Abrió los ojos, ya no estaba en el laboratorio. Lo único que recordaba fueron las últimas palabras de Hido: "Quiero que en esta línea temporal estés muerta"
Un escalofrío le recorrió por todo el cuerpo. Miro a su alrededor. Ella estaba tumbada en un tronco, ¿qué coño había pasado en ese momento y qué hacía ella ahí?
- Oh, ¿ya estás despierta? Eso fue rápido, no tanto como yo, pero rápido al fin y al cabo. - Dijo una voz energética.
- ¿¡Q-Quién está ahí!? - Pregunto Taik.
- Sshhh. No grites, creo que aún nos podrían encontrar. - El chico se mostró. Era alto, tenía el pelo amarillo-anaranjado, como si se lo hubiera teñido, y los ojos verdes. Sus ropajes no eran muy excéntricos, no como su personalidad: alguien energético e incansable, como un niño pequeño.
- ¿Podrían? ¿Quiénes?
- Los Akuyaku. - Respondió él. Esta respuesta no aclaró en nada a Taik, puede que incluso la desconcertara más, pero no quiso preguntar. - Bueno, ahora que estás bien podemos irnos a un lugar más seguro, vamos.
- ¿Quién eres? ¿Fuiste tu quién me salvó de él?
El chico frenó en seco y se giró para contestarle. - Ah, sí, perdón por mis malos modales. Me llamo Soku y soy parte de la Legión, ahí es donde iremos ahora. Y sí, fui yo quien te salvó de ese despreciable ser humano. - Aunque tenía una sonrisa todo el tiempo, Taik notó que esa última parte la dijo con mucho odio
- Yo soy Ta... - Soku le cortó.
- Taik, lo sé, aunque no lo parezca llevabas 4 meses ahí encerrada. Pudimos averiguar quien era la portadora de la vigésima primera espada, la más importante . Bueno, ahora sí, vamos
Taik agarró su espada y lo siguió. No podía hacer otra cosa ya que no le gustaba la idea de estar sola y perdida en un bosque. Notó que algo le colgaba del cinturón.
- Oye, ¿qué es eso? - Preguntó
- Esta es mi espada, una tachi. Por cierto, la tuya es una katana, por si no lo sabías.
- Sí, ya lo sabía. También sé que la tachi es un poco más larga y más curvada que la katana. - Soku se quedó impactado de su conocimiento
- ¿Cómo sabes tanto? - Preguntó Soku impactado
- Mi padre era un gran aficionado de las espadas. Aprendí mucho sobre éstas e inclusive aprendí a manejarlas.
- Mmm... Entiendo. - No contestó con mucho entusiasmo. Esto a Taik le molestó un poco.
A partir de ese momento lo único que hubo fue un silencio, un silencio bastante incómodo para Taik. Pasaron un par de horas de paseo por el bosque, únicamente viendo arboles y arbustos, hasta que Soku se paró en frente de una cueva oscura.
- Llegamos. - Dijo este
- Llegamos, ¿a dónde?
- A la guarida de la Legión.
Entraron dentro de la cueva. Esta era muy oscura, no se veía prácticamente nada. Si te esforzabas podías verte los pies, pero poco más. Por suerte Soku llevaba consigo una lampara que había en la entrada. Llegaron a un callejón sin salida
- ¿La guarida es solo esto? - Pregunto extrañada Taik.
Soku hizo una pequeña carcajada y abrió el centro de la pared, como si de una puerta se tratara.
- Vamos, entremos. - Al decir esto, casi instantáneamente, Taik entró muy confundida. - Vaya, aún no hay nadie.
"¡Whoaa, que grande!" Eso fue lo que Taik pensó y aunque era una exageración, el lugar era bastante amplio.El suelo, lógicamente, era de piedra, los muebles estaban hechos de madera de roble y había exactamente nueve camas.
- Sí que es grande, sí. - Dijo Soku como si hubiera leído la mente de Taik. - Bueno, mientras esperamos a los demás, te contaré una historia.
- Vale. - No lo dijo con mucha seguridad, no quería escuchar historias ahora mismo, pero sería mejor que el silencio incomodo de hace unos minutos.
- Esta historia es de hace tres siglos. Las 21 espadas fueron descubiertas por todo Japón. - "¿Porqué éstas cosas solo pasan en Japón?" Se preguntó Taik. - Éste hallazgo alteró a mucha gente, todo el mundo quería ser un portador de al menos una de estas. Hubo guerras entre ciudades. Entonces, cuando los portadores fueron elegidos, se inició una gran guerra entre bandos. El bando bueno, Yoi, con el ideal de vencer a todo mal, y el bando malo, Warui, con la intención de matar y ver el mundo arder. Yoi logró vencer a Warui en una intensa guerra donde casi todo Japón quedó destrozado. Todos en Yoi querían arreglar todo lo causado, así que decidieron hablar con los Creadores. Estos les pusieron una condición, el único que sobreviviera a una gran batalla entre todos podría hablar con los Creadores cara a cara y pedir cualquier deseo que pidieran. Yoi lo habló seriamente, decidieron que el que fuera que ganase pediría la restauración de todo y que la gente olvidase la existencia de las espadas y la gran guerra que vivieron. La persona que ganó fue Shensu, la vigésima primera espada y el más débil de todos. ¿Porqué? Nuestra teoría es que él tenía el poder de revivir en un checkpoint, igual que tu, lo cual significaría que el poder que se obtiene es causado por el orden de sujección de la espada y no aleatoriamente. Lo más posible es que esa gran guerra vuelva a repetirse.
- ¿Cómo sabes eso? - Pregunto Taik impactada.
- Hace unos pocos años se encontraron escritos.
- Vaya chicos, ya están aquí. - Dijo una voz misteriosa.
- Ya han llegado, justo a tiempo. - Dijo Soku
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Espadas malditas
FantasiTaik paseaba hasta que se encontró con un gato al cual persiguió hasta entrar a un bosque. En ese bosque encontró una espada clavada a una piedra. Volvió a su casa con la espada para echarse una siesta, pero cuando despertó... ¡¡Ya no estaba en su c...