Las llamas danzantes en la gran chimenea consumiendo lentamente la leña, junto a su taza de chocolate caliente en manos y medias felpudas con diseños de renos mantenían en un estado soñador a Louis.
Sus movimientos eran lentos, inhalando profundamente el olor a cacao antes de tomar un sorbo y volver a rodear ambas manos alrededor de la taza. La tranquilidad inundaba el lugar, pero el conocido sentimiento de melancolía lo inundaba a él.
El leve sonido de una puerta siendo abierta y rápidos piecitos chocando contra el suelo frío hizo eco por toda la sala.
Sus comisuras se elevaron. Acomodándose mejor en el sofá, dejó su taza caliente en la mesita a su lado y se dedicó a esperar mientras los pasos se acercaban con apuro.
Una mata de cabello marrón claro con rizos desordenados hacia la derecha cruzó el umbral. Louis abrió sus brazos a la par que el pequeño niño saltaba a su regazo, rodeando inmediatamente el cuerpo de su madre con sus bracitos y escondiendo su rostro en el hueco entre su clavícula y cuello.
Louis lo abrazó de vuelta, acariciando la parte expuesta de su nuca con delicadeza, sintiendo la calidez emanar de su cuerpo. Le dio pequeños besitos en ambas mejillas y en la punta redonda de su nariz cuando se separaron, sonriendo imposiblemente grande al ver los ojitos esmeraldas de su hijo completamente iluminados, llenos de felicidad y emoción. El pequeño hoyuelo solitario en su mejilla derecha marcándose mas que nunca mientras pasaba su verdosa mirada de su madre a la puerta, y viceversa. Louis sabía lo que significaba, pero lo ignoró.
–Mami! Feliz cumpleaños mami! –Exclamó el menor en algo parecido a un grito entusiasmado. Dejando una lluvia de besitos por toda la cara del ojiazul, quién los recibía gustoso entre pequeñas risas causadas por la agitada respiración de su pequeño contra su piel.
–Buenos días, Osito. –Respondió Louis con la voz aterciopelada. Leves arrugitas formándose a los costados de sus ojos cielo– Y muchas gracias, corazón.
–Luces para mami! –Gritó, bajándose del regazo de su madre y corriendo a la ventana, presionando su rostro contra el frío vidrio, justo como lo lleva haciendo desde que consiguió mantenerse de pie por sí mismo.
Luces de todos los colores adornaban las calles y las casas. Iluminando muñecos navideños, arboles y buzones. Contrastando magníficamente con el blanco de la nieve cubriendo todo.
–Todos aman a mami. Por eso ponen luces. –Razonó consigo mismo en voz alta. Sus labios levemente separados mientras admiraba el exterior– Todos te aman, mami!– Dijo finalmente, girando hacia su madre y saltando en su lugar cuando una tercera voz se hizo escuchar.
–Así es, Eddie, todos aman a tu mami. –Concordó Liam, apareciendo en su campo de visión con un gran abrigo de lana, casi tan grande como su sonrisa amigable, y una caja envuelta en papel de regalo con un moño naranja– Buenos días, Louis. Buenos días, Eddie.
–Liam! Vamos a hacer a Olaf? –Preguntó Eddie, llegando rápidamente a su costado.
–Claro, si tu mamá dice que sí. –Miró a Louis, quien seguía sentado en el sofá. La taza de chocolate nuevamente en sus manos.– Está comenzando a nevar de nuevo. Aunque no es mucho.
–Voy a abrigarlo y pueden ir, Li. –Aceptó Louis, guiando a su hijo por las escaleras para llegar a su habitación.
Unos minutos después, ambos bajaron. Liam dirigió su mirada hacia ellos, sofocando una risa al solo ser capaz de ver los ojos esmeraldas del menor. Eddie se movía con dificultad, enterrado en abrigos calientes y felpudos, pero con el espíritu animado.
Corrió hasta Liam, agarrando su mano cuando este se lo ofreció.
–Tengan cuidado– Pidió Louis llegando hasta ellos. Acomodó la gorrita del oso pardo de escandalosos sobre los mechones rizados de su hijo y se dirigió a su mejor amigo con ojos entrecerrados– No lo dejes comer nieve. La ultima vez se enfermo.
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Should I Keep Waiting? » l.s
FanfictionHan pasado cuatro años desde que Harry abandonó a su esposo y a su pequeño hijo de tan solo un año para seguir su avaricia. Cada víspera de navidad Harry envía una carta a su pequeño prometiéndole que irá, pero jamás lo hace. Louis sabe que tampoco...