BNHA AU!

267 18 1
                                    

Título: Hawks, el héroe número dos.
Aclaración: En vista de que esta es la temática de opción libre, he utilizado el universo de BNHA para inspirarme en éste drabble.

La heroína se desplazaba por las calles tranquilamente, saludando de vez en cuando a los civiles que se detenían para pedirle un autógrafo o una foto, ya que ella era una de las más populares y estaba cerca de entrar a la lista de los diez mejores héroes, siendo la primera mujer hacerlo tan joven. Su objetivo era escapar de la pesada rutina en la que se había convertido su vida; los gritos constantes de Best Arthur por el comportamiento indebido de los gemelos italianos, que causaban problemas en la agencia de élite, las exigencias de Antonio quien la mandaba a entrenar cada vez que podía y el más grande de todos... Alfred F. Jones o conocido como Hawks.

Se sentó frente a una cafetería pidiendo una taza de chocolate caliente, para contrarrestar el frío de esa mañana mientras revisaba las notificaciones de su teléfono, era extraño que lo tuviese encendido, pero eran sus minutos de descanso así que podía hacer lo que quisiera ¡Sin exceder el tiempo acordado o Endeavor la haría una brocheta humana!

—¡Miren, es el héroe número dos! —señaló al cielo un niño, que caminaba junto a su madre enfrente del establecimiento.

La ceja de María tembló al pedirle a Zeus que ese crío se hubiese equivocado, porque estaba completamente segura que si el rubio la siguió para robarle los instantes de paz que tenía, le arrancaría las plumas a ese estúpido pajarraco. Pero no es como que la suerte estuviese del lado de la manipuladora de los minerales.

¡Gold girl! No tenía la menor idea de que te encontrabas por aquí, que coincidencia —llamó el de farolas celestes, acercándose a su mesa y obviamente haciéndose el desentendido.

—Claro, como si yo me fuese a comer ese cuento chino de que llegaste a éste lugar en específico —susurró la de pelo negro entre dientes y tomó de su bebida, intentando aliviar el estrés que le generaba estar cerca del energético americano.

Alfred poseía un súperpoder bastante peculiar; consistía en unas inmensas alas carmesí de halcón, vista amplificada y las plumas que tenía contenían múltiples funciones, muy efectivas contra los criminales. A diferencia de su padre que había sido el héroe número uno, el cual era llamado por muchos como el símbolo de la paz e imaginando que seguiría el legado demasiadas personas creyeron que continuaría con su mismo traje, inclusive el nombre lo cual había sido una sorpresa para el público revelarlo y su estilo de lucha.

Ese día el joven traía puesta su típica chaqueta de aviador, una camiseta blanca, jeans y unas botas que combinaban, además de coronar el atuendo con unas gafas rojas para el sol lo que estilizaba por completo su perfil, además de ser muy llamativo.

—¿Por qué huyes de mí? Comienzo a pensar que soy un fastidio para ti —preguntó, una radiante sonrisa surcando su imagen.

A veces entendía porqué la presencia del contrario la ponía así de pronto, pero prefería descartar esa idea antes de afirmarlo en voz alta, era más sencillo decir que su figura alta y maciza desprendía una esencia que pocas personas podían percibir; en su habilidad estaba esa facultad, por lo que le era normal ver que ese chico era incandescente e intenso como el sol de verano, tanto por bien como para mal lo identificaba con ese ejemplo que solo le llegó a revelar a su amigo japonés. Él la hacía recapacitar y darse cuenta del torbellino en el que se encontraba atrapada, por haberse involucrado más allá de lo profesional con el pro héroe.

—No lo tomes a mal pero demasiada luz hace daño a mis ojos, a cada rato necesito concentrar materiales en mi sistema para que no me afecte —aclaró la joven, exhalando y quitándose los lentes celestes de su traje de heroína élite.

Por un momento observó como su torrente sanguíneo vibraba a causa del mercurio en sustitución de sangre que corría por sus venas, era una condición extraña, pero al menos eso envenenaría a quienes tuvieran contacto con el líquido, por ello era delicado los procedimientos médicos en su caso.

—Entonces, quiere decir que después de la revisión de perímetro para el cierre podríamos ir a un restaurante o un bar cerca del edificio ¿qué te parece? —propuso el de tez blanca, acariciando un mechón de pelo oscuro mientras la observaba directamente a los ojos.

Maldición, había hallado su punto débil.

Sus orbes parecían aguas profundas que anhelaba explorar hasta topar su punto límite, eran turbulentas o calmadas dependiendo de las emociones que afloraran en su corazón. Como buen héroe seguía su convicción y poseía una voluntad del mismo hierro que controlaba María para protegerse de las seguidas amenazas hacia sus sentimientos, no consentía el hecho de que estuviera cayendo en las redes de su encanto.

—No puedo salir vistiendo esto sin llamar la atención de las personas, así que tendría que cambiarme —contestó, refiriéndose a su traje que tenía escalas de dorado por su gran peculiaridad de controlar algunos elementos y utilizarlos a su antojo.

—Sé que tienes un conjunto para casos de emergencia guardado en tu oficina así que no habrá ningún problema, no importa que sea casual. Ajustaré el plan según lo que tú desees, kitten —expuso Alfred, agarrando su mano y levantándola por la fuerza ejercida sobre su pequeño cuerpo en comparación al suyo.

—¿No se te quitará esa mala costumbre de ponerme apodos tontos? —preguntó con algo de molestia la fémina, dejándose guiar por el rubio que con suma facilidad la cargó estilo nupcial.

Sabía lo que haría luego de eso; desplegó sus almas que brillaron debido a los rayos de sol que las bañaban con suma gracia y dio un efecto similar al arrebol, llevándola por las alturas porque ese era uno de sus pasatiempos favoritos, mostrarle desde los aires a María el panorama completo de las fantásticas ciudades que visitaban al ser compañeros de trabajo.

—No te engañes a ti misma, te encantan —se defendió al mismo tiempo que hacía una pirueta, lo cual causó un chillido de parte de la castaña oscura—. Sino fuera de esa manera no me dejarías susurrártelo en medio de gruñidos cada vez que te hago mía.

Esa era la sucia táctica que usaba Alfred para callar a María y ruborizarla de sobremanera, amaba verla de esa manera tan tierna y adorable, puesto que siempre demostraba ser un icono del empoderamiento para las mujeres, imagen de que podían ser audaces, talentosas y fabulosas al mismo tiempo. Pero cuando se encontraban los dos solos, ella tenía la suficiente confianza como para mostrarle hasta la parte más cálida y amorosa de su ser, así eran los trucos que constantemente hacía el rubio para enamorar a la venezolana.

Sin embargo, en éste mundo de héroes y villanos todo se vale, por eso pensaba en la amenaza que representaba la cercanía de su hermano malvado. Si era necesario para asegurar su estabilidad lo destruiría con sus propias manos.

—Ni tú, ni nadie me quitarán el legado que me ha tocado defender —se dijo a sí mismo recordando la faz marcada de Matthew, que reía ante las desgracias que ocasionaba la liga de villanos—. Continuaré forjando un mundo en el que las personas puedan sonreír y vivir en paz.

Había que confiar ante los juramentos hechos por los héroes de élite, que arriesgaban sus vidas por el bien común y que a parte de ello, anhelaban vivir con una familia siendo iguales a los demás.

Piel morena, luceros esmeraldas ℘ UsaVeneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora