Narra Alba
Esa noche, no había dormido especialmente bien. En el hospital hubo una emergencia y los médicos estuvieron de aquí para allá toda la noche. Me vestí cansada y tras darle un beso en la frente a Nat a modo de despedida, salí hacia el trabajo.
Entré en la universidad y solo con dar la primera clase del día ya sentía que estaba muerta de cansancio. Gracias a Dios que esa mañana solo tenía dos clases y una por la tarde. Terminé mis horas lectivas y fui a casa de Natalia.
Una vez allí les presté la atención necesaria a los gatos y también me preparé algo de desayunar. Desayuné allí, sintiendo por primera vez en muchos años como en casa. Salí del piso con algo de morriña para poder volver al hospital.
Entré en la habitación y me encontré a Marilia sentada al lado de Nat. Ella no se había dado ni cuenta de que había entrado a la habitación. Cerré la puerta intentando hacer el menor ruido posible y me acerqué a ella. Puse mi mano en el hombro de la canaria que se giró para poder verme.
-Hola cielo.- Le sonreí dulcemente al ver que se estaba aguantando las lágrimas.
-Alba...- Sollozó. Abrí mis brazos y ella se levantó para abrazarme. La rodeé con mis brazos y la acuné mientras le acariciaba su melena. Sabía que a Marilia le había costado mucho venir. El resto de mis amigos vinieron ayer en la mañana pero ella no podía hacerlo. Marilia quería a Natalia como a una hermana mayor y le costaba demasiado verla así.
-Tranquila mi vida, ella está bien.- Dije en tono tierno para poder calmarla un poco.
-Me lo prometes.- Dijo mirándome a los ojos. En ese momento me derretí de lo mona que era. Era la más pequeña del grupo, el bebé del grupo.
-Por supuesto, Marilia.- Acuné su rostro entre mis manos y le limpié las lágrimas.- Todo volverá a ser como antes dentro de poquito.- Besé su frente.
Estuvimos hablando un rato más las dos juntas. Me estuvo contando que había conocido a un chico y que le gustaba mucho. Cada que le sacaba el tema se ponía roja y yo no podía hacer otra cosa que reír. Ojalá ese chico la haga feliz, es una persona maravillosa y se lo merece.
Después de que Marilia se fuera, bajé a la cafetería a comer algo. Me demoré algo más de lo esperado porque me encontré con alumno en la puerta del hospital. Estuvimos charlando un rato y cuando acabamos de hablar cada uno seguimos nuestro camino. Iba tranquilamente por el pasillo cuando un enfermero me paro antes de llegar a la habitación.
-Señorita creo que sería mejor que no entré en este momento. Acaba de entrar el novio de la chica. Pobre, se le veía muy afectado.- Suspiró.
-¿Cómo?- Lo miré extrañada.
-Sí era alto, rubio y con los ojos verdes.- Mierda, Adrián. Aparté al enfermero de mi camino y corrí hacia la habitación. ¿Qué estaría haciendo ese imbécil aquí?
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Somos instantes - Albalia
Fiksi RemajaAlba Reche y Natalia Lacunza llevan siendo amigas desde que tienen uso de razón. Quedan cuatro meses para que Alba se case con el que creé que es el hombre de su vida.Quedan cuatro meses para que Natalia vea casarse al amor de su vida. Pero un drást...