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-¡¡FRANCHIS LEVANTATE!!- un grito chillón me hizo sobresaltar de mi cama haciendo que me despierte de repente. Cuando abro los ojos me encuentro con una melena negra y dos perlas mirándome con felicidad.

-¡HORA DE DESPERTAR!- Grita nuevamente.

-Si pero primero vete- digo con voz soñolienta.

-Bueno... amargado.- susurra al final pero la escucho igual. Se va corriendo soltando risas

De una vez por todas me levanto, me aseo bien y bajo a desayunar. Luego de una cálida despedida de mi madre, agarro mi mochila y mi bicicleta y me voy al instituto.

Narrador omnisciente

En la casa de los Pevalsky reinaba el silencio y la sutileza. Allyson se alisaba la falda por encima de sus medias finas color piel y camisa perfectamente planchada y su melena castaña caía por su espalda perfectamente planchado.

De repente entra una señora con su uniforme clásico de trabajo de empresas y se dirige a la señorita. Mas bien a su hija.

-Allyson ¿Ya estas lista? Te queremos en 5 minutos dentro del auto.- dijo con autoridad.

La chica delante del espejo hablo con sutileza:

-Si madre, solo un segundo mas.

La mujer miro su reloj de plata en su muñeca derecha- 2 minutos. El tiempo no espera, apresurate.- dijo en tono fuerte.

No hablo mas y salio por la puerta. Allyson, que ahora estaba terminando de aplicarse un poco de perfume channel, suspiro y se dio vuelta dispuesta a marcharse, no sin antes agarrar su bolso. Pero antes de que pudiera cruzar el umbral de la puerta la silla situada frente del escritorio se mueve. Luego las cortinas crema se mueven delicadamente de un lado a otro.

¿Ya te tienes que ir?

No te vayas, no queremos quedarnos acá. Es aburrido.

La señorita retrocede, mira a su espaciosa habitación y dice:

-Lo siento, tengo deberes que atender. Hoy voy a ir de vuelta al bosque. Se los prometo.

Escucha unos zapatos firmes que suben las escaleras y se apresura a cerrar la puerta y salir rápidamente. En el camino se encuentra con su madre y se pone firme y seria.

-Al fin, ya te estabas tardando.- dijo aquella madre que lo único que le importaba en ese momento era que su hija llegara puntual. Escucharon que desde un cuarto provenía el sonido de algún objeto cayéndose.

Basta chicos, basta.

Pensó Allyson y se dejaron de escuchar.

La madre en cambio se tenso levemente y se apresuro a actuar como si nada pasará.

-Allyson- dijo llamando su atención con un tono mas alto.- Te dije que vayamos al auto. Andando.- se fueron casi corriendo de la mansión debido a ese pequeño acto ocurrido.
Bueno solo una persona se fue así, Elizabeth.

Allyson los escuchaba siempre desde muy pequeña, se divertía con ellos aunque no los viera. A veces pensaba que los podía controlar en cierta ocaciones y así fue. Reía, saltaba, corría por toda la mansión como cualquier niño en su infancia. Hasta que su madre lo vio.

Vio y escucho como su hija hablaba sola en la mayoría del tiempo que estaba en su habitación o en cualquier otra. Sabia de quienes se trataban y eso le asustaba cada vez mas, ya que con el pasar de los años se fue haciendo mas fuerte. Ahora no solo se oían cosas que ella sola podía escuchar, si no que todo aquel ruido proveniente de la mansión eran causados por ellos.

En cuanto se entero que su hija estaba involucrada con ellos trató de hacer lo que más pudo para mantenerla ocupada y que no piense en toda esa fantasía.

Clases de piano por acá.

Clases de distintos idiomas por alla.

Entre otros deportes mas como arco y flecha, ballet y patinaje sobre hielo.

La pobre niña no hacia mas que obedecer y asentir a las distintas cosas que le proponía su madre.

Ella solo quería divertirse.
Ella solo quería jugar con ellos
Nunca tuvo algún vecino cercano con el que saliera a correr o a merendar cada tanto.

Pero lo que no sabia Elizabeth era que no podía mantenerla ocupada todo el rato. A escondidas por las noches hablaba alguna que otra palabra, así convirtiéndolos a todos en mejores amigos.

Allyson creció, ya no era la niña tierna y feliz en la que ellos la habían convertido.
Ahora era la señorita seria y fria en la que su madre quería y había convertido.

Si bien ella les dirigía algunas charlas, ya no era lo mismo que antes.

                    






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