Minutos después el autobús paró y Lisa bajo de el.
- Hasta mañana -dijo ella saludando con la mano.
- Hasta mañana -dijo el dandole a un botón para que las puertas se cerrasen.
Lisa tocó el timbre de su casa con entusiasmo y entró con paso firme cuando su madre acudió a la llamada del timbre.
- ¿Que tal en el cole nuevo? -preguntó su madre.
- Muy muy bien, he hecho tres amigos con los que voy en el autobús, bueno cuatro contando el conductor.
- Cuentanos con todo detalle, hija -dijo su padre cogiendole la mochila de clase y dejándola al lado de la puerta de madera.
- Pues el conductor se llama Valerio, y los otros tres amigos se llaman Lucia, Samantha y Rául. Lucia siempre se preocupa por todos, Samantha siempre, repito siempre empieza las frases con un “Oh”, y Rául es hermano de Lucia. El colegio es enorme, y la directora es muy amable, tenemos muchas asignaturas, y la directora me dió cuadernos, libros, el horario… todo el material necesario menos el estuche que tengo que llevar. Tambien tenemos taquillas, estamos los cuatro amigos juntos, y también tenemos varios descansos. Entre clase y clase nos dan veinte minutos para ir a las taquillas, al baño e ir a la clase adecuada a dar cualquier materia-dijo Lisa intentando decir todo de golpe.
- Tranquila, tranquila -le dijo su madre- entra.
Lisa entró y seguidamente subió a su habitación y se cambió de ropa. Bajo las escaleras de la casa como siempre hacía y se dirigió a la cocina donde sus padres la esperaban sentados.
- Tendrás hambre -dijo su padre acercandole un pequeño cuenco con galletitas saladas.
- Si, gracias -dijo Lisa metiendo la mano en el cuenco.
- Entonces, ¿te lo has pasado bien? -la interrogó su padre.
- Si, muy bien. Me encanta la escuela. Hay personas muy amables, y sobre todo el profesor de informática, se llama Beto, y es un poc… -dijo Lisa.
- ¿Beto Rodriguez?-interrumpió Ádrian saltando de la silla.
- Si, ¿que pasa? -esta vez fué Lisa la interrogadora.
- Yo le conozco, éramos muy amigos desde el colegio hasta el instituto.
- Que bien, pues pásate algún día a saludarle. Así verás el edificio y conocerás a mis amigo s-dijo Lisa.
- Vale, mañana, me voy al colegio -dijo Ádrian.
Lisa cogió un trozo de pan y se dirigió al salón. Se sentó en el sofá y, con un suspiro cogió el mando de la televisión y empezó a mirar los canales. No tenía nada que le gustase en la televisión así que la apagó cogió la mochila que seguía al lado de la puerta y subió a su habitación. Al llegar allí abrió su mochila y se le cayó un papel al suelo, lo cogió y antes de abrirlo se sentó en la cama, unos segundos después fue a cerrar la puerta para que nadie le viese, se tumbó en la cama y abrió el papel. Era un número de teléfono: “817396245”. Lisa bajó sigilosamente al salón y cogio el telefono fijo. Subió de nuevo a su habitación y empezó a teclear. Se puso el teléfono en la oreja y espero. De repente alguien hablo.
- Si, ¿quien es?
- Hola, he encontrado este número en mi mochila, ¿no será usted la madre de Lucia y Rául o Samantha , verdad?
- Si, soy la madre de Rául y Lucía, ¿quieres que te pase con Rául?
- Si, por favor.
- Rául, al teléfono-se escuchó desde la otra línea.
- Hola, Rául.
- Hola Lisa. Ya veo que has encontrado el papel.
- Si, ¿por qué no me habías dicho que me ibas a dejar tu teléfono?
- Porque si no, no habría sido una sorpresa.
- Pues si que ha sido una sorpresa.
- Solo quería sacarte una sonrisa, y veo que lo he conseguido.
- Si, lo has conseguido-dijo Lisa enrojeciendo.
- Lo siento, tengo que irme-dijo Rául.
- ¿Por qué?
- Mi madre me llama, adios.
- Espera, ¿volveremos a hablar?
- Si, por supuesto.Adios.
- Adios.
