El Titán que se enamoró de la Araña (SpiderTitan)

Epílogo

— Hoy fue un día agotador, ¿Sabés? — comenzó en lo que se sentaba en el pasto verde, a un lado de la gran tumba que había allí.

Hace dos años habían enterrado a Thanos en un lugar apartado, y muy parecido "Al Jardín". El lugar que le había prometido una vez a Peter para vivir. 
La tumba no era visitada por nadie más que Peter Parker, quien iba todos los días al atardecer para contarle su día a día. A veces se recostaba al lado de esta y hablaba por horas, otras se mantenía en puro silencio recordando todo lo que vivió con él. En pequeños momentos lo insultaba por todo lo que le hizo sufrir. Pero también sonreía por todas esas cosas que aprendió.

— El amigo del Capitán América dijo que yo le parecía atractivo después de verme entrenar. ¿Puedes creerlo? Yo solo le dije 'Gracias', y él solo besó mi mejilla antes de irse. De ahí no lo vi hasta que me fui.

Arrancó un puñado de pasto al azar mientras miraba éste mismo, recordando su pequeño e incómodo momento con Bucky. 
Se mantuvo callado un minutos, imaginándose una posible respuesta por el contrario si estuviera ahí con él.

— Wanda dice que él siente algo por mi, que le dé una oportunidad... Pero yo no puedo estar con nadie más, no desde que me llevaste hace años atrás... ¡Sé que ya pasó tiempo y debo superarlo!

Alzó la vista para mirar la lápida que estaba hecha con una piedra de granito, tenía el nombre de Thanos, su fecha de nacimiento y muerte, además de una frase puesta a petición de Peter. La misma frase que dijo después de chasquear los dedos estaba tallada en la lápida.

— Hace no mucho intenté una relación con una chica, y las cosas no me fueron como pensaba. Siempre que la besaba veía tu rostro o cuando ella quería tener sexo... Yo te recordé también a ti. Me dejaste este trauma y aún así no puedo odiarte.

Apretó los dientes para calmar la pequeña rabia que siempre le agarraba cada vez que iba allí.

— Me quitaste muchas cosas, pero también me abriste los ojos. Y por eso quería decirte que ya no vendré más a visitarte, esta es la última visita.

Sintió un viento frío que le heló todo el cuerpo, causándole un escalofrío que lo hizo temblar casi completamente. Siguió mirando la lápida, ahora con el ceño fruncido.

— Ambos sabíamos que esto pasaría, ya es hora de que te aleje Completamente de mi vida. Así puedo rehacerla.

El viento sopló otra vez, pero más débil, dejando una caricia fría en la cara del menor, quien pasó sus manos por sus mejillas para acariciarse, pensando que él lo hacía.

— No te olvidaré, eso será imposible después de todo lo que me hiciste — soltó una risa amarga —. Pero ya es momento de tener una mejor vida, lejos de todo lo relacionado contigo y los vengadores. Si, los dejaré a ellos también, solo que aún no se los he dicho.

Hizo una mueca de nervios, en lo que volvía a bajar la vista al pasto que seguía arrancando, volvió a sentir una brisa suave, solo que esta vez en los brazos. Como si le estuvieran dando un frío abrazo.

— Ellos estarán bien sin mi, no le necesitan. Y por eso hoy mismo me iré a Francia, con la tía May.

Después de un año de búsqueda logró dar con el paradero de su tía. May Parker se había ido a Francia para vivir una vida lejos de Queens, lejos de los vengadores o cualquier otro conocido. Y cuando contactó con ella acordaron que Peter se iría allá para vivir junto a su tía, una vida tranquila.
Otro país, otra vida, otra oportunidad.

— No sé si regresaré, espero que no. Pero si llego a volver, te visitaré primero, lo prometo.

Se levantó de aquel lugar, viendo por última vez la lápida de quien fue importante en su vida, a pesar de todo.
Peter se sentía por fin en paz consigo mismo.

Dejó sobre la tumba su vieja mochila escolar que estaba llena de cosas que le pertenecían al Titán, a excepción de un collar que colgaba del cuello del menor. El nombre viejo y desgastado en una etiqueta que decía "Peter Parker" se podía ver desde donde estaba parado.

— Adiós, Thanos. Gracias por todo.

Y se fue caminando a paso relajado hacía la torre de los vengadores para dar su último adiós a ellos, sintiendo el viento soplar con fuerza, como si quisiera retenerlo. Pero debía irse.

Todos debemos irnos en algún momento, y este era el momento de Peter para irse.