Capitulo 3

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Pasaron los días hasta que llegó la noche anterior de ir a la escuela, o como dirían allí, the night before going to school, y estaba nerviosisima, tan tan nerviosa que no podía contener sus sentimientos de vergüenza, alivio y entusiasmo. Se hacía muchas preguntas como: ¿y si no hablan español? , pero ella sabía que eso era imposible, porque allí enseñaban a hablar español e inglés, y cosas así, que aunque supiese la respuesta la seguían poniendo muy pero que muy nerviosa. Lisa estaba en su habitación hasta que oyó que su madre la llamaba desde la cocina:

- Lisa, baja a cenar -su madre, Marisa, la llamaba.

- Si mamá, ya voy -dijo bajando las escaleras del segundo piso.

Bajaba con una mano agarrada a la barandilla, aunque ya había bajado varias veces aquellos escalones, aún la inquietaba el tener que bajarlas. Llegó a la cocina un poco desorientada, pero de repente vió a su madre en frente de la vitrocerámica y fué a su lado.

- Mama sigo sin orientarme bien en esta casa -le dijo- es enorme.

- Bueno, ya te acostumbraras -dijo el padre asomándose por encima del hombro de Marisa.

- Si cariño, estas muy acostumbrada a vivir en la otra casa y todavía no te has acomodado a esta.

- Vale -dijo sentándose en su silla en frente de su cena.

Marisa y Ádrian la acompañaron con la cena, esa noche tenían pollo con ensalada y patatas, todo tenía muy buena pinta, pero por los nervios a Lisa se le había ido el hambre y tuvo que comer a la fuerza. Cuando terminaron de cenar Lisa subió a su dormitorio y se quitó la ropa de casa y se puso su pijama morado de conejitos. Mientras se cambiaba sentía como si la estuviesen espiando, Lisa ignoró ese momento de tensión y se preparó bien la ropa, el almuerzo y todo. Se metió a la cama y intentó dormir, pero estaba tan ansiosa que no pudo dormir.

A la mañana siguiente se despertó cansada, pero al recordar que era su primer día de escuela se motivo y bajo las escaleras hasta la cocina para desayunar. Su madre le había hecho tostadas con mermelada con sabor a melocotón y un vaso de leche con Colacao. Subió corriendo a su habitación (siempre con una mano en la barandilla) y se puso el uniforme de la escuela con su falda a cuadros, su camisa blanca y los zapatos con calcetines largos. Salió corriendo de su habitación y bajó las escaleras con intención de salir a la parada, pero de repente se dio cuenta de que se había olvidado el abrigo y subió a su habitación a buscarlo. Se lo puso y bajo de nuevo las escaleras, se puso también le mochila a la espalda y abrió la puerta. Oyó que la llamaban.

- ¡Lisa, espera! -era su madre que le llevaba el almuerzo y una cámara de fotos.

- ¿Que quieres mama?, ya me he despedido antes.

- Te dejabas el almuerzo -dijo Marisa sin aliento.

- ¿Y la cámara? -preguntó Lisa.

- Voy a hacerte una foto en tu primer día de clase.

- Ah, vale.

- Sonríe -dijo la madre enfocando- y di…¡ patata!

- ¡Patata!

La cámara sacó la foto, seguido Lisa le dió un beso en la mejilla a su madre y salió de la casa a la parada. El autobús fué en seguida a recogerla, y cuando Lisa fué a entrar se preocupó porque no recordaba aver cojido la tarjeta del autobús, pero el conductor miró su cuello y vio que la llevaba colgando. Lisa subió al autobús y busco un sitio libre, tenía muchos sitios para elegir, porque el autobús estaba vacío. Se sentó cerca de la puerta, por los primeros asientos, se puso el cinturón y espero sentada. Al poco rato el conductor preguntó:

- ¿Eres nueva?

- Si

- En ese caso yo me llamo Valerio, y seré tu conductor en la E.S.O. ¿Por cierto, cuantos años tienes?

- Tengo 13 señor.

- O, no hace falta que me llames señor, llámame Valerio -dijo el conductor sonriendo- si tienes 13 años irás a clase con unos niños y niñas estupendos, son muy amables, y tu harás muy buenas migas con ellas.

- Gracias Valerio.

- Mira, ahora conocerás a algunos -dijo parando en una parada de autobús.

Lisa estaba inquieta, sus primeros amigos en Los Ángeles.

- Hola Valerio-dijo una chica entrando por la puerta.

- Hola, hoy hay chica nueva y eres su primera compañera-dijo Valerio intentando susurrar.

- Vale -dijo la chica devolviéndole el susurro.

Lisa estaba oyendo todo lo que decían a pesar de estar susurrando.

- Hola -dijo Lisa timida.

- Hola, yo me llamo Lucía tengo 13 años, iré contigo a clase -dijo sin respirar, Lisa se fijó que tenía un mechón de pelo rosa entre los cabellos marrones que le llegabaan hasta los hombros. No era muy alta, y tenía los ojos grandes..

- Tranquila, es muy nerviosa -dijo un chico entrando detrás de Lucía. Él tenía el pelo corto, peinado hacia delante formando una especie de cresta. Era más alto, opinó Lisa.

- No me importa, yo me llamo Lisa, también tengo 13 años y vengo de Barcelona.

- ¿Y donde esta eso? -preguntó Lucia.

- En españa, lejos de aquí -respondió Lisa.

- ¿Y como es eso?, ¿como se llama la calle de tu casa?, ¿tienes mascota? -dijo Lucia.

-  Lucia dejala en paz. Hola yo soy Rául, tengo 13 años y soy hermano de Lucia -dijo el chico- ¿puedo sentarme?

- Claro, ¿quieres ser mi amigo? -dijo Lisa.

- Vale -dijo Lucia, pero en seguida se dió cuenta de que le hablaba a su hermano y se corrigió- a, le decías a él -dijo decepcionada- pues yo que tu no haría eso, es muy tonto.

- Oye Lucia -se quejó Rául-. Claro que quiero ser tu amigo Lisa.

Lisa sonrió y se sonrojo un poco, pero respiro hondo e intento seguir la conversación.

- Y, ¿como os apellidais? -dijo Lisa.

- Hadward -dijeron los dos a la vez.

- ¡Eh, no hables a la misma vez que yo como si estuviésemos sincronizados, o algo! -dijo Lucia.

- Vale, vale -dijo Rául alzando las palmas.

- Oh, qué petardos sois, siempre discutiendo. Hola Valerio -dijo otra chica. Ella era rubia, con bucles al final del pelo. Era un poco baja, pero era muy guapa.

- Hola, Samantha-dijo Valerio.

- Hola Samantha -dijeron otra vez a la vez Rául y Lucia.

- ¡¡¡Para!!!- ordeno Lucia.

- Oh, una nueva, soy Samantha, que sepas que entre nosotros tres yo soy la mas normal, ¿vale?

- Vale. Hola, yo soy Lisa, y vengo de Barcelona, españa.

- Oh, que guay. Yo tengo familia alli. ¿Conoces a los Warwood?

- No lo siento-dijo Lisa.

- Oh, que pena.

- Te advierto, Samantha siempre empieza las frases con, Oh -advirtió Rául.

- Gracias, bueno es saberlo -dijo Lisa entre carcajadas.

El autobús paró y los cuatro bajaron de él. Se encontraban delante del colegio Sodwerd. Era enorme, y había mucha gente entrando por la gigantesca puerta de color azul.

- Éste será tu nuevo colegio -dijo Rául señalando el edificio- Te enseñaremos esto -dijo subiendo las escaleras de piedra.

- Gracias -dijo Lisa.

- Oh, chiiiiiisstt, espera, dejemoslos solos -le dijo Samantha a Lucia- quien sabe, alomejor…

- Alomejor que -quiso saber Lucia.

- Oh Nada, déjalo.

Cronicas de las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora