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¿Cómo era posible que el planeta girara tan rápido en su órbita? Los suspiros pesados saliendo desde los labios de la pareja evidenciaban la decepción que se sumía en sus cuerpos al caminar bajo la estrellada noche.

–A esta hora estaría terminando de trabajar. – Comentó el rubio al aire, apegándose más a su novio.

–Mh. Y yo estaría luchando por no quedarme dormido. – Le siguió divertido el menor. – Mentira, estaría con los ojos clavados en la puerta a la espera del chico más sexy de todo Seúl. –

Las mejillas de Park se inflaron y se pintaron de un notorio rojo para que soltase a su pareja, sólo para cruzarse de brazos.

–Somos novios, pero si ese es el tipo de honestidad que quieres, entonces no la necesito. –

– ¿Ah? -- – Y Jeon se detuvo, mirándolo confundido.

–Sé que no crecí lo suficiente y estoy gordito, pero puedes apostar a que yo te quiero mucho más que ese chico sexy. – La mirada del rubio se desvió hacia el suelo con el ceño fruncido, en un claro berrinche.

Entonces Jungkook estalló en carcajadas y el pobre Minnie se enojó aún más, volviendo a caminar con sus brazos cruzados y la mueca de disgusto.

–¡Jiminnie! ¡No te vayas! – El pelirrojo se apresuró a alcanzar a su pareja entre risas, abrazándolo por la espalda para besarle las mejillas repetidas veces. – No te pongas así, Minnie. – Comentó con una sonrisa divertida sólo para morderle una mejilla con suavidad. – Tú eres el chico más sexy de todo Seúl, no debes ponerte celoso ni enojarte. –

Las palabras del universitario relajaron a Park, quién de a poco se relajó y suspiró bajando los brazos, dejándose mimar por su tonto novio.

–¿Por qué sólo no dijiste que estarías esperándome? –

Cierto, a veces a Jeon se le olvidaba lo inocente que podía ser su hyung.

–Lo siento, lo siento. – Dijo para soltarlo y quedar frente a él, tomándole las mejillas para besarle la frente. – Eres tú, el único chico al que espero y esperaré cada noche. –

El rostro del recepcionista fue enrojeciéndose hasta quedar completamente colorado, sus latidos resonaban con tanta fuerza que de seguro Jeon podría escucharlo y sus piernas temblaron cual gelatina. Una simple frase del menor fue capaz de poner su vida de cabeza, ¿cómo era posible que un adulto de más de veinte años reaccionara así? Aquello sólo acrecentaba su apeno.

–Jungkookie... eres un idiota. – Murmuró el mayor.

–Puede ser, pero soy tu idiota, querido chico sexy. – Guiñándole un ojo, el pelirrojo sonrió con amplitud mostrando su dentadura antes de volver a quedarse junto a su novio para tomarle la mano. – Creo que será mejor que vayamos por tus cosas. – Comentó al aire.

Jimin desviaba la mirada hacia los alrededores, acariciando la palma de su pareja a medida que continuaban caminando de regreso a la morada de Jeon.

–Mh. – Aquel sonido de afirmación entregado por el rubio estaba repleto de tristeza. – En un par de horas volveremos a la rutina. – Los gruesos labios de Park se curvaron en una forzosa sonrisa.

Y a Jeon no le gustaba para nada lo que veía por el rabillo del ojo, él sabía perfectamente a lo que se refería su pareja, la distancia volvería a hacerse presente al día siguiente, y no, no es que alguno de los quisiera que eso ocurriese, sin embargo, sabían que la burbuja tendría que romperse. Ellos se gustaban, ellos realmente se querían, mas sus vidas parecían no estar en sincronía a pesar de ello.

–No estoy muy seguro de eso. – Respondió al fin, Kook.

–¿Mh? – El rubio ladeó la cabeza para contemplar el perfil de su menor.

–Aunque tu te reportaste enfermo, yo no lo hice. – Dándose una pausa para contemplar el oscuro cielo, regresó su mirada hacia Park con una brillante sonrisa. – Después de no ir por una semana y ahora faltar sin avisar, estoy seguro de que he quedado desempleado. –

–Oh. – Jimin separó sus labios con incredulidad, pues estaba tan enfrascado en las maravillosas mariposas en su estómago que obvio por completo aquello. – ¡Perdona, Kookie! ¡Todo esto es mi culpa! Si yo no hubiese ido a moles... –

Jeongguk frunció el ceño acallando las palabras de su pareja con un agresivo beso, el que no tardó en profundizar, bebiendo hasta el último de los alientos del contrario.

–Jimin. – Su expresión seria fue más que suficiente para hacer temblar al nombrado. – Me gustas, más de lo que te imaginas. Ahora eres mi novio y no volverás a disculparte por pasar tiempo conmigo. ¡Diablos, esperé una maldita semana para verte, no puedes decirme ahora que lo lamentas! – Sus manos acunaron el rostro de su mayor para que no pudiese observar a nada ni nadie más que él. – Sí, tal vez ya no tenga empleo y deba buscar otra cosa para poder pagar mi departamento, pero valdrá cada segundo porque estas han sido las mejores veinticuatro horas que he tenido. –

Los orbes del mayor se humedecieron al instante en que sus comisuras se elevaban. Jimin estaba genuinamente feliz, se sentía dichoso y, sobre todo, amado. ¿En verdad podía aferrarse a la felicidad de ese día, por el resto de lo que le quedaban? Incluso si alguien le decía que no, él lo haría a pesar de todo.

–Jungkookie, en verdad eres un idiota. – Riendo con suavidad, Jimin se puso de puntitas para poder besar la nariz de su adorado chico. – Eres mi idiota, al que ayudaré a conseguir un nuevo empleo... y... si quiere, puede ser un idiota con el que comparta departamento. –

Aunque el tono de voz del rubio se iba apagando, Jeon fue capaz de escucharlo todo, después de todo, aunque los automóviles pasaran a su lado y unos sujetos se pusieron a gritar en la vereda de en frente, Jimin siempre sería el poseedor de su atención. 

Just one day [KookMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora