Capitulo 5

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Los cuatro se fueron a las taquillas, la directora les había puesto lo más juntos posible porque sabía que se harían muy buenos amigos.

- Oh, ahora tenemos veinte minutos para prepararnos para la siguiente clase -dijo Samantha.

Lisa asintió con la cabeza. Cogió los libros y todos juntos se dirigieron hacia la clase de la siguiente asignatura, que era informática en la clase de los ordenadores. Entraron en la clase, y esta vez el profesor ya estaba dentro, fue entonces cuando Lisa tembló.

- Tranquila, él no castiga nunca -le tranquilizó Lucia.

El profesor estaba sentado en la mesa con el ordenador, mirando fijamente la pantalla, parecía que el mundo pasaba por delante de la pantalla y que él no lo veía. Se sentaron sigilosamente, y fue entonces cuando el profesor levantó velozmente la cabeza y por un momento les miró como si fueran desconocidos, pero segundos después esa mirada asesina estaba clavada en Lisa. Tnía puestas unas gafas muy grandes, y su pelo negro rizado ocultaba las patillas.

- Ho…hola -dijo Lisa tartamudeando.

- ¡Hola! -dijo alegremente el profesor- me llamo Beto, tu eres Lisa la nueva, ¿verdad?

- Si -dijo Lisa insegura.

- JÁ, lo he adivinado -dijo Betoun poco alterado.

- Beto la estas asustando -dijo Rául.

- Perdón -dijo Beto bajando la cabeza hacia el suelo, como si fuese un perro al que acaban de darle una patada.

Lisa sonrió inocentemente.

- Coged un ordenador -balbuceó Beto mirando de nuevo la pantalla de su ordenador.

Esa hora se le había hecho un poco extraña a Lisa, puesto que sólo habían estado buscando cosas en internet. La siguiente y última asignatura de la mañana era gimnasia, así que como siempre se dirigieron a las taquillas, dejaron los cuadernos necesarios para informática (que por cierto no habían usado) cogieron las deportivas y se fueron al frontón que había junto a la escuela. Como era el primer día de Lisa, Samantha, Lucia y Rául la tuvieron que orientar un poco, pero enseguida se incorporó. Primero fueron a los cuartos de baño, eran estrechos, pero había suficiente espacio para ducharse y para dejar la ropa de recambio. Al terminar la clase los sudorientos alumnos se dirigieron al baño donde se ducharon, y se relajaron un poco. Minutos después las chicas salieron del baño y vieron a Rául esperandolas, sentado en una roca.

- Nunca había corrido tanto en menos de una horas -dijo Lisa- no será siempre así, ¿verdad?

- No, tranquila -dijeron Lucía y Rául al mismo tiempo.

- Rául, ya te lo he dicho antes, y te lo volveré a decir, ¡¡¡no hables a la misma vez que yo!! -grito Lucia enfadada.

Rául la miró con cara de asustado, pero esa cara se le cambió cuando vio el rostro pálido de Lisa sonreir, el pelo mojado le caía sobre la camiseta que se había mojado un poco, pero a Lisa no parecía importarle. Era la hora de ir a comer, así que se fueron al comedor. Lo que más se extrañó a Lisa fué que la comida tenía muy buena pinta, y más que buena pinta, estaba riquísima. Ese día había menestra, y aunque a Lisa no le gustase se la comió porque tenía un sabor buenisimo. De segundo tenían pollo asado, que también se lo comieron perfectamente, y de postre tenían cerezas, y no le extrañaba, puesto que era primavera, temporada de cerezas. A la tarde tenían solo clase de arte, dos horas haciendo manualidades y trabajos. Todo eso le encantaba a Lisa, que esperaba impaciente a que el tiempo libre después del comedor terminase. La hora terminó por fin, Lisa estaba muy emocionada, todos juntos se dirigieron a las taquillas, cogieron su estuche con el material necesario para aquella hora y se adentraron en el pasillo. Entraron a la clase, y se sentaron en sus sitios. La profesora se presentó, y explicó qué iban a hacer en esas dos horas de clase. El tema era decorar distintas habitaciones para personas de distintos gustos y edades. Daba la casualidad de que a Lisa le encantaba hacer ese tipo de cosas. Por alguna razón se quedaba en blanco, sin ideas, pero al final conseguía seguir amueblando la habitación. La eterna clase terminó, y todos salieron del aula de clase. A Lisa le pareció que todos iban un poco más deprisa que de costumbre, pero no prestó mucha atención en eso. Como siempre fueron a las taquillas, dejaron su material de manualidades y cogieron algunos libros y su mochila de clase. A Lisa se le hizo raro volver a subir al autobús, puesto que llevaban todo el día de aquí para allá. Subieron al autobús y Samantha fue la primera en despedirse.

- Oh, adiós chicos, hasta mañana.

- Adiós -dijeron los demás.

Mientras Lisa y Rául hablaban sobre el colegio, sus casas…

- Vamos tortolitos, es hora de irse a casa. Adiós Lisa -dijo Lucia agarrando a Rául del cuello de la camiseta y tirando brusca y despiadadamente.

- Adiós Lisa -dijo Rául mientras intentaba huir de las frías manos de su hermana.

- Adiós Rául -dijo Lisa sonriendo.

- ¿Te lo has pasado bien? -preguntó Valerio cuando Rául y Lucia ya estaban en la carretera.

- Si, muy bien-respondió Lisa aún sonriendo.

- Yo creo que demasiado bien -dijo él volviendo la cabeza.

Lisa no vió cómo estaba enrojeciendo, pero lo supuso, así que intento disimular. Mientras Valerio miraba disimuladamente por el retrovisor, y espontáneamente se echó a reír.

Cronicas de las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora