¦¦ 7 ¦¦

183 30 4
                                    

Veinticuatro horas...y más


El frío y la humedad se apoderaban de las oscuras calles, algo esperable considerando lo avanzado de la noche, y que prácticamente ya era el día siguiente. Jeon caminaba arrastrando sus pies, sólo para aprovechar cada uno de los segundos en el paseo hacia el departamento del rubio, quién tenía sus pertenencias nuevamente, lo que, pensándolo mejor no fue una de sus mejores jugadas, después de todo, de haber dejado algo en la morada ajena, podrían agendar una nueva cita para "recuperar sus cosas".

Como sea, Jimin suspiró en cuando notó su edificio en la cuadra siguiente y no pudo hacer más que juntar sus labios en una línea, no, se negaba a aceptar una despedida luego de aquella mágica velada. Un corto y suave estornudo se le escapó y el pelirrojo sonrió, abrazándolo protectoramente para darle algo de calor.

–Suenas como un gatito. – Dijo rompiendo el cómodo silencio. – Me gusta. –

–No es cierto. – Y el mayor infló sus mejillas apegándose más al fornido cuerpo de su pareja.

Y el silencio nuevamente se instauró entre ellos.

–Es aquí. – Pronunció Park en cuanto se detuvieron frente a su edificio. Estaba nervioso, jugando con sus dedos regordetes, sin poder ver hacia el rostro ajeno.

–Oh. – Kook mordió su labio inferior y asintió. – Bueno, ya estás a salvo en casa. – Pronunció con cariño. – Supongo que nos llamaremos pronto y nos veremos otro día. – Comentó con dudas.

–Mh. – Un sonido extraño fue lo único que salió de los labios del rubio, manteniendo su mirar clavada en el suelo.

–Cuídate, Minnie. – Susurró besándole la coronilla, dispuesto a retirarse. No obstante, la pequeña mano de su novio lo detuvo desde la manga.

–Ma-mañana...– La voz ahogada de Jimin fue acompañada por el rubor notorio en sus esponjosas mejillas. – ¿Tienes clases en la mañana?–

–¿Ah? –

–¿Tienes clases en la mañana? – Volvió a preguntar en un tono más alto.

–Pues no tan temprano... a las nueve. – Respondió el pelirrojo encogiéndose de hombros.

–Quédate entonces... – Dijo el rubio en un hilo de voz.

–¿Qué? – Porque realmente el menor no entendía.

–Quédate conmigo...–Mordiendo su labio inferior elevó su vista para encontrarse con los brillantes ojos de Jungkook. – Quédate conmigo, Jungkookie. –

Y el universitario podía jurar que su corazón se iba a detener. ¿Cómo era posible que alguien de más de veinte años fuera mortalmente adorable? El rostro de Jeon se enrojeció y asintió frenéticamente, era obvio que no desperdiciaría la oportunidad.

–¿D-De verdad puedo quedarme contigo? – Cuestionó dispuesto a pellizcar sus propias mejillas, quizás todo ello no era más que un precioso sueño, del que claramente no tenía ganas de despertar.

La única respuesta que obtuvo fue un débil asentimiento y las manos cálidas de Jimin sobre sus mejillas antes de un suave y casto beso.

–Vamos antes de que se haga más tarde. – Con una dulce sonrisa, el mayor se apartó para arrastrar a su novio hasta el interior del departamento.

El lugar era justo como Park, no muy grande pero sí sumamente acogedor, olía a manzana y canelas y todo era de tonos pasteles, el pelirrojo pensaba que definitivamente era como ser abrazado de manera completa por su novio.

–Lo siento, Kookie, me gustaría que conversemos o veamos una película, pero... debo levantarme temprano. – Le recordó el rubio con un adorable puchero adornando su rostro.

–Está bien. – Jeon se encogió de hombros. – Mientras pueda dormir abrazándote es suficiente para mí. –

Las risillas y comentarios continuaron a medida que arreglaban todo y se disponían a dirigirse a la habitación de Park. Bien, para ese entonces la vergüenza no era exagerada, el rubio no tenía nada que le sirviera como pijama a su novio, por lo que optaron por dormir sólo en ropa interior, igualdad de condiciones.

Tortuoso y placentero en partes iguales. Sus cuerpos calzaban a la perfección, Jeon sabía que Jimin estaba hecho para estar entre sus brazos absolutamente todas las noches. Las comisuras de la pareja se mantuvieron incluso cuando sus ojos se cerraron, no había centímetro de distancia entre ellos, y aunque el menor tuvo que luchar contra sus hormonas, al final, sus latidos siguiendo un mismo ritmo lo llevaron a la relajación total.

La madrugada anunciaba el paso de las horas, e inhalando la dulce fragancia de Jimin, el pelirrojo fue cayendo en el mejor sueño de su joven vida. Bueno, antes de acercar su boca a la parte posterior del cuello de su pareja, succionando con fuerza repetidas veces, dejando notorias marcas en su blanquecina piel. Sí, Jimin no sabría que aquello quedaría ahí pero esperaba a que el jodido jefe Min si lo notara.

No habían hecho nada más que dormir, comer y quererse con el corazón por todo un día, Jeongguk sabía que había perdido muchas cosas, mas nada de eso se comparaba a lo que había ganado con cada uno de los segundos que pasó junto a Jimin. Porque rodearlo por la cintura y darle unos últimos besos en el hombro hasta que ser arrastrado por Morfeo nunca sería una mala decisión. 

Habían tenido un día maravilloso, Jeon pudo sostener las manos de su amor, pudo besarlo desde la mañana hasta el anochecer en una cita continua y perfecta. Llenando cada parte de su alma, quedaría ese extraño sabor al despertar, porque definitivamente veinticuatro horas junto a Park Jimin no eran suficientes para entregarle todo el amor que le tenía.







¦¦ Fin ¦¦

Just one day [KookMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora