Emma
Me desperté con un dolor horrible de cabeza. Sabía que no tenía resaca por un solo trago, pero la mente me dio tantas vueltas anoche que me ocasionó este pequeño e insoportable dolor. Me levanté directo a la cocina, preparé café instantáneo, tomé mi libro de la semana y me senté en el balcón para disfrutar de la vista al mar. No estoy segura cuánto tiempo pasé absorta en mi lectura. Cuando acabé el quinto capítulo, me puse de pie para ver si Cam o Anna estaban despiertas. Para mi sorpresa, Anna sí estaba en el desayunador con la cabeza recostada en una bolsa de hielo. Solté una carcajada al verla con los ojos llorosos y caídos. Mi querida amiga estaba sufriendo de su resaca matutina.
-¡Sopita, por favor! -me rogó sin levantar la vista. Si algo había aprendido en mis días de fiesta era que una sopa instantánea cura cualquier mala resaca.
-Dale, yo la preparo. ¿Crees que Cam vaya a necesitarla?
Pregunté al tiempo que hervía el agua, camine a la alacena donde teníamos las sopas en cantidades excesivas, eran fáciles de preparar. Por alguna extraña razón, Anna me pidió que preparara tres sopas. Salió corriendo de la habitación y la escuché cerrar de un portazo la puerta del baño de visitas. No pude evitar soltar una carcajada. Esto no era nuevo, Anna siempre había tenido un estómago muy débil.
-¡Buenos días, buenos días! -apareció Cam gritando con su pequeño short de dormir. Su cabello estaba en una coleta alta, completamente enmarañado. Si no la conociera mejor diría que solo estaba teniendo un buen día. Pero su felicidad tenía aún los efectos del alcohol en sus venas. De otra manera no estaría riendo como lo estaba haciendo.
-¿Alguien amaneció de buen humor? -dije señalando el taburete de enfrente donde estaban servidas las sopas listas.
Cam se dirigió al baño de visitas pegando la oreja para escuchar que estaba pasando al otro lado. Soltó una carcajada a los segundos de haberlo hecho y entendí qué era lo que estaba pasando.
-Cuando termines de sacar el estómago debes apurarte y venir a la cocina. Mamá Em ha preparado sopa, y son malditamente tres ¿Dónde dejé a Mike ayer?
¿Mike? Negué con la cabeza cuando mi amiga comenzó a rascarse la cabeza como si intentara recuperar un poco de información. Cuando se dio por vencida se sentó y atacó su sopa, sin más que decir. Conocía a la perfección a Camila, había pasado un buen rato con... ¡oh por Dios!
Del cuarto de visitas salía un hombre sin camisa con el cuerpo de un maldito jugador de fútbol americano, una frase estaba tatuada en su costado izquierdo, su pantalón permanecía abierto mostrando su bóxer Calvin Klein. Negué con la cabeza cuando lo vi completamente perdido.
-Ahí estás -dijo, dándole un beso en la mejilla a Camila que seguía concentrada en su sopa.
-Ahora no molestes, Mike, es hora de la sopa. Em te preparó una, tómatela.
Mi amiga señaló una de las sopas, al tiempo que Anna finalmente abandonaba el baño. Sin decir una palabra como había indicado Cam, los tres se concentraron en la sopa que tenían enfrente. Tomé mi celular observando cómo se relajaba la partida de borrachos. ¡Oh, Dios! Algo me decía que pasaríamos el día en la piscina o en el bar de la playa.
Tenía cinco llamadas perdidas de un número desconocido, tres de Camila y ocho de Anna. Negué con la cabeza, enseñándole a Anna mi celular. Debía aprender a no ser tan sobreprotectora. Levanté la ceja en señal de «por qué tantas llamadas».
-No me mires de ese modo. Te fuiste muy enojada y el chico guapo no dejaba de buscarte por todo el apartamento. Quería que volvieras y me emocioné al ver su insistencia.
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PROVÓCAME ©
RomancePublicado por NOVA CASA EDITORIAL. Sinopsis Emma O'Brien solo podía pensar en el ruido de los neumáticos, la sangre en la nieve, los gritos y el temor de estar sola. Su pasado regresa como un karma persiguiéndola. Su vida tiene un nuevo comienzo c...