Prólogo:

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—¡No deberías ser tan impulsivo, Naruto!

La pelinegra se acerca de forma amenazante hacia el rubio para después soltar un golpe en su cabeza.

—¡Eso dolió, Harumi oba-san!

—Tch, ese era el punto. —la mayor se cruza de brazos con enojo y gruñe al ver las heridas del muchacho. —Sigues siendo un niño tonto Naruto, deberías pensar mejor las cosas antes de lanzarte de esa forma a la batalla.

—¡Pero ya no hay tiempo oba-san!, debemos detener lo mas que podamos las fuerzas del biju antes de que...

El rugido de la bestia hizo detener las palabras del chico atrayendo la atención de todos. Los jóvenes ninjas observaron aterrados la forma en que el juubi reunía energía para la lanzar su ataque.

—¡Harumi-san, Naruto aun no a reunido suficiente chakra para contrarrestar ese ataque! —gritó alarmada la chica pelirosa mientras administraba ninjutsu a su compañero de equipo. —¡Necesitamos tiempo!

La mujer pelinegra observó con temor la situación. Le parecía sumamente arriesgado ejecutar el plan que tenía en mente pero dadas las circunstancias, no imaginaba otra mejor forma de protegerlos.

—¡Que nadie se acerque! —gritó con fuerza para después avanzar de forma decidida hacia el frente ignorando las miradas extrañadas de los demás a su paso. —¡Tengo un plan, así que no se entrometan!

El rubio que hasta hace unos segundos estaba callado, bajó su cabeza con enfado presintiendo lo que la kunoichi quería hacer.

—No lo hagas—susurró entre dientes antes de levantar la mirada y mostrarle un rostro lleno de lágrimas a la mujer. —¡No te atrevas a abandonarme tú también!

La ninja se detuvo ante sus palabras y lo miró por unos instantes.

—Es una guerra Naruto,—cerró los ojos con fuerza tratando de esconder el temor que de pronto la embargaba —no podemos evitar la muerte, no por siempre.

Una lágrima silenciosa se deslizó por su mejilla antes de regresar su vista y lanzarse de llano a la batalla. Corrió lo más rápido que pudo haciendo caso omiso de los llamados de su ahijado y se concentró en la mejor manera acercarse al bijuu.

Con agilidad esquivó los cuerpos inertes de sus compañeros y evitó mirar por mucho tiempo. Temía reconocer algún rostro.

Se adentró un poco más al campo y observó fijamente la cumbre de rocas que se alzaba a unos metros frente a ella.

Era un lugar perfecto para llevar acabo su plan.

—Vaya, Harumi. Jamás creí verte hacer uso de tu vida tan patéticamente.

La pelinegra frunció el ceño sintiéndose decepcionada al ver su gran momento de auto-sacrificio arruinado.

—No recuerdo haber pedido tu opinión, Dakutai. Además, ninguna de tus palabras logrará detenerme.—dió un ligero salto, y tomó posición sobre la roca. —Ambos sabemos, que debí haber muerto hace mucho tiempo.

La mujer pelinegra cerró los ojos tras esas palabras y trató de evitar que los recuerdos la consumieran. Hace mucho, tuvo la oportunidad de dar su vida para salvar a la persona que más amaba. Pero un descuido, tan solo un segundo de distracción, y había perdido lo mas preciado que tenía.

Ella no podía permitir que eso se repitiera de nuevo. No mientras ella aun pudiera luchar.

Dio un fuerte suspiro y se preparó formando sellos para dar su golpe final.

Bueno, no se suponía que debía detenerte, más bien, solo estaba ganado algo de tiempo para ese idiota  —Harumi se congeló en su lugar sintiéndose confundida por la repentina presencia tan familiar. —Saluda al chico rubio de mi parte.

¿Eh? —la oji-morada sintió un escalofrío y miró de forma sorprendida a la persona que había aparecido frente a ella.

—Siento llegar tarde, Harumi.

Las lágrimas que había retenido por tantos años comenzaron a salir con demasiada facilidad al reconocer al hombre frente a ella.

¿Minato-kun?

Just A Dream ↪MinatoxOc↩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora