Decir que estaba desesperado es poco.
Harry se encontraba sentado sobre el sofá de su sala de estar con una pierna doblada bajo él. Un té Yorkshire humeaba en la taza blanca entre sus manos mientras su mirada vagaba por el lugar espacioso, sin punto fijo.
Un día había pasado de navidad. La resaca y malestar de la fiesta ya debería haber desaparecido pero por alguna razón Harry seguía sintiéndose como la mierda.
"Porque lo eres" pensó recordando la llamada que había hecho.
Tomó un sorbo del té en un intento de despejar su mente. Una mueca apareció en su rostro al sentir el sabor contra su lengua. No le gustaba, él era más una persona de café, pero lo hacia sentir en calma.
El sabor traía recuerdos felices, era casi increíble como con solo olerlo se sentía acompañado y en un estado burbujeante de paz.
Lo descubrió el primer mes en Nueva York, lejos de Louis y su pequeño, cuando su respiración se aceleraba tanto que su cuerpo realmente no aceptaba el oxigeno y sus pulmones ardían, cuando sentía su cabeza girar y las preguntas no se detenían ni cuando las lagrimas se acababan dejándolo seco al ver fotos con los ojos borrosos y manos temblorosas, y cuando la culpa lo mantenía despierto por días como un demonio creado especialmente para torturarlo Harry recordó las tardes en Londres junto a Louis, esos cálidos momentos en su cocina casi vacía por haberse mudado recién. Recordó con una sonrisa la pequeña pancita en crecimiento de su esposo y como este se movía por el lugar libre de muebles con pies descalzos y paso suave, su barriguita cubierta por una camiseta que había tomado prisionera de su ropero marcándose levemente con el movimiento, siempre recibiéndolo al llegar a casa con ojos azules brillantes, un taza de Té de Yorkshire en una mano y un café en la otra, listo para arrastrarlo a la cocina y sentarse en el piso para preguntarle sobre su día y contarle entre sonrisas y besos sobre todas las cosas que estuvo viendo en internet y quería comprar para el hogar. Fue ahí cuando su cuerpo se deslizó fuera de las sabanas sucias y anhelando sentir esa felicidad cálida una vez más comenzó a hervir agua y servirla en una taza con una bolsita de té Yorkshire en ella, desde es día, lo hacia siempre.
El sonido de la puerta principal abriéndose lo sacó de sus pensamientos, su corazón se saltó un latido y retuvo su respiración. Él no estaba esperando a nadie. Con cuidado se levantó y caminó hasta la entrada, solo para encontrarse con Zayn cubierto de pies a cabeza y luchando por cerrar la puerta con sus manos llenas de bolsas.
—Como entraste?—Preguntó arqueando sus cejas y sintiendo su corazón latir con normalidad.
—Por la puerta?—Respondió sin mirarlo, aun luchando con sus bolsas y la manija de metal. Harry rodó los ojos y le dio un empujón para cerrar la puerta él mismo.
—Zayn, volviste a hacer copias de mis llaves?—Interrogó con los ojos entrecerrados. Zayn lo miró ofendido.
—Yo?—Chocó su palma contra su pecho como si no pudiera creer lo que estaba escuchando.—Hacer algo ilegal como copiar llaves si autorización? Jamas !
Harry bufó divertido.
—Entonces cómo abriste la puerta?
—El portero me abrió.—Respondió con toda seguridad. Harry alzó las cejas con incredulidad, un pequeño hoyuelo apareciendo en su mejilla derecha. Ambos sabían que el portero no aguantaba a Zayn desde que este le sugirió inocentemente un tratamiento capilar para la calvicie.— Ay bueno ! Si las copié, ya que no me las quieres dar por las buenas, tuve que tomarlas por las malas. Qué clase de mejor amigo no le da una copia de llaves a su mejor amigo?—Gesticuló con las manos y se adentró al apartamento.—Completamente inaceptable.
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Should I Keep Waiting? » l.s
Fiksi PenggemarHan pasado cuatro años desde que Harry abandonó a su esposo y a su pequeño hijo de tan solo un año para seguir su avaricia. Cada víspera de navidad Harry envía una carta a su pequeño prometiéndole que irá, pero jamás lo hace. Louis sabe que tampoco...