Danza de una sociedad perfecta

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PRÓLOGO

Marilyn.

Mi vida no ha sido la más normal y agradable, de hecho creo que la única razón por la que estoy en el mundo es para malgastar oxigeno. Estoy en la calle desde que era una adolescente de 13 años, mi madre murió de una sobredosis de heroína en nuestra casa, mi padre era un mujeriego que se fue de casa cuando tenía 2 años, lo he visto unas cuantas veces a lo largo de mi vida (muy contadas en realidad) lo último que supe de él fue que irá a la cárcel federal por intentar llevar 30 capsulas de cocaína a Ámsterdam en su estomago en un vuelo comercial.

Desde que mi madre murió he tenido que trabajar, abusada ​​física, psicología y sexualmente por otras personas que por alguna razón creen que son superiores, caí en las drogas a los 14 años seguida de la depresión acompañada de los recuerdos trágicos. Mi familia nunca ha sido de buena posición económica ni tampoco de renombre, no hemos tenido dinero para malgastar en nuestro ego, solo hemos sido mi madre y yo, pero no hay nada. No tengo nada.

Ahora me encuentro en el borde de la playa, donde se podía ver el Medio Sol inclinado hacia el mar, dando un espectacular show de colores en el cielo y en el reflejo del agua, el sonido de las olas y el aroma, todo ello combinado fue el mejor medicamento para mis dolores físicos y emocionales.

Soy Marilyn Elliott y esta es mi historia

Mientras miraba el mar sentí una mano tocar mi hombro; levanté mi rostro para ver el de la persona que me había tocado y ahí estaba el protagonista de mis pesadillas de los últimos 6 meses

— ¿John? ¿Qué haces aquí?—dije zafándome su mano de mi hombro con un rápido movimiento, me levanté para intentar parecer más fuerte y segura pero mi rostro me delató y el pareció notarlo ya que en su rostro apareció una media sonrisa arrogante y al mismo tiempo amenazante

— Me debes dinero linda –dijo el chico con su mirada clavada en mis ojos, su media sonrisa había desaparecido –Sabes que al jefe no le gusta que le deban por mucho tiempo –dijo

–Te dije que estoy recogiendo dinero para pagarle a tu jefe, pero es difícil, no tengo trabajo y nadie quiere dármelo, tienes que tenerme paciencia – dije segura pero mi voz se oía quebradiza; mis nervios me estaban jugando sucio porque conocía a este chico muy bien y sabía que era capaz de hacer. Efectivamente, el hombre saltó sobre mí sujetándome por mi mandíbula fuertemente, intenté quitarlo pero era más fuerte que yo

–No hay tiempo cariño. Es ahora o nunca – Sentía su aliento en mis labios, su lengua rozó mi mejilla y sentí nauseas con tan sólo imaginármelo. Fue tirando el cuchillo de su bolsillo trasero, ahí si el terror se apoderó de mi pero mis esfuerzos por liberarme de sus grandes brazos

—Sólo dame más tiempo comenzó a entrar en pánico— En ese momento mis piernas ni brazos servían para nada porque a pesar del esfuerzo que hacía, su fuerza era aún mayor que la mía

— ¿Más tiempo? Lo sentimos, el jefe lo quiere ahora. Créeme que esto me dolerá más a mí que a ti. Es una pena hacerle daño a ese bello rostro –hizo una pausa cerrando con fuerza sus ojos -pero negocios son los negocios.

Cuando levantó el cuchillo para atacarme con el, se escuchó una voz ronca y rasposa, era un chico alto, tez blanca, cabello castaño y ropa para nada como la mía, la de él estaba muy bien cuidada y una cara de muy pocos amigos. El hombre estaba parado detrás de John con la respiración un poco acelerada

—Hey —Se escuchó el hombre —Suéltala —Esta vez se escuchó más firme su voz — John lo miraba con el ceño fruncido pero después volteó su rostro hacia mí con una media sonrisa otra vez

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