y reglas. Que la gente a veces ni siquiera entiende lo que está haciendo, pero lo hace de todas formas.

Jimin ha empezado a creer que los humanos de verdad disfrutan de complicarse la vida y no importa cuantas preguntas haga, nadie sabe explicar a ciencia cierta porqué hacen lo que hacen. 

Por supuesto, ha tratado de recabar toda la información que lo ayude a quitarse de tantas dudas y actuar con normalidad, pero Jungkook no es precisamente el niño más experimentado de todos. Es consciente de que alguien tan joven tal vez no es la mejor opción para saciar su incertidumbre, pero teme que de hacer las preguntas incorrectas se hará demasiado obvio que no sabe casi nada de la vida terrestre y que, de hecho, él es la luna.

Imposible que lo crean. Nadie podría imaginarse algo así. Lo sabe. Pero le causa inseguridad el mero pensamiento. Jimin necesita adaptarse, quiere convivir tranquilamente con los demás. Le parece un poco extraño que las personas lo miren a la distancia sin querer acercarse o que se guarden traviesas risitas cuando dice algo fuera de lugar.

No sabe de dónde viene esa necesidad, pero quiere ganarse un lugar dentro de la manada y, sobre todo, quiere que Yoongi deje de desconfiar tanto. A pesar de su inexperiencia, es inevitable no sentir la aprensión del hombre hacia él. Jimin ha notado como Yoongi se tensa y guarda silencio cuando se le acerca, o la manera en que lo vigila cuando está con los niños y Taehyung, también es consciente de los susurros que Jungkook y él tienen antes de sus paseos nocturnos o la forma en que lo rechaza cuando lo abraza.

Hoseok le ha dicho que no desista, que para conquistar el corazón del alfa tiene que esforzarse el doble y romper la dureza que ha ganado con los años; Jimin puede darle la razón porque el hombre es realmente difícil de mimar. Todo el tiempo está ocupado y parece que su único interés es el bienestar de los suyos, pero no el propio.

Mientras el gitano viva, mi hermano jamás podrá dormir tranquilo.

Jungkook también luce intranquilo siempre. A pesar de su corta edad, el niño mantiene un rostro afligido y cansado que se tensa especialmente cuando Yoongi sale de cacería. Jimin ha tratado de animarlo cuando eso pasa, llevándolo a dar largos paseos o acariciando su cabello para que se quede dormido, generalmente frente a la mirada penetrante de Taehyung quien, fungiendo como su tutor, suele cuidarlo cuando se quedan solos.

Jungkook debería de estar jugando como los demás, pero es igual o más terco que Yoongi. Ambos piensan que ya no están en edad de divertirse.

Jimin está tan cansado. Ha llegado a pensar que los humanos en serio disfrutan de complicarse la vida. Ha visto tanto sufrimiento desde arriba, tantos conflictos, que le parece increíble que sigan repitiendo los mismos patrones de siempre. Lo que pasa es que en realidad los humanos tienen tantos matices que para él es difícil percibir y descifrar cada uno de ellos.

Y aunque su mayor motivación es conocer el amor, tiene que admitir que ha comenzado a sentir curiosidad por algo más. Algo que no lo ha dejado conciliar el sueño como antes y que hace que formule más y más preguntas.

Luna de plata [Yoonmin].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora